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HISTORIAS DE LA RADIO









           Con la presente Entrada nos proponemos repasar una de las mejores películas de nuestro Cine clásico: Historias de la Radio, escrita y dirigida en 1955 por José Luis Sáenz de Heredia y producida por Cesáreo González. Una comedia urbana cuyas indudables y muchas virtudes destacaremos más adelante. 

    Antes de meternos de lleno con la película, vamos a recordar la evolución en nuestro País de la Radio, así con mayúscula, que tanta importancia tuvo durante muchos años y que sigue vivita y coleando.

    El nacimiento "oficial" de la Radio en España está ligado a una fecha y a una emisora: el 14 de noviembre de 1924 Radio Barcelona matriculada ya oficialmente como EAJ1 emitió por primera vez. No obstante, desde principio de los años veinte había ya volando por el éter programas de diversas emisoras. Se escuchaban, generalmente mediante una radio de galena. Ese primitivo aparato de radio, de bajo coste, fácil de construir y que solo se podía escuchar a través de un auricular, permitía acceder -no sin ciertas dificultades para sintonizar una emisora- a un universo de conversaciones, música y noticias..  


Radio de galena de los años 20.
 A la izquierda, el auricular
.

   
  

        Más o menos por los mismos años, los fabricantes construyen ya unos aparatos de radio dotados de mayor tecnología y lo que es más importante: están dotados de altavoz o amplificador, lo cual va a permitir que las personas se reúnan a su alrededor para escuchar una emisión, para compartir un programa. A la radio ya no se accede individualmente, en privado. Se escuchan conciertos de música clásica, programas de variedades, programas infantiles, seriales, concursos y noticiarios.  El entretenimiento deja de obtenerse acudiendo al teatro, a los toros, a los estadios o a las incipientes salas de cinematógrafo. No hace falta salir de casa.

 




        Aproximadamente un decenio más tarde, los españoles conocerán, a través de un aparato como los anunciados sobre estas líneas, los primeros acontecimientos que derivarán en una guerra fraticida. Durante la misma, la radio cumplirá para ambos bandos enfrentados un papel primordial: a través de ella ambos bandos difundirán noticias sobre la marcha del conflicto, mensajes en clave, charlas con intención de animar o desmoralizar a la población civil y muchas cosas más, como localizar familiares y sobre todo seguir entreteniendo, haciendo sonar las canciones más populares. Terminada la Guerra Civil, también a través de aparatos como este, se escuchará la voz nasal del locutor Fernando Fernández de Córdoba leyendo el último parte de Guerra: "Vencido y desarmado el ejército rojo..bla,bla,bla..La guerra ha terminado." 




        Y comenzó la posguerra. La radio era ya la reina y señora en todos los hogares; también se la escuchaba en el bar, en los talleres o en plena calle. Se sabía de la existencia de algo llamado Televisión, pero a España tardaría todavía unos cuantos años en llegar. Consecuentemente, los radio-oyentes no "ven" a los personajes de la radio-novela, no "ven" al locutor de las noticias, no "ven" al locutor que en directo les narra el curso de una corrida de toros o un partido de fútbol, y mucho menos a los participantes, pero se los imaginan. Esta circunstancia convierte el escuchar la radio en algo así como leer un libro. Se trata de un medio mucho más humilde que el Cine o esa mágica Televisión, pero en cambio estimula el oído, la imaginación de los oyentes; las voces, sus matices, cobran una tremenda importancia. En 1951 y 1952 y de la mano de Bobby Deglané, nacen dos programas que dieron un extraordinario lustre a la Radio: Cabalgata fin de semana y Carrusel deportivo. Por otra parte y a diario, los seriales atrapan a la audiencia y cuando las familias se reúnen para comer o para cenar, allí está presente la Radio, anunciando casi en plan castrense el Diario hablado de Radio Nacional de España. 

        
Cuadro de actores de Radio Madrid.
 Se puede distinguir a Pedro Pablo Ayuso, a Matilde Conesa,
 a Juana Ginzo, a Matilde Vilariño...

    Hablando de radio-novelas o seriales radiofónicos: fue el caso de Lo que nunca muere, Ama Rosa, y tantos otros. Y no queremos olvidar el Consultorio de Elena Francis, que comenzó a emitirse en 1947 ni los numerosos anuncios, algunos con acompañamiento musical de gran calidad; Concebidos en un formato atractivo y respetuoso con el público, consiguieron que todo el mundo los cantase. Mientras progresa esta época dorada de la radio, los españoles comienzan a levantar cabeza y los industriales les venden muchos, muchísimos aparatos, cada vez más sofisticados, al tiempo que las emisiones radiofónicas ya llegan hasta el rincón más apartado del País. La Radio, sus contenidos, son sumamente populares. 



 






     Va a ocurrir otro hecho de suma importancia: Hacia 1955 los aparatos de radio comienzan a incorporar transistores en lugar de lámparas: ya no hay que esperar a que se caliente al encenderla. Además, ya puede ser portátil, se puede disfrutar de ella en el campo, en la playa, o servir de distracción en la cama de un hospital. El poseer uno de estos aparatos a pilas dotaba a algunos ciudadanos, además de cierto prestigio, de un sinfín de posibilidades. Los usuarios adoraban "su" transistor, generalmente provisto de una protectora funda de cuero. Podían incorporar correa para su transporte, un auricular e incluso una antena telescópica:



 

        En nuestro cine clásico aparece el novedoso aparato en más de una película. Lo recordaremos en dos de ellas:



      Tota Alba y Carlos Larrañaga bailan secretamente acompañados por la música que emite un transistor. Lo hacen por medio de auriculares, para no ser descubiertos. (El extraño viaje. F.F.Gómez. 1964.)




    Emma Penella y Nino Manfredi bailan durante una jornada campestre aprovechando la música del transistor de una pareja muy estirada. Cuando éstos lo descubren se marchan airados: "Si quieren bailar, que se traigan su música.!". El Verdugo. L.Gª.Berlanga. 1963.



                       
 
      Y aquí dejamos esta introducción que puede servir para situar a los lectores en el entorno histórico y sociológico en que se ambienta la película propuesta: Historias de la Radio. Se estrenó -ya se ha dicho más arriba- en 1955 y se mantuvo en la cartelera madrileña durante 91 días.  

      Sáenz de Heredia, que era primo carnal de José Antonio Primo de Rivera, comenzó en el cine de la mano de Luis Buñuel, responsable de Producción de Filmófono-Roptence (Los lectores disponen de una Entrada específica en este Blog); porque le encomendó la dirección de dos películas: La hija de Juan Simón (1935)y ¿Quién me quiere a mí? (estrenada en Abril de 1936). Ambas fueron su bautizo como Realizador y obtuvieron un razonable éxito de taquilla. Tres meses después de estrenarse la segunda de ellas pasó lo que pasó y todo se puso patas arriba. Es sabido que el joven Director, que tenía entonces 25 años, se veía obligado a dormir en los parques de Madrid porque su domicilio no era seguro: Varias veces habían ido a detenerlo en plena noche. ¿Motivo? su parentesco con el fundador de Falange. De todos modos lo atraparon y también es sabido que fue precisamente Luis Buñuel quien, acompañado de empleados de Roptence, se presentó en aquel sitio de la calle Marqués de Riscal en el que estaba detenido para liberarlo y seguramente salvarle así la vida.  




    Todo lo que sigue lo saben muy bien casi todos nuestros lectores. Una vez rescatado, declinó la oferta de Luis Buñuel para trabajar con él, se pasó al otro bando como alférez y terminó la Guerra Civil con el grado de teniente. Pese a las diferencias ideológicas de ambos cineastas, éstos fueron amigos durante toda su vida. José Luis Borau, que se formó en el I.I.E.C. contaba que siendo Sáenz de Heredia director del Centro, invitó en varias ocasiones a Buñuel para presentarlo a los alumnos y que pudieran departir con él. Pensamos, y no somos los únicos, que de no haber mediado el conflicto bélico, Sáenz de Heredia habría continuado haciendo Cine sin más. Pero los encargos del Dictador para que llevase a la pantalla su Raza en 1941, más tarde para que la maquillase, y de nuevo en 1964 para que le pintase un retrato "a medida": Franco, ese hombre" hicieron de este Director el hombre de confianza del Régimen. A lo largo de su vida escribió 35 guiones y dirigió 42 películas. Por algunas recibió 11 premios que no nos sorprenden demasiado por ser casi todos del C.E.C. y del Sindicato del Espectáculo; pero otras fueron nominadas para los festivales de Berlín o Cannes. Seis veces. 
     Muerto el Dictador, Sáenz de Heredia continuó diciendo a los cuatro vientos que su mayor satisfacción en la vida había sido servirle. Aquel exceso de victoria -en palabras de Ridruejo- y de honradez le hicieron más mal que bien y la izquierda antifranquista, tan unidimensional (según de quien se trate, claro está) nunca se lo perdonó. El aficionado al Cine que sea capaz de distinguir entre ideología y oficio, de situarse en la época concreta en que se rodó Historias de la Radio y sobre todo, de apreciar una obra bien hecha, reconocerá su mérito. 
    Consiguió además despistar a la Censura, por entonces tan obsesionada con los besos, los escotes y el largo de las faldas.. Historias de la Radio está llena de mensajes, subliminales y no tanto, en los que se pone en evidencia la desatención al ciudadano, bien sea al investigador, al pobre que subsiste robando, al inquilino que no puede pagar la renta, a la viuda sin recursos obligada a tomar los más duros trabajos o al niño con una enfermedad rara que no recibe la debida asistencia, poniendo en duda la imagen de bienestar social que el Régimen pretendía irradiar. Seguro que Vds. descubren más detalles, siempre -claro está- que tengan un criterio propio.
        ¿Porqué quiso Sáenz de Heredia que la película arrancara con la alocución matinal del Padre Venancio Marcos? De este sacerdote se  conocía su ideología falangista desde antes de la Guerra Civil. Sus charlas radiofónicas dirigidas a la población, sin distinciones, le hicieron sumamente popular...e incómodo.
 No obstante fue noticia en el 41 aniversario del 18 de Julio. Ofició la misa en la Basílica del Valle de los Caídos por el alma del Dictador, pero se negó a pronunciar homilía alguna. Eso le valió silbidos y abucheos de los asistentes. 
         
 

              El Guión.

       Está construido sobre tres "cortos" independientes, tres narraciones que tienen en común precisamente La Radio como centro generador de las mismas a través de concursos, en emisiones de cara al público. Es decir, los tres sketches involucran a los presentadores en el escenario, al público que asiste en la sala y a los radioyentes, que o bien se unen al espectáculo acudiendo al plató y protagonizando la historia en cada caso, o bien están viviendo la experiencia desde sus hogares. En los tres episodios, la Radio emite un desafío y en los tres casos aparecen unos radioyentes que han recogido el guante y acuden a la Emisora. De este modo, la pantalla nos muestra cómo viven, con qué sueñan, qué necesitan; porque en los tres casos el premio es en metálico y en aquellos tiempos de estrecheces e ilusiones, el dinero movía más montañas que la fé; El salario medio era de unas mil pesetas mensuales. El Director lleva la película con maestría elevando las emociones hasta llevarlas al límite en el último tramo. 


El locutor Gabriel Matilla (Paco Rabal) invita a una muchacha
 del público a señalar un número al azar en el listín telefónico.


       Para dar cohesión a las tres historias, toda la estructura, como si se tratara de un puente, está sostenida por unos cables anclados aquí y allá a lo largo del film. A saber: dos señores entrados en carnes, huéspedes de una Pensión, abren y cierran la película escuchando la emisión matutina de gimnasia. Un presentador, Gabriel (Paco Rabal) que aspira a un mayor protagonismo, mantiene cierto amorío con una presentadora, Carmen (Margarita Andrey) que tiene sus altibajos con rival incluido (Juanjo Menéndez). También aparecen aquí y allá un matador de toros (Rafael "El Gallo"); una cantante de Copla (Gracia Montes);  un futbolista (Luis Molowny) y un grupo musical (Los Xey), todos ellos muy populares y visibles gracias a la película.  
     Por cierto, en la segunda historia, Sáenz de Heredia se adelanta más de treinta años a Woody Allen, director de la célebre Radio days. Durante un robo en un domicilio estando los propietarios ausentes, suena el teléfono y  el/los intrusos no pueden evitar la fascinación que produce la Radio y sus concursos. Se atiende la llamada y se obtiene el premio aunque a fin de cuentas es para el dueño de la casa. 
     
    Y de los actores, ¿Qué podemos decir? Muy pocas películas de nuestro Cine clásico reúnen a tantos y tan buenos profesionales. Sus desempeños, desde los protagonistas hasta el último secundario, impecables. Simplemente geniales. ¡Y además, están todos!. Podríamos destacar hasta una docena de secuencias absolutamente memorables. Las vamos a señalar porque son antológicas. Nosotros nos unimos a quienes piensan que la película está a la altura de algunas comedias de Frank Capra.  

  
      
      
        Encendamos el proyector: (Es el momento de dejar de leer esta Entrada quien no quiera que le destripemos la película.)




     Ya se ha comentado más arriba que el film arranca con dos radioyentes que cada mañana tratan de perder peso siguiendo la emisión
Gimnasia todos los días. Mientras se preparan se escucha la Oración matinal del Padre Venancio Marcos. Uno de ellos (Juan Calvo) dice: "parece que el curita cada día se alarga más."


Juan Calvo y Juan Vazquez.

         Y arranca la primera de las historias. La Emisora pone en marcha uno de sus concursos habituales, patrocinado por una marca comercial: desafían a quien se presente en sus Estudios con algún disfraz exótico o portando algún objeto estrafalario. En esta ocasión, el premio de 3.000 pesetas será para el primero que se presente vestido de esquimal, con perro y trineo.
  

José Orjas, Tomás, convence a Pepe Isbert para que se presente
al concurso. Él se encargará del traje y del trineo.


     Estos dos inventores precisan esas tres mil pesetas para patentar su pistón "a doble deflector". De no hacerlo, se les adelantarán "los de la Aeronáutica". De modo que José Isbert, muy a pesar suyo, sale a la calle preparado ya para ir a la Emisora de Radio. Había perdido el taxi que le esperaba porque alguien ofreció más dinero al conductor (al parecer había muy pocos taxis y mucha picaresca). Sufre las burlas de unos señoritos, sale alguien en su defensa y terminan todos a golpes. (El guión pone su dedo acusador también en esas gentes desocupadas, que por el supuesto gracejo madrileño son capaces de burlarse de un anciano. La pelea muestra la facilidad con que unos ciudadanos pueden  liarse a golpes con otros). El conductor de una camioneta, conocedor del asunto por haber escuchado el desafío en la Radio, le recoge movido por la compasión al verle caminando. Para evitar que se adelante otro esquimal de un coche próximo, lo inmoviliza provocando un accidente. 


Pepe Isbert ayudado por Tony Leblanc.

 



     En las escaleras del edificio de la Radio, Pepe Isbert lucha escalón a escalón con el otro  esquimal. Intentan retomar el aliento en un tramo de escalera y tienen la siguiente conversación:




-¿Porqué quiere tanto dinero?
-Para un invento importante. ¿Y usted?
-Para una señorita.
-¿Está enferma?
-¡Qué va! Está imponente.
-No sé si le he comprendido. ¿Tiene usted un lío?
-No señor, quiero tenerlo.
-Comprenda que lo mío es más importante.
-Usted no conoce a esta señorita.
-¡Aunque sea una Venus!. Un invento es algo de interés nacional. 
-Mi interés está en esa señorita. ¿Lo de usted qué es? ¿Otra bomba?
-Un pistón a doble deflector.
-Con pistones podemos vivir todos, pero sin señorita....
-Yo vivo sin señorita.
-Claro, por eso inventa usted pistones. 

  Finalmente Pepe Isbert logra eliminar a su contrincante de un silletazo y se presenta en el Estudio. Al hacerlo, se cruza con otro esquimal que se adelantó a ambos y sale muy contento con el dinero del premio. El público se ríe al verle entrar y él acepta resignado la noticia del locutor, quien le ofrece (muy frecuente también por entonces) el saludar a alguien por el micrófono:



     A través del mismo, se dirige a su socio, Tomás, para explicarle todo lo acontecido. Entre lágrimas cuenta hasta qué punto, un científico como él,  dedicado a la investigación y sin ninguna ayuda,ha tenido que ponerse en ridículo para nada. Curioso. Porque desde entonces hasta ahora venimos a vueltas con el famoso I + D. Y han pasado un montón de años.
 




El público asistente pasa de la risa a la compasión y el locutor, conmovido, le entrega otras 3.000 pesetas. Termina así la primera de las "historias". 




    En la segunda, y como hemos adelantado más arriba, aparece un hombre registrando un despacho en el que evidentemente ha entrado para robar. Es domingo y el dueño de la casa, que resulta ser el casero del ladrón, está en misa. Cuando finalmente encuentra una caja con dinero, suena el teléfono. Duda, pero termina por descolgarlo. La llamada proviene de una Emisora de Radio que, al azar, ha elegido precisamente el número de ese domicilio. El ladrón (Angel de Andrés) responde y consigue el premio de dos mil pesetas. Desecha el dinero que pensaba robar y se dirige a la parroquia, donde sabe que encontrará a su casero (José Mª Lado). Quiere ponerse de acuerdo con él para ir a la Emisora y cobrar el premio.



 
        Así lo hacen, pero tras el cobro del premio, se separan. El casero quiere denunciarlo a la Policía mientras que el ladrón ha intentado hacerle ver que, de no ser por él, no habría ganado el dinero. El uno se va a la parroquia buscando el amparo del cura párroco (Inigualable Pedro Porcel). Le cuenta a éste que trataba de robar a su casero para pagarle el alquiler; si no lo hace le pondrá en la calle. El otro se va a su despacho para comprobar la intrusión y el posible robo. Estando allí, recibe una llamada del párroco invitándole a que se pase a verle. Le convence y tratará de ponerlos de acuerdo.


 


    Y lo consigue, pero no sin vencer la obstinación del más poderoso. Queremos destacar el siguiente diálogo entre el párroco y el casero:

-Pero, vamos a ver: ¿Usted estuvo esta mañana en la iglesia?
-Si señor. En misa de una.
-¿Oyó mi plática?
-Sin duda. Toda.
-Y qué le pareció aquello de que al final de la vida será más rico el que más haya dado y más pobre el que se enterró con su dinero?
-Me pareció bien. Pero ni yo soy millonario ni pienso que me entierren con mi dinero.
-Hay muchas maneras de ser millonario y muchas también de ser ladrón.  


     Hay que ver la rabiosa actualidad de esa reflexión. Vivienda, alquileres y todo eso. Bien. El caso es que al final ambos rechazan el dinero del premio y deciden que se lo quede la parroquia. Confianza por confianza, el sacerdote les participa un secreto: él también tiene un ladrón en el templo, un pobre al que alimenta poniendo a su alcance una generosa hogaza de pan cuando entra a robar. Lo que el cura intenta, además de socorrerle es comprar su fé. Los tres atisban sin ser vistos desde un rincón y comprueban que, en efecto, el pobre ya va a misa. 
 


 

       No deja de tener su aquel el hecho de que un padre de familia, seguramente desempleado y sin recursos, pase por el aro para poder comer. La historia se supone que termina así felizmente. ¡Era una época de conversiones, misioneros y bautizo de chinitos!.

        Y vamos a por la tercera "historia". El guión, la dirección y los actores componen un relato que rueda in crescendo hasta explotar en un final que, como dijo alguien, haría llorar a un perro de escayola.  Juzguen Vds. mismos cuando la vean. 

        
        Todo empieza en un pueblecito de la Sierra de Madrid que en la ficción se llama Horcajo de la Sierra. En realidad se rodó en La Herguijuela y en Navarredonda de Gredos, municipios de la Provincia de Ávila, a cuyos habitantes saludamos desde aquí.  




        De Estocolmo llega una carta dirigida a la Sra. Eulalia, viuda sin recursos que sale adelante lavando ropa en el río. Tiene además un hijo postrado en cama por padecer una enfermedad rara. La carta la remite un famoso cirujano holmense, contestando a la solicitud del médico del pueblo, (Nicolás D Perchicot) quien le envió el historial de la criatura pidiéndole ayuda: Aquel se presta a operarlo gratis si se lo llevan a su clínica. Se calcula el coste del viaje en avión y se comprueba que hacen falta de diez a doce mil pesetas para llevar al chico y traerlo de vuelta.

    (No es casualidad que el narrador de esta historia final fuera José Luis Pecker. Este locutor destacó en la Radio por el programa Ustedes son formidables, en el que se exponía un caso de enfermedad, de exclusión social o de grave falta de medios pero dirigido a todo el País. Durante el programa el público llamaba a un número de teléfono y ofrecía su donativo. Sí. Así eran las cosas: la gente respondía y el Estado lo veía complacido). 
 
        Reunidas las fuerzas vivas del pueblo en consejo, ante la gravedad del tema y por ver la posibilidad de darle una solución, se decide iniciar una recogida de fondos entre todos los vecinos. Durante la reunión se produce el siguiente diálogo:

El maestro: 
-Nos va a llenar de vergüenza. (...) Un hombre que no es vecino nuestro, que ni conoce a la madre, que ni siquiera es español, está dispuesto a darle, él sólo, mucho más que todos nosotros juntos. ¿Qué pensará ese hombre de nosotros, y de todos los españoles..."
Un vecino:
-Pues yo digo...que para eso está el Estado.
Le responde el alcalde:
-El Estado está para otras cosas, hombre. Para hacernos los caminos y pantanos y para rascarnos los bolsillos. No para suministrarnos el amor propio que tiene que tener cada uno. 
 
    

En el centro, el maestro (Alberto Romea), el alcalde (Adrian Ortega) de pie, detrás
 el sargento de la Guardia Civil (Xan das Bolas) y el párroco (José Luis Ozores) 

   
    Una vez finalizada la cuestación vecinal, lo recaudado no llega a la cantidad necesaria: Al llegar a casa, el maestro le cuenta a su mujer que se han reunido nueve mil setecientas cincuenta y ocho pesetas; siguen faltando unas dos mil. También confiesa a su mujer que viajó el día anterior a la capital para empeñar su reloj. Al poco rato, se presentan en la casa los organizadores de un complot: quieren convencer al maestro para que vaya a Madrid, a un concurso de cultura general de la Radio (Doble o Nada), donde -están seguros- el maestro, que es un sabio, contestará a todo sin dificultad.

 
El alcalde: "habrá visto Vd. que la Guardia Civil
 no tiene malas ideas......algunas veces
".

        Sí. Porque la idea ha sido cosa del sargento de la Guardia Civil que explica: "a mí se me ha ocurrido de dónde puede salir ese dinero. Yo tengo menos luces que una bicicleta, pero de vez en cuando se me ocurren cosas. En su mano está, Don Anselmo." 
  
         Don Anselmo accede, ante la presión general y la necesidad de conseguir el dinero que falta, pero su modestia le hace pensar que es una tontería. Todo el pueblo sale a despedirle. 



       
            
    Una vez en el plató, la cosa va funcionando como le interesa a la Emisora. Comienzan con una pregunta fácil, por quince pesetas. La acierta y a la pregunta de si quiere doblar, contesta "que dobla". Sigue así, insistiendo en que dobla y las preguntas comienzan a ser cada vez más difíciles, pero Don Anselmo que posee una amplia cultura las va contestando todas. Hasta le ponen un disco de música clásica para que diga el compositor. También lo acierta.




     El presentador se va poniendo nervioso porque Don Anselmo lo contesta todo. Cuando llega a novecientas sesenta pesetas, van literalmente a por él, porque insiste en doblar. Ante la posibilidad de que el concursante doble acercándose peligrosamente a la cifra de dos mil pesetas, sacan una pregunta difícil, seguros de que aquel pobre anciano no la iba a saber contestar. 





    Mientras, en casa de la Eulalia (en la foto a la derecha), escuchan la radio emocionados. Vemos al niño (Carlos Arévalo), a la mujer de Don Anselmo (Matilde Muñoz Sampedro) y al párroco que reza y se trabuca. Simultáneamente, en la plaza, donde se ha instalado un altavoz, se sigue la marcha del concurso con gran interés. A cada acierto del concursante se le corea, lazando las boinas al aire. "Viva la madre que lo parió!" 

La pregunta con la que piensan rematar a nuestro concursante es la siguiente:
 
-Quién fue el delantero centro que marcó el primer gol oficial en el antiguo Campo Ciclista de San Sebastián, cuando se inauguró?
 
    Al escuchar la pregunta, Don Anselmo sufre un desmayo. Le atienden, le ofrecen detener el concurso y anular la pregunta, llevándose el dinero conseguido hasta el momento. Pero Don Anselmo, declina el ofrecimiento. Estando aún en el suelo, le repiten la pregunta. Se pone en pie, y con la mano en el pecho, contesta:

-"¡Yo! Anselmo Oñate, Pichirri, en mil novecientos quince, y de penalti."
(echa mano al bolsillo interior de su abrigo para sacar su cartera) Aquí tiene mi identidad y una fotografía de aquel gol.!

  

 

    El júbilo en la plaza del pueblo se desborda. Y desfilan por las calles hasta casa de la Eulalia portando en hombros al sargento de la Guardia Civil. Éste lo consiente, aunque procura no perder la compostura ni la dignidad del uniforme.


¡Alirón,alirón, Don Anselmo el campeón!



    La historia se cierra con un avión que despega camino de Estocolmo.

  



     La película termina con la clase de gimnasia que presenciamos en el comienzo. Pero hay una confusión, porque mientras el locutor Gabriel se declara a Carmen, nuestros gimnastas siguen extrañados las indicaciones que reciben.


 






    






 

    
    
 





  
    

           
    
   



    
  
    
     

LAS HERMANAS RUIZ

 

        

Tragicomedia policíaca sin mayor interés que el de
 reunir en la pantalla a las tres hermanas. 


           Esto de las tres hermanas ya lo sabía la mayor parte de los lectores, estamos seguros, pero el motivo de empezar por aquí, por esta singular conjunción de actrices y a la vez hermanas, era repasar sus carreras individuales tanto cinematográficas como teatrales y  también hablar -algo- de sus vidas privadas. La película es de 1963 y ya entonces supuso un fuerte reclamo el presentarlas por primera y única vez trabajando juntas; por aquel entonces las tres gozaban ya del favor del público.

     Las hermanas Ruiz Penella no fueron tres, sino cuatro. Emma Penella (Manuela Ruiz Penella) fue la mayor, nacida en Madrid en 1931; vino después Elisa Montés (Elisa Rosario Ruiz Penella) nacida en Granada en 1934 y la tercera de ellas, María Julia Ruiz Penella, nacida en 1937 entre Elisa y Terele Pávez (Teresa Marta Ruiz Penella), María Julia se mantuvo alejada de focos y bambalinas (y de España, porque casó con un militar estadounidense y marchó a los USA). La menor, Terele, nació en Bilbao en 1939. En el momento de escribir esta Entrada, únicamente sigue viva Elisa, a quien deseamos muchos años más entre nosotros.


De izquierda a derecha....Terele, Emma y Elisa.


         Existe una versión muy extendida sobre el origen de sus diferentes nombres artísticos: Al parecer no hay duda sobre la implicación de su padre, Ramón Ruiz Alonso, como denunciante de Federico García Lorca, propiciando así su detención y asesinato. Este hecho habría provocado que cada una de las hermanas, por vergüenza, tomase un nombre artístico bien diferente de aquel infamante Ruiz. No estamos muy de acuerdo con tan kafkiana explicación y aclararemos el porqué con un par de argumentos: Creemos que el motivo no fue la vergonzante conducta de su padre, sino el evitar llamarse todas Ruiz, como nombre artístico antepuesto a su nombre de pila. Difícilmente, habiendo nacido todas a caballo de la Guerra Civil española, hubiese supuesto lacra alguna llevar aquel Ruiz de apellido. Y tampoco en sus respectivos debuts artísticos, acaecidos todos ellos en los primeros 50. Además, hasta bien entrados los años 60 (siempre del pasado Siglo) no teníamos por aquí a Ian Gibson, cuyo estudio sobre la muerte del poeta tuvo que esperar mejores tiempos; nadie nombraba para nada el Barranco de Viznar y la voz de Ruedo Ibérico sonaba muy lejos. En todo caso, sí hubo gente con buenas intenciones y valor, como los -entonces- jóvenes juglares del grupo Aguaviva (Cada vez más cerca. 1970).  El hecho es que nuestras tres hermanas, revolviendo en el baúl familiar echaron mano de su abuelo materno Manuel Penella Moreno, compositor de música popular y concretamente de la célebre zarzuela El Gato montés.


Los abuelos maternos, Manuel Penella
Moreno
y Emma Silva Pávez.


        Hoy en día la Zarzuela no está de moda, pero en la juventud de nuestras protagonistas, sí. Y los nombres de obras y compositores eran tan populares como los del balompié en nuestros días. De este modo nacieron para la historia de nuestro cine Emma Penella, quien utilizó su segundo apellido igual al de sus abuelo y bisabuelo compositores; Elisa Montés (el Penella ya estaba pillado así que tiró mano del gato zarzuelero) y por fin Teresa, quien tuvo que conformarse con el segundo apellido de su abuela materna, la esposa del compositor, convirtiéndose en Terele Pávez. Ninguna de las tres se acogió al Silva, primer apellido de la citada abuela y nombre artístico de su tía, la célebre tiple cómica Teresita Silva o quizá por eso, su fama y personalidad debió influir en las tres. El siguiente argumento por el que no nos creemos esa explicación tan políticamente conveniente es que su tío Manuel Enrique Penella De Silva, fue un falangista de pro (en 1940 le enviaron a Berlín como Jefe de Falange en el país germano y fue corresponsal de El Alcázar). Después se desdijo, como es sabido, y se convirtió en un activo anti-nazi. De modo que esperamos haber despejado esas paparruchas. 

 

Teresita Silva.


        Empezaremos por Emma, la mayor. En 1949 y siendo una colegiala, además de conseguir meterse como meritoria en el María Guerrero, se puso por primera vez ante las cámaras como doble de luces de Amparito Rivelles en La duquesa de BenamejíLe llegó su debut profesional en una película de exaltación de los valores castrenses de La Legión (Truhanes de honor, estrenada en 1952). Sabemos por García Maroto, su director, que se rodó en Dar Riffien, en el entonces Marruecos español y que Millán Astray - visiblemente enojado por lo de "truhanes" y con el pistolón sobre la mesa- les entregó una cuartilla con las enmiendas que debían realizar en el guión. Al final hubo película, muy del gusto de la época, pero un incendio en Madrid Film destruyó años después los negativos de imagen, de sonido y positivo, privándonos para siempre de ella porque como es sabido, las copias que viajaban por toda nuestra geografía, de sala en sala, terminaban estropeadas y perdidas con los años. De modo que no podremos ver el debut de Emma a sus 21 años. A no ser que aparezca una copia por ahí...





        Su gran oportunidad surgió poco después, con un papel secundario en Los ojos dejan huellas (1952) de Sáenz de Heredia. Los protagonistas, además de nuestro Julio Peña, fueron los italianos Raff Vallone y Elena Varzi, quienes después contrajeron matrimonio. El Círculo de Escritores Cinematográficos premió a la Película, al Director, al Guión...y a la mejor actriz secundaria: Emma Penella. También el Sindicato Nacional del Espectáculo premió el film; quien sabe si porque en el film se exhibió a los moros a caballo de Franco en un cambio de guardia a la española. 






          Y ha llegado el momento de hablar de la voz de Emma y los doblajes. Su voz, tan particular, estaba causada por unos nódulos en su garganta que la obligaron a pasar varias veces por el quirófano. Se ha repetido muchas veces que siempre la doblaban porque no gustaba su voz. No es del todo cierto: mayoritariamente, la voz de Emma que escuchamos en sus películas es la suya, pero sí hubo doblajes ocasionales impuestos por no sabemos qué motivos. Por ejemplo en esta su primera película: la dobladora fue María Teresa Campos. Elsa Fábregas lo fue en otras cuatro ocasiones, pero salvo en alguna  película más no llegaron a 10 los doblajes en una filmografía que pasa los 60 títulos. 
 
           Siguiendo su trayectoria profesional, y con varias -seis- películas por en medio, la volvemos a ver como Marga (y con su propia voz) en Cómicos (1954) de José Antonio Bardem. Esta película que nos recuerda el mal viajar de Luces de Variedades (1950 Fellini) o la encarnizada lucha por reinar en el escenario de All about Eve (1950 Mankiewicz) es además de lo mejorcito del hijo de Rafael Bardem. Hablando de otra cosa: en otra ocasión trataremos el tema de las traducciones, como ese hortera "Eva al desnudo".


Esta Marga que mira la función desde las bambalinas
 tiene ya toda la fuerza que imprimirá a sus personajes.


      
     


        No vamos a detenernos en todas sus películas, pero hay dos, inmediatamente posteriores, que nos muestran ya una Emma protagonista, en las que se evidencia su calidad interpretativa y la agridulce firmeza que imprimía a sus personajes. La primera de ellas es un policíaco de Nieves Conde: Los peces rojos (1955) para la cual se contrató como co-protagonista al mexicano Arturo de Cordova, figura importante del Cine internacional. En Julio de 1955 y a punto de regresar a su País, concedió una entrevista de dos páginas a Primer Plano, en la que nombra España por arriba y por abajo, nos cuenta que sus padres eran gallegos emigrantes, que Nieves Conde es un director estupendo, que el ayudante de Dirección y mozo para atenderle en todo momento durante su estancia de tres meses ha sido eficacísimo....pero no nombra a Emma Penella -ni a nadie del resto del equipo- para nada. Suponemos que entonces las cosas eran así. Por no nombrar, no dice ni el título de la película.   


Qué cara pondrían Productor y Director al leer la entrevista, llena de elogios hacia España y los españoles y ni una palabra sobre su trabajo.



    La siguiente película, ya en 1956, fue decisiva en la carrera de Emma Penella y un hito en el Cine español de la época. Hablamos de Fedra (dirigida por Mur Oti) con ella de protagonista. Oficialmente, la película era una revisión del mito de Séneca, Fedra, hija de Minos y Pasíafe, pero trasladado a un pueblecito de pescadores de la costa levantina. Rodada en Barbate, Fuengirola y Estepona, es en realidad una especie de matryoshka: Fedra-Estrella es una joven de exuberante belleza que vive en un pueblecito costero, acosada y piropeada por todos los machos en celo y a la vez criticada por todas las viejas...y esto sucedía en aquel 1956 dentro de un País en el que todos los varones hétero estaban más salidos que un balcón y si había una joven guapa y desenvuelta era acosada, deseada.. y víctima de todos los cotilleos seniles. El éxito de la película se basó en eso: Emma Penella atrajo a las salas del País a un montón de gente a la que importaba un bledo el Teatro, la Talía esa y los mitos griegos, el ya reputado actor Diosdado y el popular Vicente Parra. Lo que querían era comprobar lo maciza que estaba la Penella y lo tolerante que había sido la Censura. Pero sí: todo un éxito. ¡tiempos aquellos!





        Y cómo no: Emma tuvo el Premio a la mejor Actriz del C.E.C. por su interpretación. Película y actores viajaron a Grecia, País muy interesado en la recreación de sus mitos culturales, y la fama de la actriz creció como la espuma. Por cierto, Emma se llevó a su hermana Elisa. Las dos habían de coincidir en varias películas posteriores. 




                     
        
        En 1957 Emma lleva ya 13 películas. Antes de terminar los años 50 participará en cuatro producciones más. De entre ellas queremos destacar Un marido de ida y vuelta, del mismo 1957. Dirigida por Luis Lucia (por favor, no digan Lucía); esta obra de Teatro de Jardiel Poncela, con su particularísimo humor, ya había sido un éxito clamoroso antes de ser llevada al Cine. Además de una hábil dirección y el  desempeño de los protagonistas Emma Penella Fernando F. Gómez, es también una muestra del buen hacer de nuestros secundarios. Quizá ahora, que se respeta más la figura de Jardiel y parece que le han levantado el castigo por no ser bastante rojo, sea el momento de verla y disfrutarla. Emma está estupenda. 



 


        Hasta La cuarta ventana (1963) por la que nos hemos asomado  para hablar de las hermanas Ruiz, Emma participó en numerosos rodajes y con frecuencia en papeles protagonistas. No nos vamos a extender demasiado: Casi siempre eran papeles trágicos y quizá el más significativo fue el de Juana en El amor de los amores (1962), dirigida por Juan de Orduña (no lo puede negar) y que juntó de nuevo a Emma con el mexicano Arturo de Cordova, redondeando el reparto Jorge Mistral. Se trata de un drama rural al que no le faltan tintes religiosos;  nos presenta a una señora estupenda casada con un hombre mayor y además ciego. Aparece un aventurero y...se desatan las pasiones aunque, como era normal en aquella época y pese a que llegan a escapar juntos, terminan recibiendo su merecido castigo con los renglones torcidos y todo eso.



        El mismo año 1963 verá la luz una de las películas más populares y -entonces- controvertidas del Cine Español: El verdugo, dirigida como todo el mundo sabe por Luis Gª Berlanga. En ella, Emma   encarna a la perfección a Carmen, la hija de Amadeo (Pepe Isbert), el ejecutor. Por aquel entonces, gran parte de las jóvenes influenciadas por la sociedad y por la Iglesia, debían cazar o pescar marido; sólo como esposas y madres su vida continuaría teniendo algún sentido y la necesaria seguridad. Los otros caminos eran vías muertas: o el convento, o el lupanar, o una vida tras los visillos.  Aquí, la Penella recrea un personaje lleno de ternura, inocencia y también determinación: no es nada fácil para ella encontrar a alguien que la acepte como hija de un verdugo. No se trata, como en tantos y tantos papeles anteriores y posteriores, de una mujer que toma lo que quiere; aquí acepta feliz lo que la vida le ofrece. La película, multi-premiada dentro y fuera de España distinguió especialmente la interpretación de Emma. Valdría la pena dedicar una Entrada exclusivamente a este film. Fue también este 1963 el año de su accidente de automóvil con Paco Rabal, que dejó a éste con el rostro desfigurado de por vida. 
      




       

         Llega 1966 y con él dos películas que siguen sacando partido de esa Emma capaz de encarnar personajes duros como el pedernal. La primera de ellas La busca, dirigida por Angelino Fons que adapta la   trágica novela de Pío Baroja, ambientada en los desbaratados arrabales del Madrid de 1.900. Ni siquiera la presencia de una jovencísima Sara Lezana consigue romper la dureza de este film en el que, de nuevo, Emma Penella encarna a una desesperada más de los bajos fondos, revuelta con elementos de la peor extracción social.
 


 


        La segunda película de aquel año fue Lola espejo oscuro. Dirigida por el debutante Fernando Merino (con el apoyo de Sáenz de Heredia) adapta una novela de Darío Fernández Florez. En dicha obra se trataban las andanzas  de Lola, una prostituta de lujo en el Madrid de los años 60. Y para regocijo del morbo nacional la película venía que ni pintada. Una vez más, nuestra Emma tiene que sacar dureza y desparpajo en su interpretación, dando vida a un personaje al que lo único que le interesa es conseguir la pasta de sus clientes de altos vuelos. Tampoco era ni será la única. 

         En 1967, si no andamos errados, Emma Penella se casó con el Productor Emiliano Lapiedra, con el que tuvo tres hijas: Emma, Lola y Emiliana. Nuestra Emma siempre dijo que se había casado por amor y que Emiliano fue en todo momento el hombre de su vida.


Con su marido y sus hijas: Emma, Lola y Emiliana.

  

        Nos vamos a detener en 1970 con otra de sus películas. Se trata de Fortunata y Jacinta, una digna adaptación de la célebre novela de  Benito Pérez Galdós. La dirigió Angelino Fons y la produjo Emiliano Lapiedra, adelantándose 10 años a la célebre serie para TVE que dirigiera Mario Camus, muy bien hecha, por cierto. Con todo, recibieron tanto Emma como la película, numerosas distinciones.


                       

        La cinta de Angelino Fons, con todo su buen hacer y sin perder de vista que diez años de entonces eran mucho, quedó arrollada por la serie de Camus:  un formato serie de 10 capítulos da mucho más de sí a la hora de adaptar un novelón como el de Galdós; el reparto de la serie no pudo ser más acertado y los personajes/actores mejor escogidos, salvo en el caso concreto de Fortunata. Tal y como la describe el autor de la novela, Fortunata es Emma Penella. Demasiado tarde ya para dar la imagen que le venía como anillo al dedo en la película. 






Emma Penella (Fortunata) coincidió en la película
 con su hermana Terele Pávez (Mauricia"la dura")
  

        
        Para los límites temporales de este Blog poco más hemos de añadir. Ahí quedan las películas que fueron importantes y que ahora despiertan escaso interés. Hasta su muerte en 2007 con 76 años siguió trabajando, haciendo Cine y sobre todo Televisión, con trabajos adaptados a su edad y desempeñados impecablemente, entre los que destacan los 91 episodios de la serie Aquí no hay quien viva. Ese material resulta fácilmente accesible para cualquier aficionado. Por último, no podemos terminar su semblanza sin recordar que, además de los muchos premios que acumuló a lo largo de su carrera, se le concedió la Medalla de Oro a las Bellas Artes en 1997.       



Elisa Montés.

     
        Debemos seguir adelante y vamos con la segunda de las hermanas: Elisa Rosario Ruiz Penella, conocida en el mundo del Cine y el Teatro como Elisa Montés, nacida en Granada en 1934. Debutó en el Cine en 1954, con la película Elena. Ese mismo año se puso ante las cámaras en dos películas más: El mensaje y Once pares de botas. De su trayectoria profesional hemos de destacar varios aspectos: El primero de ellos, su proximidad al clan profesional de los Ozores que le proporcionó amor, cine y televisión; el segundo es su maleabilidad como actriz que la llevó muy temprano más allá de nuestras fronteras a participar en películas de variado género y en numerosos westerns; y el tercero su gran capacidad como actriz de Teatro. 
        Vamos con el clan de los Ozores. El primer contacto del que tenemos noticia se produce en la película La vida en un bloc, dirigida por Luis Lucia en 1956. En ella coincide, casi de refilón con José Luis Ozores. Ese mismo año viaja a Italia para hacer una comedia (Noi sismo le colonne) que aquí se tradujo como Adiós juventud.




     Por entonces, aquello de ser contratada para rodar en Italia no era cualquier cosa y además abría puertas, como se verá más adelante. Coincide en el film con Vittorio de Sica (al cual atraían poderosamente las españolas) y con Franco Fabrizi quien ese mismo año puso de los nervios a Berlanga durante el rodaje de Calabuch.
        Al año siguiente, Elisa coincide con su hermana Emma en el rodaje de El batallón de las sombras, un film machista presentado como todo lo contrario. Lo mismo sucederá con Eva 63 (1963). Y un año después, en 1958 bajo la batuta de Pedro Lazaga, protagoniza El aprendiz de malo, flanqueada por José Luis y Antonio Ozores.


Aprendiendo a lavar en el río...


         Parecido reparto presentó la película El puente de La Paz, pero esta vez ya con los tres hermanos. La dirigió Rafael J. Salvia, por lo que la presencia de Mariano fue la de mero actor. 


Elisa Montés y José Luis Ozores en una
 secuencia de El puente de La Paz.

        
        1959 será un año pleno en acontecimientos cinematográficos y sentimentales para Elisa. Por un lado, protagoniza el film Las dos y media y...veneno. Es una película clave porque ya la dirigió Mariano Ozores. El reparto reunió a Elisa con José Luis y Antonio Ozores y...con su hermana Terele Pávez.




         También será el año de su compromiso con Antonio Ozores, que  se materializó en boda al año siguiente. El público se quedó un tanto desconcertado, porque era Jose Luis -y no Antonio- el antihéroe eternamente enamorado de Elisa en todas las películas. De los dos hermanos, Antonio daba siempre la nota cómica de caradura desenvuelto, mientras que José Luis basaba su comicidad en la cortedad y timidez, con tartamudeo incluido si venía al caso.

 



        En 1960 otra película que solo podemos entender en la España de entonces. Vino un japonés -Toshio Masuda- y rodó un film que venía a ser una mezcla de samurais y toros de lidia. Por supuesto, salvo alguna excepción, se trajo todo el equipo y fueron escasas las contrataciones de actores y actrices españoles. Una de ellas fue Elisa.


"El hombre de los toros".


   
     Siguió trabajando en colaboración con el clan Ozores, ahora ya casada con uno de ellos. El siguiente film que salió de tan curiosa asociación familiar fue Salto mortal de 1962.


                        
  

           Dirige Mariano, actúan José Luis, Antonio y su joven esposa; también hay un papel de camarera para la hermana pequeña: Terele Pávez.
 La cinta viene a ser un drama circense de ambientación rural, con el proceloso trapecio, imán para el público pero fuente de rivalidades, y una muchacha en silla de ruedas. A destacar el papel de ilusionista cara dura de Antonio Ozores, brillante siempre en tantísimas películas. Unicamente Tony Leblanc podía disputarle aquella jeta hecha de profesionalidad e instinto aprendidos en la calle.
 

Terele y José Luis en Salto mortal.



        Uno de los últimos films que reunieron a Elisa con el clan Ozores fue Suspendido en sinvergüenza, en 1963. La película presenta la tesis de lo difícil que resulta a una buena persona comportarse como un sinvergüenza sin escrúpulos. Ejem...
 


            
          Hasta el final de la década de los sesenta, Elisa hará todo tipo de cine: producciones nacionales y mucho spaghetti western -unos 15 aproximadamente- fruto de sus contactos en Italia que la hicieron  allí muy popular. También estuvo rodando en Alemania películas de espías, aventura y misterio. Además, su presencia en TVE era cosa corriente. Durante esos años participó en la programación de Estudio 1, Teatro de siempre, Teatro de Humor, NovelaGran Teatro, y lo que es más importante: en la TVE supuestamente aperturista. Vamos a explicarnos: Durante los años 60 las gentes que hacían Televisión tenían la boca bien cerrada, pero se dieron unos casos que podemos agrupar bajo la denominación de bocanadas aperturistas: la Censura las permitía porque ofrecían al exterior una imagen liberal (incluso se las premió en algún Certamen fuera de España); sus avispados y sobrevalorados creadores alcanzaban altísimas cotas de popularidad entre los televidentes y éstos se iban a la cama pensando que algo estaba cambiando. Vienen a cuento porque Elisa estuvo en el reparto de alguno de ellos. Vamos a repasarlos, porque no fueron muchos: Historia de la frivolidad en 1967 y El irreal Madrid en 1969; algo más tarde, en 1972 y sin Elisa, La cabina, con su famoso mensaje subliminal.

Jefa del salero en el Irreal Madrid.
 Cortijera en Historia de la frivolidad.





        En 1968 sucedieron muchas cosas. El matrimonio con Antonio Ozores se deshizo. Por acuerdos o desacuerdos de la pareja, la hija de ambos, Emma Ozores, que contaba siete años de edad se fue a vivir con su padre. Aquí no hurgamos en los entresijos de las familias, pero la célebre coletilla de Antonio Ozores: "!No hija, no.!" debió ver la luz por aquel entonces. Coinciden numerosas versiones en que Emma era una niña difícil. Nosotros añadimos: "Cómo tantos otros"; Después crecen, cambian, y todo se olvida. No hace falta añadir lo que todo el mundo sabe sobre esta magnífica actriz y su trayectoria profesional, continuadora de la saga.


Emma Ozores.

            
        En mayo de aquel mismo año falleció José Luis Ozores, alias  Peliche, después de luchar durante mucho tiempo con una esclerosis múltiple que lo confinó en una silla de ruedas y se lo llevó poco a poco. Ojalá hubiese podido vencer a la enfermedad con un K.O. como el que propinara al boxeador Molina. Toda España lloró su pérdida.




         Dos años antes se había estrenado la película Hoy como ayer, que fue un poco de todo: su despedida de los platós actuando ya sentado en todas las secuencias, el trabajo de sus hermanos y la despedida de muchos actores que están en el reparto por cariño y amistad. Si deciden  verla, sean ustedes condescendientes; El guión es malo y a los dos hermanos -Antonio y Mariano- se les ve ya el plumero del cine casposo-baboso que harían más tarde en la Transición. Los actores, genial.


¡Querida Concha!
 También ella quiso salir y cantar en Hoy como ayer.



     José Luis dejó tres hijos: Adriana y los gemelos Mariano y Pelayo.  Al igual que su prima, Adriana también quiso ser actriz. Lo es. Y de las buenas.
 



        Vinieron después otras películas, con chulos, ambiciosas, fulanitas con y sin menganos, guateques y polvos mágicos; fue el cine que arranca un poco antes de la muerte del dictador, que se prolongó durante bastante tiempo después y que tanto nos avergüenza. En honor a la verdad no todo fue así: Elisa tuvo el papel de madre de Bea en Verano Azul, serie por la que se han interesado los servicios de espionaje de varios países como herramienta para hacer confesar a sus presos a base de hacérsela ver cien veces seguidas: En cuanto se escucha la sintonía, comienzan a largar. 

    Por último hablaremos del Teatro. Elisa Montés hizo Teatro y lo hizo muy bien. Ejemplos pueden ser El baile de los ladrones de 1960 o La noche de los cien pájaros en 1972. Pero hemos de referirnos a Las prostitutas os precederán en el Reino de los Cielos. En 1983, su autor el P. Martín Descalzo confió a Elisa y su Compañía la obra mencionada.
  


  
        
     En el momento de escribir esta Entrada, Elisa Montés, es la única de las tres que sigue viva con 88 años. A lo largo de su vida profesional recibió bastantes distinciones, pero queremos destacar los recibidos por el C.E.C. en 1954, el de Mejor Actriz en la Seminci de 1956, otro del Sindicato Nacional del Espectáculo en 1975 y un Premio Especial del Almeria Western Film Festival en 2017. 

        
    Y vamos con Terele (Teresa Marta Ruiz Penella), la menor de las tres hermanas.

Debut en Novio a la vista como Pecas. 1954

    

       Ya la tienen Vds. ahí: en el reparto de Novio a la vista. Había nacido 15 años antes en Bilbao. Al parecer comenzó haciendo Teatro y  una vez metida en ese mundo, tuvo una discusión con Miguel Narros: éste la abofeteó y ella le denunció obteniendo una sentencia a su favor. Sigamos con el Cine: Unos años más tarde -en 1959- fue Manuela en Quince bajo la lona, una comedieta sobre los amoríos, sueños y trapisondas de unos aspirantes a alférez durante su estancia en el campamento. Y ya tenemos a Terele lanzada, porque ese mismo año participa en dos películas más: Las dos y media y veneno, en la que coincide con su hermana Elisa y el clan Ozores y como Pili en Tenemos 18 años

Las dos y media y veneno: "chica morena en consulta veterinario".
Por aquel entonces podría hacerle sombra a sus hermanas.


Con Isana Medel (dcha) en Tenemos 18 años.



        En 1962 la encontramos de nuevo en Salto Mortal, compartiendo reparto con su hermana Elisa:


Camarera en Salto mortal.


        
          Tras La cuarta ventana, película de 1963 que ya hemos glosado aquí, comenzó la que sería una carrera dedicada a la Televisión. Hizo Primera Fila (1963), Estudio 1 (1966/1967), Fábulas (1968), Teatro de Siempre (1966), Juan y Manuela (1974) El Teatro (1974) Novela, Cañas y Barro (1978), Noche de Teatro, La barraca (1979), y un largo etcétera. No obstante, seguía haciendo cine y en 1964, por ejemplo, aparece en dos películas: El espontáneo y La boda era a las doce, protagonizada ésta última por Concha Velasco y Pepe Rubio

        En 1970 participa en el rodaje de Fortunata y Jacinta de Angelino Fons en papel de Mauricia "La dura", como ya ha quedado dicho más arriba al hablar de su hermana Emma


Mauricia "La dura" camelando a la monjita carcelera.

        
        Vinieron después varias películas, como El día de la bestia en 1995, y el año siguiente una Celestina que provocó los mayores elogios de la Crítica pero que no llegó a optar a los premios Goya. Hizo también varios capítulos de la exitosa serie Cuéntame cómo pasó, y en 2013 se puso ante las cámaras para hacer de Maritxu en Las brujas de Zugarramurdi. Para nosotros, la mejor Terele está hincada en el corazón de Régula, personaje de Los santos inocentes dirigida en 1984 por Camus. Su capacidad de encarnar el personaje es una cualidad más bien escasa en nuestros días. Y no hay ningún secreto: En cuanto sale en la pantalla te olvidas de que es Terele y es Régula


Régula (Terele) en Los Santos inocentes.

Ya los conocen Vds, pero por si acaso: de izquierda a derecha Terele, Camus, Juan Diego, Alfredo Landa y Paco Rabal. La foto se tomó en Cannes en 1984. Se les ve muy contentos porque se trajeron premios ex aequo al mejor Actor para Alfredo Landa y Paco Rabal. Desgraciadamente ya están todos muertos. ¿Quién tomará tan precioso testigo?

           

        Si examinamos la carrera de Terele, salta a la vista que ha brillado más en el Teatro y en la Televisión. Aunque madre natural del Teatro, la Dramaturgia también comparte, y mucho, con las series televisivas. También con el cine, pero menos. Durante los años 60 y 70, pisó las tablas en varias ocasiones, aunque seguía con apariciones esporádicas en TVE. En 1964 con Diálogos de la Herejía, de Agustín Gómez Arcos; en 1968 con La casa de las chivas, de Jaime Salom y ya en 1978 con La Celestina en la versión de Cela. 






Con Paco Valladares en La casa de las chivas.



        En cuanto a la vida privada de Terele, y teniendo siempre el respeto como inspiración de cuanto digamos, tenemos noticia de que mantuvo cierta relación con el pintor Ruiz Balerdi a mediados de los años 70. Poco después se casó con el editor José Benito Alique y tuvieron un hijo: Carolo, nacido en 1973 y tristemente fallecido en 2022. Madre e hijo estuvieron siempre muy unidos porque tras la disolución de su matrimonio, Terele lo crió sola. Su ex se volvió a casar, nada menos que con la entonces Ministra Cristina Alberdi, pero en los años 80 este hombre pasó a mejor vida. Poco antes del accidente vascular que se la llevó por delante en 2017, Terele había llorado el fallecimiento de su hermana Maria Julia (la de los Estados Unidos). Diez años antes, ya tuvo que decir adiós a Emma. Con todo, las vueltas de la vida le evitaron el doloroso trance de perder un hijo, porque Carolo apenas la sobrevivió cinco años, y no llegó a cumplir los 50. 



 
        Nos queda hablar de los galardones que Terele recibió a lo largo de su vida y que -se supone- premian los trabajos bien hechos. Vamos allá, y si nos dejamos alguno, seguro que ella nos lo perdona: de 6 nominaciones en los Premios Goya a la mejor actriz de reparto, se le entregó el del año 2013 por Las brujas de Zugarramurdi. La Unión de Actores fue más generosa: En 1996, premio a la mejor protagonista por La Celestina. En el año 2000 mejor secundaria (cine) por La comunidad. En 2002 premio a la mejor secundaria de televisión por Cuéntame cómo pasó. El C.E.C. la distinguió en 2013 como actriz de reparto por Las  brujas de Zugarramurdi. El mismo año e idéntico galardón le fue concedido en los Premios Sant Jordi. También, años antes, la distinguieron como mejor actriz española por su papel en La Celestina.

 

Teresa Marta Ruiz Penella. Terele Pávez. 



        Y hasta aquí casi toda la vida y obra de estas tres magníficas actrices. Un orgullo para nuestro Cine.