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VIDA EN SOMBRAS: PRIMERA PARTE

 



        Le toca el turno a este singularísimo y bastante desconocido clásico del Cine español: Vida en sombras (1947). Pero antes, para poder hablar de la película, de su autor y del estado de las cosas por aquel entonces.. y para que nos entiendan los lectores de cualquier edad, tendremos que situarnos algunos decenios más atrás. Y de la película en sí, la trataremos a fondo en la siguiente Entrada. 
     Como es sabido, en los años veinte y treinta del pasado siglo se popularizó el cine a nivel universal, despertando el interés de las masas. La industria no quiso restringir el invento del cinematógrafo al ámbito profesional y se lanzó a vender el milagro del cine, la fotografía en movimiento, al público en general. La gente se sintió cautivada de inmediato ante la posibilidad de filmar, de dejar atrás las imágenes heladas de la fotografía tradicional y pasar a capturar  la vida tal y como era. Y de este modo, los grandes fabricantes no tardaron en inundar el mercado con sus productos. A España, al igual que a gran parte de Europa, el cine doméstico nos llegó de la mano de la firma francesa Pathé Fréres: En 1922 lanzó su concepto de cine para aficionados que se hizo popular rápidamente: El sistema Pathé Baby. No era demasiado caro, pero sí un capricho reservado a las clases acomodadas o a aquellos que sintieran el gusanillo del cine. El sistema Pathé Baby consistía en una filmadora que utilizaba película de 9,5 mm. Una vez revelada ésta, el proyector de la misma marca permitía proyectarla.  


La cámara Pathé Baby. El motor funcionaba
 dándole cuerda como a un reloj, sistema extendido
a todas las marcas a lo largo de los años.


            Eastman Kodak no tardó en incorporarse al mercado ofreciendo su sistema de cámara y proyector de 16 mm. A lo largo de las décadas de los años 40 y 50, era ya habitual ver a los profesionales filmando noticieros y documentales con cámaras de ese formato. También, aunque todavía era raro, se iba viendo a particulares que filmaban sus experiencias familiares e incluso pequeños documentales y montajes caseros. De hecho, existen llamativos ejemplos del llamado cinema amateur, vinculado al excursionismo o los viajes, por toda nuestra geografía -y en concreto en Cataluña- desde los años 30. Estos cineastas se veían obligados a realizar tomas muy cortas: la película era cara y una vez impresionada había que enviarla por correo para su revelado. La nueva afición, al igual que sucediera con la fotografía, se iba extendiendo también entre los miembros de la clase media.


 
Recomendamos la visión del documental "Un instante en la vida ajena" sobre la
 figura de Madronita Andreu, pionera del cine amateur. Dejó un legado de más de 900 latas con sus filmaciones en 16 mm.

        Los lectores de cierta edad recordarán haber visto ya en los años 60 -incluso antes- a alguno de estos aficionados filmándolo todo sin parar: Operadores espontáneos que todavía eran un fenómeno raro, un exotismo que imponía respeto a los ciudadanos normales haciéndoles posar con una cierta dosis de mansedumbre o vanidad. Eastman Kodak también había comercializado su modalidad de 8 mm (También llamada Single 8) en 1932. Este nuevo formato, más económico, terminó por hacerse sumamente popular, pese a los esfuerzos de los promotores del   paso de 9,5 mm. como ilustra el siguiente anuncio de la época:





         En 1965 se mejoró con la versión "Super 8", expresión que ya resultará más familiar a los lectores. A partir de los primeros años 70 la actividad tomó -y aquí vamos a generalizar un poco- dos vertientes: La primera ocupada por el cada vez más pujante cine doméstico, con filmadoras (o tomavistas) de Super 8, dotadas de motor eléctrico a pilas, zoom, gran variedad de accesorios y la posibilidad de añadir a las películas una "pista" magnética para poderlas sonorizar.
         


Anuncio de la japonesa Canon. 1976.


                 La otra vertiente estaba regentada por la veterana cámara de 16 mm. cada vez más mejorada, que proporcionaba una gran calidad de imagen. Era la favorita de los aficionados más exigentes, obligada herramienta de los profesionales de la información y una especie de tótem para los cineastas en ciernes. Dentro de este formato eran muy populares, entre otras, la Bell & Howell, la Bolex, la Paillard, la Kodak o la Eumig. Todavía se utilizan: su presencia en un rodaje viene siempre asociada a términos como precisión y profesionalidad. El triunfo de lo clásico.



La Beaulieu R-16 de 1958. Ya disponía de motorización eléctrica y visor réflex.


       
El legendario proyector compacto Bell & Howell de 16 mm. Su portabilidad permitió llevar el cine a poblaciones y centros donde no había un equipo fijo. Incorporaba sistema de sonido y se manipulaba accediendo a la maquinaria mediante portezuelas
 que además ventilaban el calor que desprendía la lámpara. Una simple sábana permitía comenzar la proyección en cualquier lugar en el que hubiese una toma eléctrica. 

                     

       ( En los años 80 llegaron las aparatosas video-cámaras de cinta magnética con sistema VHS o BETA. Todavía las utilizan algunos periodistas. Más tarde las cámaras y sus cassettes se hicieron más pequeñas pero fueron rápidamente barridas por el sistema electrónico de almacenamiento digital. La telefonía móvil lo ha cambiado todo para siempre. Hemos de añadir que curiosamente, a pesar de las múltiples funciones de los smartphones, los usuarios prefieren en su mayoría fotografiar más que filmar).              

            Esta introducción era necesaria para situar en el relato al sufrido artífice de Vida en sombras. Nuestro hombre se llamaba Llorenç Llobet Gràcia. Había nacido en 1911, en Sabadell y era hijo de un acomodado empresario dedicado al transporte y aficionado a la fotografía. Estudió en los Maristas y en su 17 cumpleaños recibió el ansiado regalo: Un equipo Pathé Baby. Es este el momento en el que nace el Llorenç Llobet cineasta, porque en lugar de desperdiciar unos cuantos rollos de película filmando tonterías y  abandonando después el aparato en un rincón, se lanzó como un poseso a rodar una historia. Tenía tanta ilusión que no esperó una jornada campestre o alguna celebración: Subió a la azotea de su casa, no sin antes pergeñar un guión, y filmó a sus hermanas y otras criaturas en una película que tituló Un terrat (una azotea).


Llorenç ejecuta un truco de magia en "Un terrat"

             
  
               

            Y ya no paró. En el siguiente año fundó con Josep Torrella la sección de Cine Amateur del Centre Excursionista del Vallés. Fue la segunda de España. Y filmó, siguió filmando sin parar. Ese 1929 ya se atreve con un reportaje sobre la Exposición Internacional de Barcelona. Durante la década de los años 30 se convertirá en una figura del cine amateur: títulos como El año 1932 en la pantalla; Suicida (1934) u Olimpiada Popular (1935) le consagran y le van proporcionando una sólida formación. Mientras tanto, no ha dejado de ver cine, compulsivamente, aprendiendo de todo lo que ve. En 1935 crea la Asociación de amigos del Cinema de Sabadell, junto a Josep Torrella  y Joan Blanquer.  En 1936 se casa con Beatriz Sans con quien tendrá dos hijos, un niño y más tarde una niña.


Llorenç Llobet i Gràcia.


            Aquí se abre un paréntesis, que se inicia en 1936 y termina en 1943. Poco o nada sabemos, sobre el trienio bélico y la inmediata posguerra. No hemos conseguido datos contrastados para explicar aquí cómo influyó todo aquello en la empresa familiar y de rebote, en su patrimonio; qué sucedió al inicio de la Guerra Civil; en qué bando luchó Llorenç, si es que lo hizo en alguno de los dos; Por qué vicisitudes pasó su familia: algo -muy poco- hemos leído sobre  la muerte de su padre, de la que, según parece, se tuvo constancia al terminar el conflicto bélico. 




         
        En el mencionado año 1943 promueve la construcción de un nuevo cinema en Sabadell: "El Rambla" segundo en importancia tras el Salón ImperialSus iniciativas como empresario habían comenzado antes arrendando un cine sabadellense y gestionando otros dos. Pero tanto él como sus socios fracasaron en la administración y todo quedó en manos de su oponente en la cinematografía local: el exhibidor Parcerisa. No obstante ello, y armado con su cámara de 16 mm. siguió filmando y llevando a concurso sus trabajos, muchos de ellos distinguidos en los certámenes: Contrastes de 1944, El Valle encantado y El Diablo en el valle en 1946, y De interés matrimonial en 1947. En 1945, la prensa especializada al hablar del cinema amateur, contaba a sus lectores que el Institute of Amateurs Cinematographers de Londres, y la American  Society of Cinematographers, entre otras, conservaban escogidas obras españolas y que en concursos europeos como la Bienal de Venecia se premiaban muchas cintas de nuestros aficionados. A nivel nacional podemos destacar el Concurso Nacional de Cinema Amateur, organizado por la Sección de Cinema Amateur del Centro Excursionista de Cataluña. Incluímos un recorte con los galardones entregados en el Certamen de 1947. Resulta muy ilustrativo, porque muestra la existencia de unos premios oficiales, de otros promovidos por diversas instituciones, revistas y comercios del ramo y sobre todo, los otorgados por las poderosas multinacionales, fabricantes de película, de cámaras o de ambas cosas: Agfa, Ferrania, Gevaert, Kodak, Paillard, etc... 




  
        Los lectores que tengan la suficiente curiosidad (y posibilidad de ver ampliada la imagen) descubrirán detalles interesantes: que nuestro Llorenç LLobet aparece distinguido en varias ocasiones, y también Madronita Andreu (de Klein, su segundo esposo); además concursaba -y tuvo premio- otra mujer: Manuela Punsola. Se entiende que todos utilizan ya cámaras de 16 mm. porque se cita, como excepción, una de las obras presentadas rodada en 8 mm. 


Anuncio de Casa Baltá, uno de los patrocinadores de los premios.


  
        Ese mundillo del cine de aficionados tenía su propio runrún, creado por la competencia entre sus miembros a lo largo de los años. La prueba es que, cuando Llorenç se decidió a rodar una película, "su" película, de fotograma y duración profesionales, los miembros más autorizados del cinema amateur lo consideraron un "traidor", aunque se despidió del cinema de aficionado con -para algunos- su mejor corto documental: Pregària a la Verge del Colls presentada en 1948, distinguida y premiada unánimemente.

         

        Y empezamos a hablar de la película: Llorenç, perdidamente enamorado del cine tenía amistad con Carlos Serrano de Osma y con Adriano Del Valle, éste último director de la Revista Primer Plano de la que ya hemos hablado en alguna Entrada. Estas y otras relaciones con profesionales del cine le empujaron a emprender su aventura personal: Dirigir el film Vida en sombras, con guión suyo y de Victorio Aguado, y poniendo al frente de la fotografía a un eficaz Salvador Torres Garriga. No se escatimó a la hora de elegir el reparto: el protagonista fue Fernando Fernán Gómez, recién casado con Maria Dolores Pradera, su esposa en la ficción. La familia Pomés: Félix ( el padre y titular de una Entrada en este Blog) y su estupenda hija Isabel. De madre y esposa de éstos hizo actriz Graciela Crespo. 
      Abundando en lo que siempre decimos sobre España, su Guerra Civil y su postguerra, tan llenas de luces y sombras, encontramos al debutante Fernando Sancho quien aparece a lo largo de toda la película en uno de los principales papeles. Había luchado en el bando nacional como Caballero Legionario alcanzando el grado de teniente. Después se convirtió en un actor muy popular con una filmografía de 240 títulos. El ayudante a la dirección, por su parte, fue Pedro Lazaga. Había luchado en el bando republicano pero tras la Guerra Civil se alistó en la División Azul para marchar a la lejana Rusia a pelear junto a la Wehrmacht. Como Luis García Berlanga o Luis Ciges. 




        Vida en sombras fue y es una obra muy poco conocida, exquisita, arriesgada, y tan rara para su época que no la entendió ni Dios, empezando por la Junta Superior de Orientación Cinematográfica, responsable de otorgarle la correspondiente calificación para lograr una mayor o menor subvención. Aquellos funcionarios de zancada y miras más bien cortas, se despacharon a gusto descalificándola con estas palabras: "sin interés en ningún aspecto, inconcebible, inaceptable, inadmisible, impresentable". ¡Y encima pasada de moda porque ya no se hacían películas sobre la Cruzada.! Además la tomaron por un documental y por tanto presentada equivocadamente. El alcance de aquellas calificaciones no se reducía a chulear el crédito oficial, contenían también prohibiciones expresas de exportación o de exhibición en determinadas salas. Aquí hemos de decir que, quitando unas tonterías en el habitual rifirrafe previo con la Censura, a menudo tan estúpida, (querían que quedase clara su posición en la Guerra Civil, o cuestionaban porqué se sentía culpable el protagonista) no fue un caso como el de otras obras prohibidas y martirizadas. Creemos equivocados a aquellos que pontifican hablando de prohibiciones y del malditismo de Vida en sombras; agitar el espantajo de la Censura siempre queda bien. Pero no, no la prohibieron, no la hicieron un film maldito, simplemente no la entendieron y la condenaron, al igual que el público en su inmensa mayoría a una triste postergación. Nadie estaba preparado para un film tan brillante, poético, con un discurso visual casi experimental, con sus secuencias mudas, sus travellings, sus movimientos de cámara absolutamente innovadores, con su mezcla que realidad y ficción con pinceladas surrealistas.             
                La calificación de Tercera Categoría que recibió, supuso la ruina. Ni un céntimo de subvención. Llorenç que había comprometido y empeñado en su proyecto mucho dinero propio y ajeno, se arruinó.  Además, aquel mismo año 1948 falleció su hijito por complicaciones en lo que, al principio, parecía una herida sin importancia. Llorenç se autoculpó de aquella muerte y cayó en una profunda depresión que hizo necesario su internamiento en un centro de reposo. 
        Al año siguiente, el Productor Barnola, con el consentimiento de Llorenç LLobet y la ayuda del Director Antonio del Amo, alteró el montaje original para tratar de rebañar alguna peseta presentándola de nuevo. Fueron 8 minutos menos de película, quitando unas cosas aquí y añadiendo otras allá, acortando alguna secuencia o añadiendo imágenes documentales. El resultado fue que, Gabriel García Espina, presidente de la Junta de Orientación Cinematográfica, tras verla, soltó la célebre frase: "En vista de las modificaciones introducidas, me desplomo mansamente hacia la Segunda B".  
            
        Vamos a tratar de resumir una explicación de lo sucedido con la película a lo largo del tiempo:

1948.- Una vez terminada se presenta a calificación con el resultado arriba descrito. Se arruina Llorenç, asumiendo que debe decir adiós al cine profesional. Quiebra Castilla Films.
      En Julio, se proyecta por primera vez. Será en la Sala Patronato Eulalia Garriga de Sabadell, presentada por la Asociación local de Amigos del Cinema.
      Fallece su hijo, con las consecuencias en la persona de Llorenç  descritas más arriba.
1949.- El 6 de abril llega la película a Madrid, concretamente a la sala Palace, en sesión organizada por el Círculo de Escritores Cinematográficos y con las alteraciones descritas. 
1952.- Septiembre. Estreno en el Cine Olimpia de Bilbao.
1953.- Junio. Estreno en Madrid: cines Voy y Actualidades.                           Conclusiones: un auténtico fracaso de público y de crítica.  
1954.- Llorenç Llobet abandona definitivamente el cine. Sólo rodará alguna cosa con su cámara de 16 mm. 
1973.- Corren nuevos aires en el mundo del Cine y en la cultura e interés de los espectadores. En Mayo, se pasa la película en el Cine-Club de Sabadell.
1976.- En Agosto fallece Llorenç. Tenía 65 años. 
1980.- Comienza una década clave: la película es presentada en los Festivales de Valladolid y Barcelona con una sensible acogida.
1983.- A estas alturas, el negativo y las copias en 35 mm. hace ya tiempo que se encuentran perdidas. Pero la Filmoteca Española, bajo la supervisión de Ferrán Alberich, lleva a cabo una restauración analógica a partir de dos copias del film en 16 mm. La película resultante  regresa a los Festivales de Barcelona y Valladolid. Alberich realiza también un documental titulado Bajo el signo de las sombras, dedicado a la obra y a la figura de Llorenç Llobet. Muy recomendable.
1988.- Se proyecta Vida en sombras en el Festival de San Sebastián.
2007.- Se localiza una nueva copia en 16 mm. perteneciente a la colección privada de Pere Treserra. Pasa a formar parte de los fondos de la Filmoteca de Cataluña. 
2008.- En el acto de clausura del Festival de Venezia, se exhibe el trabajo de Ferrán Alberich, tanto el film restaurado como el documental sobre el cineasta.
2012.- Aprovechando los adelantos en la restauración digital y las copias disponibles en formato de 16 mm. depositadas en la Filmoteca de Cataluña, se decide hacer una nueva restauración, esta vez digital, con escaneo a calidad 2K, minuciosa corrección digital de daños, obtención de copia digital, duplicado negativo y copias en 35 mm. para eventuales proyecciones. El trabajo es llevado a cabo por la Filmoteca de Cataluña con la colaboración de la Filmoteca española, en los laboratorios DeLuxe de la Ciudad Condal.
     Durante los trabajos de restauración, se utilizó el material  depositado por Miquel Porter i Moix -fallecido en 2004- en el Centro de Conservación y Restauración. Dicho material consistía en quince recortes de película, en soporte nitrato, que -según se comprobó  minuciosamente- correspondían al metraje eliminado por Antonio del Amo para que la película obtuviese una nueva calificación.
2016.- Se exhibe ya, tras los trabajos de restauración, lo que se considera el "montaje del Director". 
"     En la actualidad existe al alcance de los posibles interesados, un estuche editado por la Filmoteca de la Generalitat de Cataluña que contiene en formato DVD los 22 cortos amateur de Llorenç, la película Vida en sombras con el montaje previo concebido por él y el documental de Ferrán Alberich titulado Bajo el signo de las sombras. Incluye un interesante librito explicativo.
                                 
 
 
La Bell & Howell de 16 mm. que utiliza el  protagonista
 del film. Probablemente pertenecía a Llorenç LLobet.
 



Fin de la primera parte. En la segunda repasaremos la película. Se accede pinchando en "Etiquetas" "Vida en sombras 2".