Archivo del blog

EL NIÑO QUE ROBÓ UN MILLON.....EN VALENCIA





           En esta ocasión nos encontramos ante una película que no pertenece al cine español, pero que tiene suficientes conexiones con España. La película "The boy who stole a million" "El niño que robó un millón" (1960) ha sido desconocida por los españoles, -salvo quienes pudieron verla en el extranjero- y por los valencianos en particular hasta hace bien poco, ya que recientemente se han ocupado de ella diversas entidades e internet le ha proporcionado una razonable difusión. Aun así, creemos que buena parte del público no la conoce y ese es el motivo de presentar esta entrada. De hecho, podría afirmarse que se trata de una entrada para los valencianos en general y para los habitantes de la ciudad de Valencia en particular, no tan afortunados como  los de  Barcelona o Madrid, que disponen de abundante material cinematográfico para conocer o reconocer el semblante de sus ciudades a lo largo del tiempo.  
                         La película, a la que podemos calificar como "totalmente inglesa", fue producida por las Fanfare Films y George H.Brown Productions, dirigida por el británico Charles Crichton -quien años más tarde alcanzaría cierto renombre y alguna nominación en los premios Oscar-  y rodada por todo un equipo técnico de procedencia inglesa, traído ex-profeso desde allí. El rodaje duró de Enero a Marzo de 1960. En cuanto al reparto, el film reúne a un variopinto elenco como veremos más adelante.

                      Filmada casi enteramente en la ciudad de Valencia, (parece que no hay otro film de los años sesenta que le dedicara tanto metraje) contiene así mismo imágenes de Burjassot y de la playa de la Malvarrosa, y fue finalmente rematada en los estudios Pinewood en Buckinghamshire, Reino Unido, donde se rodaron los interiores. La película no se distribuyó en España por lo que representa un precioso hallazgo tanto para los ciudadanos de a pie, vivieran o no esa época, como para historiadores y documentalistas. Aunque está contada como una aventura infantil sin otra intención aparente, con abundantes gags basados en las torpezas de "los malos", se prohibió su difusión en nuestro País al entender que daba una penosa imagen de pobreza, mostraba fuertes contrastes entre las zonas privilegiadas y los barrios marginales, aparecían en ella mafiosos que se paseaban impunemente, delincuentes a porrillo y una policía autóctona despistada e ineficaz, cuando no autoritaria y prepotente. Demasiado para el censor. Eran los tiempos en que, con la complicidad de Roberto Alcázar y Pedrín, se afirmaba que la policía española era la mejor del mundo.




                                         
                      Como protagonistas principales tenemos a Miguel, encarnado por el portugués Virgilio Teixeira (1917/2010),un actor que había participado indistintamente en películas portuguesas y españolas. Su filmografía contiene 87 títulos. El papel de protagonista femenina, María, estuvo a cargo de Marianne Benet, nacida en Madrid en 1936 y que apareció en una veintena de ocasiones en series de TV británicas y alguna otra película española. El tercer protagonista, el niño en cuestión, de nombre Paco, fue el debutante Maurice Reyna, un chaval venezolano, hijo de un diplomático, que contaba 12 años en aquel momento. Según su propia versión, viajando en el metro londinense con su hermana coincidió por casualidad con un responsable del casting quien, al escucharle hablar en español y parecerle idóneas su edad y su desenvoltura, le habló allí mismo de la posibilidad de participar en una película. Y acertó plenamente. Poco nos queda que añadir ya que su trabajo ha sido unánimemente alabado.
      
Pepe.
                     Sigamos con el reparto. De procedencia británica tenemos al último protagonista principal, el mecánico y amigo de Miguel, Luis, interpretado por Harold Kasket;  a George Coulouris como director del Banco, y a su cajero Cyril Shaps, a Bill Nagy como inspector jefe de Policía y un comisario encarnado por Edwin Richfield; después el niño gitano Currito, a cargo del honkonés Kurt Christian, el alemán Herbert Curiel haciendo de organillero y los componentes de una banda de mafiosos capitaneados por Barta Barry, actor húngaro afincado en España. Además de los dos o tres mil valencianos que participaron como extras, se puede admirar el buen hacer de algunos actores de reparto españoles como por ejemplo Francisco Bernal (el ciego), Xan das Bolas (afilador), Goyo Lebrero (churrero) Luis Marín (que no aparece en los créditos) y Juan Olaguivel. Ah! y el perrito de Paco, excelente actor de cuatro patas, al que pusieron el inevitable nombre de Pepe. 

El actor Harold Kasket tomando un aperitivo en la terraza del recién
 inaugurado Hotel Astoria, en el que se alojó el equipo durante el rodaje.
    
                    El argumento es muy simple: Miguel, el padre de Paco, es taxista y éste trabaja de "botones" en un Banco. Se estropea el taxi de Miguel y no puede pagar la factura. Enterado el niño, aprovecha un descuido del cajero del Banco para "tomar prestado" un paquete de billetes con la intención de pagar la reparación del coche. En su ignorancia coge una cantidad desmesurada y cuando es consciente de ello no sabe qué hacer, le asustan las posibles consecuencias y vaga por toda la ciudad con el paquete de dinero bajo el brazo. A partir de este momento, su padre ayudado por Luis y María irá en su busca, mientras varios grupos de maleantes y la policía hacen otro tanto e intentan atraparle. Finalmente Miguel y sus acompañantes dan con el chico, sano y salvo, y la secuencia final nos lo muestra devolviendo el dinero en el Banco y obteniendo el perdón por su trastada. 

                  Buena parte de la Valencia de aquel tiempo ha cambiado hasta hacerse difícil de reconocer. Tres años antes del rodaje se había producido la tremenda riada que arrasó barrios enteros y provocó más de ochenta muertos. Y poco tiempo después comenzó la remodelación urbanística que en los años setenta ya había "cambiado la cara" sustancialmente a la ciudad. Por ello, a partir de aquí vamos a repasar la película de principio a fin, fijando nuestra atención en la principal protagonista: la ciudad, sus monumentos, calles y  rincones. En cuanto a los fotogramas de la película ilustrativos de este texto, diremos como en el teatro: "Derechas e izquierdas, las del espectador". 

                      La primera toma, muy breve, en la que empiezan a mostrarse los créditos, despliega una vista panorámica de parte de la ciudad, seguramente filmada desde la azotea del recién inaugurado edificio Torre Valencia, que todavía hoy se yergue en el chaflán de la Gran Vía del Marqués del Turia con la Plaza de América. En primer plano, casi a los pies del cámara, se aprecian, enfiladas, las cúpulas de las fincas que jalonan el arranque de la calle de Cirilo Amorós. La una tiene dos cúpulas gemelas redondeadas de las que sólo se ve una y la otra dos torrecillas piramidales. A la derecha, otras cúpulas redondas más pequeñas pertenecen al edificio -ya desaparecido- que hacía chaflán entre las calles Sorní y Navarro Reverter.  Están frente a las escalinatas del Puente del Mar. A la derecha se ve el río Turia cruzado por la pasarela que sustituyó al Puente de la Exposición tras ser éste arrasado por la riada. A la izquierda, al fondo, el edificio de la -entonces-  Caja de Ahorros y M. de P. de Valencia y encarado a éste el Arco de la Puerta del Mar, del que sólo se vislumbra el remate. En el centro, sólidas edificaciones y en su extremo el Policlínico Municipal en pleno proceso de construcción. Tampoco existe ya. 




                         La narración comienza introduciéndonos en los Jardines de Los Viveros, a través de su cancela de entrada, donde aparece por primera vez un organillo con sus manipuladores que, rodeado de niños, será un testigo musical presente durante todo el film. Este recurso "típico" no es inexacto: en los años sesenta (y algo en los años setenta) existían en Valencia organilleros que trasladaban su instrumento de calle en calle, haciéndolo sonar y cobrando por ello "la voluntad". Era su medio de vida. Lo que ocurre es que, de entrada, la música, la ambientación y la fotografía le proporcionan a la película un tono "castizo" que puede recordar a Mi tío Jacinto (1956) de Ladislao Vajda o algún otro film de ambiente madrileño. 
     




La casa de los protagonistas con el taxi aparcado en la calle.
 
                        Y cambiando el decorado, se nos presenta ya a Miguel y Paco tendiendo la ropa en el balcón de su casa. No hemos podido identificar la calle, pero reconocemos esas viviendas de planta baja y uno o dos pisos. Probablemente la calle pertenecía al barrio de Marxalenes. En uno de los extremos del balcón, una jaula con... ¿un pollo, una gallina? seguramente un refuerzo del sustento familiar. A continuación, nuestros protagonistas salen a la calle, cada uno ataviado con su uniforme y suben al taxi. El padre lleva al muchacho a su trabajo en el "Banco Nacional" antes de comenzar su ronda. Vemos el taxi cruzando el cauce del Río Turia por el puente de Serranos. El cauce aparece carente de todo tipo de vegetación. Al fondo, la iglesia parroquial del Salvador y Santa Mónica. A su derecha, la sede de las abnegadas Hermanitas de los Ancianos Desamparados.   

A la izquierda, la finca de la Calle Sagunto num.1, en construcción.

                        Después, llegados al centro de la ciudad, dan una vuelta a la plaza del Ayuntamiento en la que observamos que apenas han cambiado los grandes edificios que la conformaban. De pasada, eso sí, se puede atisbar el "Grand Hotel de España", que abrió sus puertas en 1891 y que estaba situado en la esquina con la calle de Las Barcas. Fue demolido un año después de la filmación para erigir en su lugar un enorme edificio moderno que rompería para siempre la estética de la plaza. 





Dos vistas de la plaza. En el centro, el Grand hotel de España.
                    

                        No es difícil descubrir cómo los encargados de ambientación de la película se sirvieron del Instituto Nacional de Previsión de la calle Marqués de Sotelo para representar la sede del Banco. A la izquierda de la puerta, y a base de tapar unas letras y añadir otras se produce la magia del cine: "Banco Nacional". No así en el remate de la pesada puerta del edificio, donde se pueden ver las iniciales INP. El edificio también albergó un Ministerio durante la guerra civil.


    

                        Tan pronto como Paco baja del coche y entra a trabajar, el taxi reanuda su marcha para estropearse apenas recorridos unos metros. Una metáfora visual ilustra lo grave de la avería, expresada con la aparición de alguien cargando una corona funeraria. Por un momento recordamos los primeros planos de La tía Tula (1964). En las cintas de la corona podemos leer "Educación y Descanso".



                    La grúa acude a recoger el taxi, que se ha quedado "muerto" frente al edificio del Ayuntamiento, para llevarlo al taller donde Luis ha de repararlo.(muy probablemente el "taller" se montó en una cochera de la plaza del Correo Viejo). Cuando más tarde Miguel acude para recoger su recién reparado vehículo, surge el problema de la factura. La reparación ha sido carísima: nada menos que diez mil pesetas de las de entonces. Miguel no tiene ese dinero y Luis no entregará el coche mientras no se le pague. Entre tanto, el niño ha presenciado toda la escena sin ser visto. Más tarde, padre e hijo (y el perrito) se reúnen de nuevo en el domicilio familiar para comer. vemos que han cocinado una paella utilizando un hornillo de petróleo. No se puede apreciar hasta qué punto es una paella "ortodoxa", pero sí nos llama la atención que antes de servirla, la rocían con pimienta utilizando un molinillo de generosas proporciones.


 
                 Al día siguiente, Paco regresa a su trabajo. Primero consulta a un empleado las posibilidades de obtener un préstamo: éste le contesta sin tomarle en serio y le deja bien claro que un crédito es algo muy difícil de conseguir. Entonces, y aprovechando un descuido del cajero, Paco se apodera de unos fajos de billetes que envuelve con el papel de su bocadillo. Inocentemente ha cogido mucho más de lo necesario: nada menos que un millón de pesetas. Regresa a casa con intención de entregarlo a su padre pero no lo encuentra allí, por lo que marcha otra vez a la calle con la esperanza de encontrarlo. Primero, y llevando consigo al perrito, pregunta sin éxito en una cordelería de la calle Cordellats.(Al fondo puede apreciarse la Iglesia de Los Santos Juanes). A continuación acude al taller de Luis con idéntico resultado. Prueba también en un bar bodega en el que suelen recalar los taxistas. Entre ellos hay amigos y colegas de su padre y tras la barra, la guapa María. Pero tampoco allí le encuentra.


Indagando en un comercio.



          Mientras tanto, el cajero del Banco emprende la tarea diaria de efectuar el arqueo del dinero. Cuenta y recuenta los fajos de billetes sin éxito: falta un millón de pesetas. Alarmado, notifica la falta al director y éste avisa a la policía. A partir de este momento, Paco empieza a vagar por la ciudad (y alrededores) mientras la policía ya le busca como principal sospechoso del robo. 


La policía en el Banco.
Malas noticias.



Todos buscan ya al muchacho. Calle de La Paz y Bar Glorieta. 
                       Por caprichos del cine que sólo advierte quien conoce la ciudad en que se rueda, el siguiente lugar en que  encontramos a Paco es nada menos que la playa de la Malvarrosa. Allí aparece de nuevo el enigmático organillero con su instrumento.


 
                   Paco da muestras de su espíritu infantil olvidando por un momento sus cuitas para indagar, mirando en el interior, cómo "fabrica" la música el organillo. (Al fondo de la imagen se puede ver parte del Balneario de las Arenas). Pero nuevamente la magia del cine hace dar un brinco al escenario y transporta la acción junto a las torres de Serranos donde Paco, en su ensimismamiento no se da cuenta de que un policía de uniforme le ha reconocido y se apresta a detenerle. (Pueden apreciarse las fincas de la calle Blanquerías, a espalda de las Torres)



                   La providencial aparición de un gato y la decisión del perrito Pepe de perseguirlo provocan que Paco salga corriendo evitando así ser apresado por el policía. Éste no ceja en su intención de atraparle, pero el chico consigue eludirle aprovechando que ¡es jueves! y en esa zona del cauce del Turia se celebra la feria semanal de ganado. Entre tantos caballos, mulas y burros, además de un buen número de tartanas, no le es difícil desaparecer. Se crea un climax de frenética persecución con animales encabritados, el policía persiguiendo al niño entre tanto animal y el sonido ensordecedor del campanario de la Iglesia del Carmen tocando a rebato. (la mencionada feria semanal todavía se celebraba los jueves en 1960 aunque estaba ya en franco retroceso).


La feria de ganado caballar.

Campanario de la Iglesia del Carmen.

                                          Y llegamos al momento en que se aprieta el nudo del relato.En la Comisaría de Policía (por su puerta pasa un ensimismado Miguel segundos antes) y durante el breve proceso de liberar a un borracho habitual, el comisario recibe una llamada de teléfono y el significado de sus frases sueltas no pasa desapercibido al maleante: "¿...niño robó un millón...?, ¿perro..? ¿va con un perro?" La cara de preocupación del comisario al colgar el teléfono y algún otro comentario que se escucha después ya le han dado una idea al individuo quien, nada más salir a la calle, marcha a encontrarse con una banda de delincuentes habituales: Podrían hacerse con un millón de pesetas sin correr ningún riesgo.


Comisaría en la Plaza del Esparto.

Escuchando sin perder ripio.
                 De allí se encamina al bar donde sabe que encontrará tras la barra al jefe de un grupo mafioso. Éste, tras tomarle el pelo un rato y hacerle repetir la historia dándole de beber, termina por echarle a la calle. En una mesa próxima, sus compinches se han enterado de todo y, junto a su jefe, salen a la caza en un coche descapotable. Otro grupo de delincuentes, sin otro medio de transporte que sus bicicletas, han escuchado también el soplo y  salen a la búsqueda del muchacho. (El bar se encuentra en la Plaza de San Jaime, junto a la farmacia del mismo nombre. En la plaza puede apreciarse el rótulo del comercio "Clínica de Bebés"). Todavía se levantará el borracho para encaminarse a otro bar. Nuevamente será arrojado a la calle sin miramientos y, esta vez sí, un policía lo recoge del suelo y se lo lleva detenido. (Aquí se aprecia cierto descuido del equipo de ambientación, pues se utilizó un comercio de persianas y cordelería en el que se podía ver perfectamente el rótulo. Evidentemente, un par de carteles de temática taurina en la puerta no fueron suficientes). La cordelería (y supuesto bar) estaba en la esquina derecha del comienzo de la calle Quart.

dando el soplo...
                     
Comienza la persecución. Al fondo, la "Clínica de Bebés".
Bar improvisado.

También en bicicleta.!


             De vuelta en la comisaría, vemos a un periodista tratando de conseguir noticias, pues le es preciso llevar algo a su Redacción. Conseguirá enterarse de todo porque el borracho, a través del ventanuco de la celda, le da el "soplo". El siguiente plano nos muestra a Paco saliendo del cauce del río en las proximidades del Puente del Mar, tras su huída de la feria de ganado. Después, nuevos planos de Los Viveros con el organillo y la chiquillería.



Bar Coronas en la Calle Pio V.
Espacio que en la actualidad ocupa parte del Museo Pio V.

                 Los mafiosos han recorrido ya la calle Quart y pasan junto a las torres del mismo nombre. Dan la vuelta para volver sobre sus pasos por la calle Murillo y aparecen más tarde cruzando el río por el puente de Serranos. Desde la plaza de Santa Mónica vemos pasar su coche por la calle Cronista Rivelles y, a continuación, un coche de la policía.

Las Torres de Quart y los comercios de la zona.

Santa Mónica, Cronista Rivelles y más allá del río, Conde de Trénor.

             Encontramos ahora a Paco en la plaza del Doctor Collado, tras la Lonja. Intenta comprarse un bocadillo en un puesto ambulante mientras, desde el bar kiosko situado en el centro de la plaza, un buen número de mirones contempla las vicisitudes del rodaje. Como no tiene dinero para comer siquiera un bocadillo, acude a la Plaza Redonda para vender su chaqueta de "botones" del Banco. A mitad de transacción, aparecerá la banda de ciclistas que intentará atraparlo. Uno casi lo consigue pero cae al suelo estrepitosamente. Paco escapa una vez más. Por cierto, en la Plaza Redonda ya se ha visto que el organillero no es tan enigmático: también él intenta tomar parte.


La Plaza Redonda desde la torre de Santa Catalina.

Vendiendo la chaqueta.


Ciclistas chocan entre sí en la Plaza del Árbol.

Huída.

                                  Y.....Ooooppss.!! Nuevo salto de escenario, y resulta que Paco está en el Cabanyal, perseguido por los ciclistas. Salta a bordo del tranvía 143 (que circula por la calle Nuestra Señora del Sufragio) ayudado por un compasivo pasajero que advierte la frenética carrera del chaval. Los perseguidores no cejan y pedalean flanqueando al tranvía por la Avenida de Eugenia Viñes, ya en la Malvarrosa. Se ve pasar a ciclistas y tranvía junto a la verja del Puerto Marítimo y la Aduana. Una vez entre los pasajeros, Paco encuentra acomodo en un rincón y descubre, en el periódico que alguien lee a su lado y en primera plana, su propia foto y la noticia del robo. Es entonces cuando se da cuenta de la magnitud de su travesura y de la necesidad de devolver el dinero.


 A la derecha,el Grupo Escolar Enrique Terrasa, cuya historia se funde con la del barrio. Sigue activo hoy en día.
 
La finca del fondo existe todavía, pero lógicamente rodeada
por  otras construcciones.

Las casas frente a las Arenas. ¿Cuántas quedan?




       Entre tanto -nuevamente esos milagros del cine- el tranvía ya no es el 143 sino el 123 y atraviesa las Torres de Quart donde los ciclistas se estampan contra ellas, terminando así la persecución. No obstante, Paco se baja de nuevo del 143, en Eugenia Viñes, y decide ir a presentarse y devolver el dinero. Le vemos atar a Pepe en un banco de piedra y acercarse a la puerta del Banco donde un policía monta guardia ante la cancela cerrada. Pero aparecen los delincuentes del descapotable. Cuando Paco intenta introducir el paquete de dinero en el buzón del Banco, bajan precipitadamente del vehículo para evitarlo. Paco huye de nuevo y le persiguen, arrollando al policía quien, de este modo, se convierte a su vez en perseguidor del grupo que va tras el chico. Paco atraviesa algunos puestos de flores situados frente al Ayuntamiento e intenta refugiarse bajando al "Mercado de Flores". (Las siguientes escenas de la persecución se desarrollan en la Plaza del Ayuntamiento, lo que nos permite observar el aspecto que tenía entonces. En 1933 se inauguró lo que la gente dio en llamar "la Tortada", un conjunto arquitectónico ideado por el proyectista municipal Goerlich, cuya principal característica era el mercado subterráneo de flores. Impopular entre las floristas y el público en general -también se le llamaba despectivamente "la escupidera"- fue derribado un año después de la filmación de esta película, al igual que el Gran Hotel de España).



   Los mafiosos junto a la esquina del Instituto Luis Vives. 
  En la esquina contraria, parte del edificio de La Unión y el Fénix y 
  detrás, la Plaza de Toros.

De izquierda a derecha: Casa Ernesto Ferrer, Edificio Noguera
 y Casa Suay Bonora. A continuación, el edificio de Correos.


Buscando a Paco entre los niños.

De izquierda a derecha, Correos, Balanzá,
 Telefónica y La Equitativa.


Buscando refugio en el mercado subterráneo.

Despistan a los perseguidores.


                     Entre tanto, un coche de la policía se desplaza hasta el domicilio de Miguel. Informan a éste de lo sucedido y se disponen a efectuar un registro. Paco está en las inmediaciones y al verlo comprende lo que está pasando. Se las arregla para acceder a la casa sin ser visto y, desde el exterior del balcón ve y escucha lo que sucede. La policía está registrando con poca delicadeza y Miguel les espeta: "Somos gente decente. Trabajamos y pasamos necesidades, pero no hacemos daño a nadie" y "si es verdad que mi hijo ha hecho eso, yo mismo iré a la cárcel de por vida". Paco abandona el lugar, al igual que Miguel y la misma policía. A partir de este momento, María, Luis y Miguel, a bordo del taxi, comienzan también a buscar al muchacho.



      
        Pasan frente al Palacio de Justicia, entonces sin construcciones a su alrededor, cruzándose con la banda de ciclistas. También recorren el Instituto Luis Vives y la Plaza de la Reina. Allí se detiene el coche de los mafiosos. Su jefe baja y solicita los servicios de un limpiabotas con intención de estudiar el terreno. 





La plaza de la Reina y la fuente, hoy desaparecida.


Al fondo, entrañables comercios de la época,
como "Almacenes España" o  "Las Columnas".

            Paco sale de su escondrijo en la Plaza de la Reina, y libera a Pepe del banco donde lo había atado. Se detiene un momento para ver pasar a unas falleras acompañadas de banda de música. Van tocando una fanfarria que suena más a un día de fiesta en Calabuch (1956) que a pasodoble fallero. En otra parte de la ciudad, en las escalinatas de La Lonja, la policía está haciendo indagaciones. Un inspector, inquiriendo la colaboración de un vendedor ambulante de lotería, no advierte que alguien le está escuchando: es un ciego  de aspecto siniestro que, sentado en la escalinata, pide limosna a los transeúntes. Entre tanto, Paco se encuentra escondido en las Torres de Serranos. Desde allí observa a una pareja de churreros en su puesto ambulante. El hambre le hace bajar y obtiene un churro de la caritativa mano de la mujer. Apenas se lo ha comido, aparece un nuevo personaje sumamente inquietante: un afilador que seguramente conoce lo sucedido y, empujando su rueda de afilar, comienza su propia persecución del muchacho. 


El ciego escuchando...


Escondido en las Torres.



                A Paco le da mala espina el afilador, y más aún cuando comprueba que le está siguiendo. Trata de huir bajando hasta la orilla del río. Se desplaza por el cauce enfangado y vuelve a subir por el siguiente puente. La persecución continúa. El afilador le sigue a todas partes. Perseguido hasta La Lonja, buscará refugio en el peor sitio: sentado junto al ciego, fingiendo ser su lazarillo.



Huyendo por el cauce, entonces todavía era un albañal

Lazarillo..

En la guarida del ciego


                El ciego reconoce a tientas el paquete que lleva Paco y, apenas desaparecido el afilador, arrastra al chico hasta su guarida con la intención de arrebatarle el dinero. Este ciego hace gala de una crueldad que nos hace recordar a Pew, el malvado ciego de La Isla del Tesoro. Arrastra y zarandea a Paco sin piedad. Una vez en su escondrijo intenta arrancarle el dinero a bastonazos hasta que éste escapa. No acabarán todavía sus desgracias. Al huir del ciego va a parar a un descampado en el que juegan unos chiquillos. Toman el envoltorio de Paco por balón y lo patean y lanzan al aire hasta que termina en la caja de un camión de basura. 


Plaza músico López Chavarri


Recogiendo la basura en Guillem De Castro

            Nuestro maltratado héroe deberá ahora perseguir al camión de la basura para intentar recuperar el paquete que contiene el dinero. se sube a la trasera y de este modo llegará al vertedero. 

Donde hoy está la rotonda que enlaza la Alameda con 
Eduardo Boscá, Baleares y el Puente del Ángel Custodio.


Paco conoce a Currito.
 
              Paco ha perseguido al camión de la basura hasta que éste vacía su contenido. Rebuscando para recuperar el paquete, que al fin encuentra, traba conocimiento con un gitano de su edad llamado Curro. Desde el primer momento, el gitanito muestra un gran interés por el paquete de Paco. Aparece un cabezal metálico de cama entre los desechos. Currito quiere llevárselo y dado su peso lo transportan entre ambos. Parten por el pretil del río hacia el poblado del chico. Llegan ya anochecido. (Toda esta parte del rodaje está localizada en las Cuevas de Camales en Benimamet. Hay que disculpar el sonido de cante flamenco con guitarra y palmas que sale de alguna cueva-vivienda, más propio del Sacromonte).

En la actualidad existe un parque en este lugar.




                Allí Paco esconde su paquete en una pila de canastos. Al estar hambrientos y no haber nada para comer, se desplazan a un mercado próximo donde hurtan una ristra de chorizos. La meten en un saquito y se encaminan al centro de la ciudad para redondear el botín. Y así, en la Plaza de Rodrigo Botet, que entonces tenía un kiosko-bar en el centro, se reúnen sin saberlo María, Luis y Miguel -que han detenido el taxi allí para tomar un refrigerio- y Paco y Currito. A éste último no se le ocurre otra cosa que colarse en el Hotel Astoria para intentar robar un pollo. No tardan en aparecer todos los delincuentes, motorizados o no, además del organillero y su compinche. Ven a Paco en la puerta del hotel esperando a Curro con el saquito al hombro y le atrapan, llevándoselo en el coche. Al instante sale el ladronzuelo del hotel y huye velozmente.








Sorprendido mientras espera a Curro.

        Los ciclistas y organilleros deciden seguirles pero...robando el taxi de Miguel que está allí aparcado y será más rápido. La persecución de ambos vehículos termina en la plaza de San Vicente, donde chocan uno contra el otro. Ambos grupos descienden de los coches y se enzarzan en una pelea de todos contra todos. Al final, Paco huye de nuevo y los mafiosos comprueban que en lugar de dinero el chico llevaba unos chorizos. Aparece la policía y huyen todos dejando allí el maltrecho taxi. 

¡Policía.! Mi taxi.!...mi pollo.!


Choque de los dos vehículos.


             Paco regresa a las cuevas seguido muy de cerca por los maleantes. Entra en la casa donde escondiera el dinero y no lo encuentra: Lo tiene Curro, que agazapado en un rincón, le llama para que se oculte también. Mientras, los ladrones han penetrado en la vivienda, buscan desesperados y poco después aparece la policía que efectúa algunas detenciones. El resto huye a la carrera. Poco después lo hacen Paco y Curro. Regresan al centro de la ciudad donde contemplan la "cremá" de una falla. Siempre perseguidos, se esconden en el interior de una iglesia.






Falla Serranos-Plaza de los Fueros
       
Detalle de la cremá
                                   


        

               
               La policía penetra en el Templo. Solo entonces, Curro se decide a soltar el paquete (muy a su pesar) y se hace perseguir dejando a Paco la posibilidad de escabullirse. A éste, una vez en la calle, no le es difícil desaparecer con el bullicio del fuego, los falleros y la música. Vemos a continuación cómo María, Miguel y Luis localizan el coche en la plaza de San Vicente. Como hace frío y es ya muy tarde, Miguel invita a María a que descanse en el interior del taxi. Luis se marcha. Miguel también entrará en el vehículo y, después de tanta tensión, se abrazan y se besan, sellando así una atracción mutua contenida hasta entonces. Duermen uno junto al otro en el asiento posterior del taxi y al amanecer aparece Luis. Los ve muy dormidos y se pone manos a la obra: hay que arreglar el taxi para poder continuar la búsqueda.


       
                                      

Amanece en la plaza de San Vicente. La finca de la derecha, que hace esquina con
la calle Montornés y la calla del Mar se encuentra rehabilitada en la actualidad.
 A la izquierda, la 
parroquia de Santo Tomás.

Luis los ve tan dormidos que reparará el taxi sin despertarles.


                         Y llegamos al final de la historia. Paco, en su deambular, ha llegado nada menos que al Puerto. De algún modo, vuelve a reunirse allí todo el mundo. Miguel con María y Luis, encuentran al niño. Los delincuentes del coche y de las bicicletas también, e intentan por última vez atraparle. Hay algún enfrentamiento y los ciclistas terminan en el agua con sus máquinas. En un primer momento Paco, agotado y en estado de shock, rehúsa el contacto con su padre porque recuerda lo que escuchó tras la persiana de su casa y no desea que pague por su culpa. Pero todo se aclara y tras la feliz reunión y con el niño sano y salvo, no queda sino la secuencia final en el Banco. No va a haber denuncia ni represalias (a fin de cuentas devuelve intacto el dinero que ha defendido con uñas y dientes) y queda implícito que el niño tendrá a partir de ahora, un padre y una madre. 


A la izquierda, arriba, el paseo hasta el faro.


Tinglados, grúas y embarcaciones de entonces.

El encuentro.


Luchando hasta el final.

Paco pasa el triple examen: paternal, policial y profesional.


La calle Quart. Al fondo, la Iglesia de San Sebastián y San Miguel.

                  
            Vista la película y sin ánimo de someterla a un análisis profundo, sólo queda hacer algún comentario. El primero, que recomendamos encarecidamente su visión. Quien conozca ese enorme plató que fue la ciudad de Valencia, seguro que descubre detalles que nos han pasado desapercibidos. Existe ya en la Red la película doblada al español o subtitulada. Confiamos en que este trabajo les permita seguir el argumento sin que los saltos de escenario (plano-contraplano) y los cambios en la acción les confundan. 
                   En segundo lugar, que ha sido imposible localizar (o ubicar en caso de haber desaparecido) alguno de los lugares en que transcurre la acción, como por ejemplo el bar bodega donde trabaja María. Se parece a muchos establecimientos similares, unos en pie, otros ya desaparecidos, pero no es ninguno de ellos. No obstante, existe un restaurante en la calle Josep Benlliure del Cabanyal cuyo nombre informa haber sido fundado en 1927 y cuyo aspecto evoca enormemente al que aparece en el film, pero nos ha sido imposible hasta ahora entrevistarnos con la propiedad: Quizá una o varias reformas han variado su aspecto original. Caso diferente es el del Templo donde se refugian los chicos. Se parece a alguno de los muchos que hemos visitado en la ciudad de Valencia, pero no se trata de ninguno de ellos. Y Maurice Reyna no recuerda haber rodado ninguna escena similar en la post-producción, ya en Reino Unido.
                    En tercer lugar, que encontramos el film un poco despistado en cuanto a alguna fisonomía (definitivamente Paco no tiene cara de niño valenciano, y a Curro le delatan sus rasgos orientales); o en la banda sonora que en ocasiones nos adjudica el inevitable flamenco, y algún despiste más.
               Pero se ha dicho, y no estamos en absoluto de acuerdo, que la película "retrató la Valencia oscura" y cosas así. O ¡qué barbaridad, mostrar las cuevas y esa fotografía tan tenebrosa! Al igual que si los retratos  enmarcados de Franco y del fundador de la Falange, que aparecen en el Banco y la Comisaría de Policía, se incluyeron como obligatorias o se pusieron voluntariamente como un guiño irónico. En las aulas de todos los colegios había idénticas fotos enmarcadas. Y por supuesto en Bancos y Comisarías. ¡Ah! y la explotación laboral infantil! Algo de eso hemos leído escrito por algún despistado: La legislación de la época contemplaba la figura del "aprendiz" con una edad mínima de 14 años, que es la que se le supone al personaje de Paco. Sugiero a esos despistados que vean  Clamor de indignación (1947) del mismo Director, pero ambientada en Reino Unido. Pensamos que, lisa y llanamente, entonces éramos así. La ciudad era así. Sus gentes también. Y así se nos retrató. Se criaban pollos y conejos en las azoteas, en los balcones. Mucha gente cocinaba con hornillos de petróleo. El tranvía era omnipresente porque la mayoría de los ciudadanos no tenía acceso a un vehículo propio. Y no sólo eso: muchas comisiones falleras desfilaban acompañadas, no de bandas de música, sino de cornetas y tambores. Pero eso no sale en la película. Y claro que había chabolismo, que tampoco se muestra, pero en el cauce del río vivían la mayor parte de las víctimas mortales de la riada, en auténticas chozas. Y en cuanto a las cuevas, y que la gente viviera en ellas, era una realidad cuyo impacto y plasticidad no han sido desaprovechados por algún famoso realizador español muy recientemente. 
                 No nos parece que los cineastas vinieran a retratar la miseria, sino lo exótico. El mismo Reino Unido estaba pasando una postguerra durísima, como es sabido. En el East End de Londres, ni eran mejores las casas ni sus habitantes vestían o comían mejor. Para terminar: en nuestra opinión, la película es un documento muy interesante desde el punto de vista sociológico, arquitectónico y urbanístico. Y jamás se debió prohibir aunque se ve claramente que gozó de amplios permisos para rodar sin restricciones. Demos gracias porque esta película, libre de las garras de los censores, no ha desaparecido sin dejar rastro como tantas otras. Ahí está. Que la disfruten.
                P.S.- Queremos dar nuestras más expresivas gracias a Maurice Reyna, quien desinteresada y amigablemente ha colaborado con sus recuerdos a la localización de alguno de los lugares en que se desarrolla el film. Esta entrada está dedicada al Maurice de entonces y al de ahora.
                


Cartel publicitario en Italia.



Cartel publicitario en México.


















       
 
Cartel para Reino Unido.
    



       



                  

5 comentarios:

  1. Gracias por este paseo por mi ciudad natal. Me siento un poco como en "El Ministerio del Tiempo", pero me ha encantado, de verdad! Vale la pena ver la peli para conocer un poco la fisionomía de Valencia en aquellos años.

    ResponderEliminar
  2. Hola, he identidicado la calle donde viven los protagonistas. Es la calle Marchalenes, aunque el edificio donde vivían ahora es un parque. Si me das un correo me gustaría compartir los detalles.

    ResponderEliminar
  3. Gràcies Joan.
    Gracias por compartir tu descubrimiento de esa localización con nuestros lectores.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  4. Por el ambiente hubiera ubicado la película en 1950. Me ha sorprendido ver que estaba rodada en 1960, cosa que he verificado tras ver algún 600 y alguna Vespa/Lambretta en algún fotograma y certificado definitivamente tras comprobar que la falla Serranos pertenece, efectivamente, a 1960.

    ResponderEliminar
  5. Un artículo estupendo. Felicidades. Me gustaría contactar con el autor del mismo, para intercambiar algun dato. Saludos.

    ResponderEliminar