Y tanto! Y además una de las más perseguidas y maltratadas: Como que nadie la ha podido ver porque desapareció antes de llegar a estrenarse.! De este modo muchos aficionados, desconocedores además de la obra de Casona, imaginaban que Nuestra Natacha debía ser algo así como una Ninotchka a la española, venida ex-profeso de Rusia para enseñar comunismo a castellanos o manchegos o vete tú a saber. Esta Entrada se propone dos cosas: La primera: poner en antecedentes a los lectores acerca del Autor original, de su obra de Teatro Nuestra Natacha y de la cinta que con el mismo nombre se rodó en 1936; y la segunda: con el material reunido aquí y allá, hacer una especie de pase privado del film: contarles el argumento con suficiente detalle, ilustrado con el mayor número posible de imágenes.
Una vez más debemos aclarar que este es un blog de divulgación, pero podría ser que nos leyera algún experto. En tal caso, deberá disculpar la primera parte, por sabida. Nuestra intención es divulgar, no atosigar con datos ni juzgar las películas que evocamos; menos aún aburrir con erudición enciclopédica.
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Alejandro Casona. |
Empezaremos hablando de Alejandro Rodriguez Álvarez, conocido como Alejandro Casona, un asturiano nacido en 1903 cuyos padres eran maestros nacionales. Su madre, Faustina Álvarez, mujer comprometida con la renovación de la enseñanza, la dignidad del magisterio público y la educación en el seno de la familia, fue la primera mujer española que ganó por oposición el cargo de Inspectora de Enseñanza Primaria. Alejandro estudió también Magisterio y más tarde opositó obteniendo igual cargo que su madre. Ejerciendo tal responsabilidad, se fogueó en el -entonces muy lejano- Valle de Arán entre los años 1928 y 1931. Podemos establecer pues que, sumando a sus antecedentes familiares (de ideas krausistas, afines a la pedagogía de la Institución Libre de Enseñanza), su experiencia y el compromiso adquirido en el ejercicio de su cargo, estaba a favor de la reforma del Magisterio Español auspiciado por la República, y que como otros muchos maestros y maestras vio con esperanza el triunfo del Frente Popular. No olvidemos que estamos hablando de comienzos del Siglo XX.
Autor teatral además de Maestro, Alejandro Casona escribió Nuestra Natacha claramente influenciado por dos figuras: la de su valiente madre y la de Natalia Utray Sardá, nieta de uno de los fundadores de la Institución Libre de Enseñanza y compañera de Alejandro en las Misiones Pedagógicas, a la que todos llamaban Natacha. Asimismo tras uno de los personajes de la obra, Don Santiago, rector y padre adoptivo de Natacha, está la figura de Manuel Bartolomé Cossío. La obra, estrenada en Barcelona en noviembre de 1935 y en Madrid en febrero de 1936, puso el dedo en la llaga de la miseria social y moral que se cernía sobre el Magisterio en general y en particular sobre los Reformatorios, empeñados más en la anulación por aislamiento del individuo que en su reinserción social. Como atestiguan las hemerotecas, la obra recibió la aprobación de un gran sector del público y también la repulsa y una feroz campaña de la prensa de derechas. De este modo, para unos representaba el lado bueno del espíritu reformista republicano y para otros la más nefanda doctrina. Nuestra Natacha, como pieza teatral contenía varios elementos que no resultaron en absoluto insólitos: La hondura moral de su protagonista, la defensa de una tesis con su conmovedora aportación humana y la reacción del público, dividido en dos mitades enfrentadas, hacen evocar sin remedio lo sucedido, treinta años antes, con Electra de Benito Pérez Galdós.

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En las tres fotografías, actividades de las Misiones Pedagógicas para niños y adultos. |
Para terminar la semblanza de Alejandro Casona diremos que estuvo comprometido con el modo de entender la Cultura y la Educación de la República, formando parte de las Misiones Pedagógicas. El Patronato de las Misiones Pedagógicas, dependiente del Ministerio de Instrucción Pública, tenía el cometido de llevar la cultura y la educación a la población rural. Se trataba de acercar libros, música, teatro y cine al pueblo, en general analfabeto, hasta los lugares más remotos de España, recopilando a la vez la cultura y tradiciones propias de cada lugar. Casona, además, representaba en aquel momento junto a Federico García Lorca, cierta renovación del Teatro español. En 1937 salió de España con la Compañía de Manuel Collado y Josefina Díaz de Artigas, la misma Compañía que había estrenado Nuestra Natacha y en la que se le ofrece el puesto de Director Artístico. Iniciaron así una larga gira por Hispanoamérica, al igual otros muchos profesionales por aquellas fechas. Se supone además (Gaceta de Madrid del 23 de Mayo de 1937) que Casona viajaba en misión oficial como propagandista cultural de la República. El caso es que, terminada la Guerra Civil se quedó como refugiado en Argentina. Escribió más obras, algunas muy apreciadas por el público y la crítica y volvió a España en 1965. A su regreso, la derecha franquista aplaudió el resto de su obra, revistiéndose de falsa tolerancia y borrando así la mala memoria de Nuestra Natacha. Por su parte, la crítica de izquierdas lo rechazó, criticándolo duramente por considerarle herramienta del Régimen. Para algunos, ese rechazo sigue vigente en nuestros días.
Toca ahora hablar de la adaptación cinematográfica de Nuestra Natacha.
La película se rodó en 1936. Consideramos que el guión -en cuya confección colaboró Alejandro Casona- no tenía precisamente tintes partidistas, como se verá. El Director, Benito Perojo estaba considerado como liberal aunque, como también se verá más adelante, tal vestimenta era de quita-y-pon, y su productora -Cifesa- era claramente conservadora. No obstante, el rodaje del film inspirado en la obra teatral produjo una gran expectación, y se ha dicho que la Productora valenciana trataba así de aprovechar el tirón publicitario que traía el asunto y hacer un cine más acorde con el gusto del público. Para algunos sectores, por otra parte, había de representar una suerte de nuevo cine español alejado del costumbrismo de la época.
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Noticiario CIFESA. 1936 |
Comenzó el rodaje en los Estudios de Aranjuez a finales de Mayo de 1936, con un presupuesto -alto por aquel entonces- de un millón de pesetas. El trabajo estaba prácticamente terminado al producirse la rebelión militar contra la República. Demos un rápido repaso al reparto: Ana María Custodio era la protagonista, Natacha, junto a Rafael Rivelles -Lalo en la ficción-. Venía después una debutante Pastora Peña como Marga, Un jovencísimo Manuel Díaz González (Sí, "Don Pruden" de Atraco a las Tres) como Mario, Blanca Negri como Flora y un puñado de buenos secundarios entre los que aparecerán Irene Caba Alba, Valentín González y hasta un bisoño Fernando Rey haciendo de estudiante. Alguno de ellos había pasado por Hollywood y también hubo quien se exilió más tarde a causa de la Guerra Civil.
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Benito Perojo dirigiendo a Pastora Peña. |
En el momento de producirse el alzamiento militar, el Director del film y los dirigentes de Cifesa se pasan a la España Nacional y tratan por todos los medios de impedir que se estrene la película. Empecemos por Benito Perojo: el 27 de Julio de 1937 estando refugiado en Francia escribe al Delegado de Prensa y Propaganda en Salamanca para hablarle de Nuestra Natacha. En una especie de declaración jurada dice estar preocupado por tres cosas: La primera, que se le identifique con la película, basada e la obra de un rojo. La segunda, que teme que el montaje -todavía pendiente- proporcione al film un tono marxista. Cree saber de buena tinta que el montaje lo va a hacer en París el Comité Rojo de Cifesa. Y su última preocupación (agárrense Vds.) era que "los enemigos de España" ganasen dinero con su exhibición. Para terminar, sugiere que la película sea secuestrada cuanto antes. El texto auténtico, accesible para quien pueda estar interesado, da mucho que pensar y causa cierto sonrojo. Cosas de las guerras.
Lo cierto es que no se sabe muy bien lo que pasó. Continuando con el famoso Comité Rojo de Cifesa: Una vez trasladado el material a Valencia (la Prensa del momento hablaba de unos cien rollos de negativo custodiados por las Milicias Populares), el personal de Cifesa colaboró con sus patrones y escondió los negativos en diversos domicilios. De este modo, impedieron que se utilizase políticamente y contribuyeron a la conservación de lo que en realidad era propiedad de la Productora. Podemos concluir pues que la película nunca viajó a París. Terminada la Guerra Civil, Cifesa intentó estrenar la película pese a la evidente vinculación de Casona con las ideas de la odiada Institución Libre de Enseñanza. La presentaron al Departamento Nacional de Cinematografía y este Organismo la prohibió y confiscó todo el material. Ya nunca se verá en los cines, porque en el famoso incendio de los Laboratorios Riera, producido el 16 de Agosto de 1945, se perdió junto a todo tipo de material como documentales bélicos incautados al enemigo y negativos de Filmófono y Cepicsa. Cintas como Rojo y Negro (1942) o Centinela alerta (1936) corrieron idéntica suerte.
Llegados a este punto, vamos a acometer nuestro segundo propósito. Se apagan las luces. Se abren las cortinas. Señoras y Señores: Nuestra Natacha. Como en un film mudo, acompañaremos las imágenes con las necesarias explicaciones.
Estamos en 1928, en un establecimiento madrileño llamado Reformatorio de las Damas Azules, especie de centro docente y casa de reflexión -o de reclusión- en el que no faltan celdas compartidas y naves dedicadas al trabajo y al estudio. La incomunicación, la uniformidad en el vestir y la humillación en el mirar y en el hablar son las normas que rigen tan odioso lugar. Aunque toda la película pone el foco en la vida de las internas, existen también algunos muchachos recluidos.

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En el cartel está escrito "Ladrona". Natacha está a la izquierda en la primera fila. |
Una educanda, Natalia -Natacha- Valdés, que lleva tres años internada, se rebela contra la disciplina del lugar y abandona el dormitorio durante la noche simplemente para poder pisar el césped del jardín y respirar un poco de libertad. Es sorprendida por el conserje que la detiene con ayuda de su perro de presa. La castigan a estar recluida durante 48 horas en la celda de castigo. La arrastran hasta allí los malvados personajes encarnados por la Directora, La Señorita Crespo, Francisco, el celoso conserje, y alguna Celadora. Natacha, en su desesperación, graba con las uñas su nombre en el yeso de la pared.
Al día siguiente se presenta en el Centro Don Santiago, Rector de la Universidad de Madrid quien también ejerce la función de inspector del Reformatorio. (Hemos de aclarar también que existe una Marquesa con gran poder de decisión en el Patronato del Reformatorio). Durante la visita de Don Santiago se escuchan los gritos de Natacha y se produce la inevitable reacción del prócer. Hace que la liberen, escucha su historia y conmovido, decide adoptarla. Natacha, huérfana de padres y recogida en principio por unos tíos, había huido del ambiente de mortificación y humillación a la que se veía sometida por sus familiares, ya que la consideraban una odiosa carga. En su deambular la atrapó la justicia considerándola "peligrosa rebelde" y poniéndola en manos de las Damas Azules.
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Don Santiago declara a la Directora de las Damas Azules su altruista propósito. |
Han pasado siete años y Natacha es ya una persona totalmente cambiada. Al salir del Reformatorio bajo la protección de Don Santiago, estudia con suma aplicación y se matricula en la Universidad Central. Vive en una Residencia estudiantil para jóvenes de ambos sexos, un lugar alegre y luminoso. Mientras los estudiantes corean a la desenvuelta Flora (Flora Durán) que canta una canción hawaiana con su ukelele, Natacha estudia y estudia sin parar. Los chicos, aburridos de tanta formalidad, se dedican a otra de sus pasiones: pelearse a bofetada limpia con otros estudiantes en la zona universitaria.
El peor de todos (pero que en realidad va a redimirse) es un tal Lalo, (Lalo Figueras) que lleva estudiando Medicina catorce años y aunque le queda una única asignatura pendiente para la licenciatura, quiere ser el perpetuo estudiante, dándose a la molicie. Según sus palabras: lo que él quiere es "beberse hasta el último trago de su juventud". Cuando en vísperas de los exámenes todos (Somolinos, Aguilar, Rivera) se aplican en estudiar.
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Flora toca el ukelele y todos corean su canción hawaiana. |
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Mario venda la cabeza de Lalo, herido tras una de esas peleas "amistosas". Probablemente, el joven de pie a la derecha es Fernando Rey en uno de sus primeros papeles de figurante. |
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Mario, tan metido en su papel de futuro biólogo que estudia con bata y todo. |
Entre tanto ha llegado la época de exámenes y todos han pasado por la correspondiente prueba. Lalo, contra su voluntad, resulta aprobado en aquella última asignatura que le permitía seguir holgazaneando como eterno estudiante de Medicina. Natacha ha obtenido el Doctorado en Pedagogía. Todos la felicitan y Lalo, empuñando una copa deportiva a modo de recipiente, inicia una colecta para adquirir el champán y las flores. Todos están muy contentos. Don Santiago abraza cariñosamente a Natacha.
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Lalo inicia la colecta... |
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Todo son felicitaciones y parabienes... |
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Hay fiesta en la Residencia por muchos motivos... |
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Don Santiago abraza emocionado a su protegida. |
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Lalo declara su amor a Natacha y ésta lo rechaza con delicadeza. |
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Tú podrías ayudarme en eso. Estoy componiendo una farsa animalística... |
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Natacha escucha la propuesta de Félix Sandoval... |
Natacha regresa al Reformatorio, esta vez como Directora. En vísperas de su llegada se ha producido otra fuga. Esta vez se trata de una muchacha llamada Marga Vinal. Aprovechando una ventana abierta y utilizando unas sábanas anudadas, se desliza por ella, cruza el patio y salta la verja.
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Marga se escapa por una ventana abierta... |
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Marga en la celda de "reflexión" |
Mientras tanto, la nueva Directora acompañada de la Marquesa son recibidas en el Reformatorio. Las muchachas ofrecen a Natacha un ramo de flores.
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Recibimiento de las reclusas... |
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la nueva Directora les ha causado buena impresión... |
Como era de esperar, Natacha se entera de que, no sólo se sigue utilizando la celda de castigo, sino que además hay una educanda encerrada en tan siniestro lugar. Ordena a la señorita Crespo que la saquen de allí y la lleven a su presencia. Ésta obedece de mala gana y Marga, que se niega al principio a ver a la Directora, terminará accediendo.
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Marga ha mordido la mano de la señorita Crespo y ésta la ha abofeteado. |
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"Yo te prometo que esa celda no volverá a abrirse jamás" |

La siguiente idea de Natacha es cambiar los uniformes de las chicas. Los confeccionarán las internas con nociones de costura y serán ¡blancos!. La idea entusiasma a todas. Hasta el punto de que comienzan a desobedecer las órdenes de la rígida Señorita Crespo. Natacha también le lee la cartilla a Francisco, el conserje. Cuando éste acude a ella para quejarse de que una interna está pisando el césped, Natacha le recuerda su propio episodio por el mismo motivo, y cómo él le azuzó el perro. Además, le dice que no le gusta nada su uniforme. Atribulado, recordando el vergonzoso episodio, contesta:
Natacha trabaja en la dirección con verdadero celo. Hay en la casa mucha labor que hacer, para extirpar, desde sus raíces, toda la cizaña que ha dejado crecer en ella una mala organización de reforma. Y ha transformado el Reformatorio. Ello le ha granjeado la enemistad de las principales colaboradoras, las profesoras. Y la Crespo se ha convertido en su enemiga más encarnizada. De hecho, se mete a hurtadillas en la cabina del teléfono y llama a la Marquesa, dejando caer el veneno donde más daño podía hacer.
A partir de ese momento ha historia da un giro. Primero, Marga cae desvanecida en el jardín. Cuando Natacha la asiste, la muchacha reconoce que hace ya tiempo que tiene esos mareos. Que comenzaron poco después de regresar al Reformatorio. Marga, abrazada a Natacha termina contando su historia:
Había huido porque quería volver a la ciudad. Ver sus luces y escaparates. Caminando por la carretera se entretenía recogiendo flores hasta que llegó a sus oídos una música de violín. Muy cerca de allí vio una especie de refugio, una elegante caseta de campo. Las ventanas estaban iluminadas y ella se acercó, curiosa. En el interior había muchos jóvenes de ambos sexos, elegantemente vestidos, bebiendo y divirtiéndose. Uno de ellos la ve a través de la ventana. La invita a pasar y la hace beber...más de la cuenta.
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"Esta muchacha está embarazada", dice el médico a la Marquesa y a la Crespo después de examinarla. |
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A punto de comenzar el espectáculo. |
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En plena representación. |
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¡Todos con nuestra Natacha! |
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Todos se reúnen tras la jornada de labor. |
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¡Qué sabroso es el pan cuando es verdaderamente nuestro! |