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LAS CORRALAS EN MADRID. CINE Y ARQUITECTURA.


                Este no es un Blog sobre Arquitectura. De modo que no pretenderemos dirigir los focos sobre aspectos como urbanismo, edificación o funcionalidad al hablar de las corralas porque no es lo nuestro. Pero algo hemos de decir sobre la historia y posible justificación de su numerosa existencia en el Madrid castizo, aunque no sean exclusivas de esta ciudad. Los personajes habituales de nuestro cine clásico, pertenecientes por lo general a las clases más humildes, cuando no del lumpen o la mendicidad, aparecen retratados a menudo como habitantes de estos particularísimos micro-cosmos. 



  

        Su primera característica es que se trata de una construcción popular, es decir, destinada a ser habitada por el pueblo llano y  las gentes de estratos aún más bajos. La segunda, que su construcción se produjo sobre todo en los siglos XVII, XVIII y XIX. Las primeras corralas datan del siglo XVI, cuando se estableció en Madrid la capital de España.




     La tercera característica es su composición: son casas con  corredores, viviendas dispuestas pared con pared, alineadas frente a un pasillo o corredor al que se abrían sus puertas y alzándose el conjunto alrededor de un patio central con salida a la calle; tal salida consistía en un portalón, precedido de un corto pasillo, cuyo cierre y vigilancia nocturna estaban a cargo del Sereno. Los habitantes compartían elementos comunes como lavaderos o letrinas, en algunos casos situadas en el patio. También en éste se alineaban más viviendas. El acceso a cada planta estaba previsto por medio de escaleras cubiertas o semi cubiertas, en muchos casos, de madera.
     Como consecuencia de la avalancha migratoria de gentes que se desplazaban a la capital, su construcción se convirtió en un negocio, pasándose por tanto de las habituales tres o cuatro alturas a las casi diez, dotándose a cada planta de los correspondientes elementos sanitarios, a compartir por los vecinos de cada una de ellas. Más tarde en posteriores edificaciones se instaló en cada vivienda lo que llamaríamos el baño, o sea, un simple retrete, sin lavabo. Fenómenos como la especulación que provocó el traslado de la Corte o el de construir gastando lo mínimo para ganar el máximo (algunas viviendas tenían entre 30 y 40 metros cuadrados) no sonarán tan lejanos a nuestros lectores. Hay cosas que no cambian. Esto nos lleva a otra de las características: la escasez de espacio de dichas viviendas, los delgados tabiques (de panderete en español de la Academia) y la nula privacidad y aislamiento, provocaban una falta de intimidad que los vecinos hacían más llevadera a base de solidaridad, extroversión y al hecho de compartirlo todo, como los corredores o el patio; las puertas abiertas cuando hacía buen tiempo daban la sensación de una mayor amplitud. Y más espacio para el juego y diabluras de los niños cuyo cuidado era  una responsabilidad compartida por todos.

        

        Quizá sorprenda a los no madrileños que en 1985 existían todavía unos 400 edificios denominados corralas, repartidos principalmente por los barrios del Rastro, Lavapiés, Embajadores, Malasaña y Vallecas. Pero atención: No se debe confundir un edificio con corredores con una corrala. Se parecen, pero no son lo mismo. Respecto a su protección, diremos que en 1976 entró en el debate público la demolición de un inmueble muy famoso del barrio del Lavapiés.

         De corralas las hay muy famosas. Restauradas o no, convertidas en Centros Oficiales o en establecimientos exclusivos y declarada alguna de ellas como patrimonio nacional, son un ejemplo de cómo vivían las clases populares de Madrid. Y si esta introducción ha estimulado su curiosidad, pueden Vds. encontrar de todo en la Red. En su día, maestros como Galdós o Baroja, buenos conocedores de Madrid y sus entresijos, escribieron retratos al natural de las corralas y sus habitantes. En el cine clásico español aparece un buen número de ellas pero nos detendremos únicamente en una muestra compuesta por varios films en los que la corrala es algo más que un escenario.  

        Vamos a empezar por la película más antigua. Se trata de El sexto sentido (1929) película experimental, lógicamente silente, considerada de culto y dirigida por Eusebio Fernández Ardavín y Nemesio  Manuel Sobrevila. Su argumento nos cuenta la relación de dos amigos, Carlos y León con un conocido común: Kamus, enigmático personaje que se ha comprado una cámara de cine. 


                         

         
            Para filmar la vivienda de uno de los protagonistas, se utilizó el escenario natural proporcionado por una antigua corrala, situada al parecer en los alrededores de Cibeles y Callao. Los fotogramas no muestran una visión general, pero sí la realidad sin maquillaje alguno de alguno de sus pisos.





                En la primera parte de la película Nuestro culpable (1938) rodada en Madrid en plena Guerra Civil y dirigida por Mignoni,  (muestra del cine libertario promovido por la CNT), aparece una corrala en la que vive el protagonista. Se puede ver cómo en ocasiones se instalaban en su interior pequeños negocios, como un zapatero remendón que ejerce en un bajo del patio. También es un buen ejemplo, suficientemente veraz, de cómo la vecindad aprovecha y comparte el espacio común para celebrar en él festejos varios. En esta ocasión se trata de un banquete de bodas. Para la ocasión, se adorna el patio con farolillos y cada uno aporta el mobiliario preciso para el banquete. No tenemos constancia de dónde se filmó.


Nuestro culpable. 1938.



                    Rojo y negro (1942) la controvertida película de Carlos Arévalo nos muestra en sus primeras secuencias, la vivienda en la que habita uno de sus protagonistas, todavía niño. Se trata de una corrala madrileña que no hemos podido identificar, pero que tiene bastante similitud con otras de la época, como la Corrala de Fernández de la Hoz.





             Surcos (1951) de Nieves Conde, una de las mejores películas de nuestro cine clásico, narra las peripecias de una familia que en los años cuarenta abandona el campo para marchar a Madrid en busca de una vida mejor. Cada miembro de la familia, el padre, la madre el hijo mayor y los dos hijos más jóvenes, chico y chica,  sufrirá los efectos del cambio de vida al que se enfrentan, en una ciudad dura y cruel, llena de trampas y penalidades que al final les hará considerar el regreso al pueblo.
 



               A su llegada a la capital son acogidos temporalmente por unos familiares que viven en una corrala. Cuando llegan a ésta, un grupo de pilletes ociosos no tarda en olfatear el aspecto de pueblerinos que les delata al ir  cargados con sus maletas, cestos y un pollo vivo. Les arrebatan el animal y lo arrojan al patio, donde se produce una gran algarabía. Se trata del primer golpe traicionero que habrán de sufrir.  La corrala en la que se efectuó el rodaje estaba situada en la Calle del Ave María del Lavapiés. Sabemos por testimonio de Nieves Conde que la corrala fue reconstruida en parte, para poder rodar algunas secuencias....    






            Surcos es una película carismática por muchos motivos. Si no expresamente, su mensaje pretendía disuadir a la ingente cantidad de españoles procedentes del campo que acudían a las ciudades en busca de una vida mejor: Un texto sobreimpreso en el comienzo de la película, lanzaba un mensaje semi-oficial al respecto. Si reflexionamos, ahí empezó la España vaciada. Aunque el film ya se ha tratado en numerosas ocasiones, no descartamos ocuparnos de él y de su Director más adelante. Para quien tenga interés en observar mejor la corrala y su ambiente, tanto los elementos comunes como la vivienda, nada mejor que ver la película, a la que dedicaremos una Entrada específica. 


               Del año 1953 son las dos siguientes películas de las que nos vamos a ocupar. La primera de ellas, Esa pareja feliz, dirigida por el tándem Bardem-Berlanga, nos narra las peripecias de Juan y Carmen, una humilde pareja de recién casados. Además de asistir a las muchas trapisondas por las que pasan para salir adelante y de poder seguirles muy de cerca en su vida cotidiana, se da la circunstancia de que ganan un concurso promovido por el jabón Florit que les convierte por un día en "La pareja feliz", traída y llevada con todos los honores por todo Madrid.




            Sus protagonistas habitan como realquilados en una casa perteneciente a la corrala denominada Casa Pané, a la que se accedía por la calle General Porlier. También esta película tiene su Entrada específica en el Blog.       

  





            La otra película de aquel año fue Así es Madrid. Nos muestra el cómo la tranquila vida de los habitantes de una corrala se ve alterada por la llegada de un individuo -Antonio- que vive al margen de la Ley. Se encapricha de una vecina pero tontea con la hermana de ésta para provocar sus celos, utilizándola además para sus turbios manejos.


 



            Sabemos que se rodó en escenarios naturales, y que la corrala en concreto pasó antes de la filmación por las hábiles manos de un extraordinario decorador: Luis Parrondo. No obstante, no hemos podido localizar el emplazamiento de la misma.

            Continuando con el orden cronológico que nos hemos impuesto, toca ahora hablar de Muerte de un ciclista (1955) dirigida por Juan Antonio Bardem. De esta película también se ha hablado largo y tendido por su significación en aquel momento y su peso en la historia de nuestro cine. Aunque no se libró de las presiones de la Censura que exigió un final ejemplarizante, narra los amores adúlteros de una mujer de la alta burguesía y un profesor de Universidad. En una de sus escapadas, atropellan mortalmente a un ciclista y por temor a que se descubra su romance deciden ocultar lo sucedido.




            El profesor, interpretado por Alberto Closas, movido por los remordimientos se deja caer por la vivienda familiar del muerto para, haciéndose pasar por periodista, interesarse por la mujer e hijos de la víctima. La casa es una más de la corrala a la que se accedía por el número 18 de La Ronda de Toledo.






                1956 fue el año en que se estrenó El expreso de Andalucía, dirigida por Francisco Rovira Beleta. El argumento, versión libre adaptada a los años cincuenta de un doble crimen perpetrado por unos maleantes en 1924, nos narra el asalto al vagón correo del mencionado tren, en el que participan un pelotari fracasado, un estudiante poco aplicado -hijo de un ferroviario- y un delincuente de poca monta. A esta película de género policíaco, muy bien hecha por cierto, no le faltan ninguno de los elementos característicos del género. 
 


                
            Tiene el interés añadido de reflejar con suma fidelidad el ambiente y las gentes que pululaban por la zona del Rastro, en ocasiones filmando con cámara oculta o siguiendo los movimientos de los actores y de todo aquel que estuviera dentro de plano en aquel momento. La corrala en la que transcurre parte del film y en la que se produce el desenlace final, estaba situada cerca del Rastro, con acceso por el número 105 de la Calle Toledo.







 
            En el año 1957, Joaquín Romero Marchent presenta su película Fulano y Mengano. El argumento tiene su aquel: Los protagonistas, Carlos y Eudosio, salen de la cárcel donde han cumplido la pena que injustamente se les impuso por un delito no cometido y pasan por mil penalidades para conseguir trabajo y una vida digna, ya que todo el mundo les rechaza. 




                
Las escenas que nos interesan en esta ocasión, se filmaron en la corrala situada entre las calles del Rosario y San Bernabé, con entrada por ésta última. 




            Sigamos adelante: Llegamos al año 1958, año en el que se estrena la celebérrima El pisito dirigida por Marco Ferreri. La cinta es un guiñol tragicómico que tiene como telón de fondo el problema de la vivienda, verdadero motor de las aspiraciones y manejos de todos los actores-títere, principalmente de Rodolfo y Petrita, eternos novios por no poder acceder a una vivienda y casarse. No fue la única película de la época que puso en evidencia el problema, pero sí la más agridulce y popular. Les hablaríamos de su magnífico reparto, de que fue la película revelación para Mary Carrillo y José Luis López Vázquez, del guión de Rafael Azcona...pero mejor véanla. Nosotros le dedicaremos una Entrada tal y como se merece.

 


                
Hemos seleccionado dos fotogramas de esta película. El primero de ellos, el de la izquierda, muestra la vivienda donde habita Rodolfo, aunque no estamos seguros de que estuviese ubicada en una corrala. Ese piso cuya inquilina titular es doña Martina (genial Concha López Silva) presenta una distribución bastante amplia, aunque todo tiene un aspecto pringoso. La fotografía de la derecha corresponde a la corrala donde Petrita vive recogida por su hermana, en un piso de mínimas proporciones y máxima ocupación ya que tienen hasta un realquilado paralítico con su correspondiente silla de ruedas. Se filmó en la corrala de Juan de Urbieta.







                                 Y llegamos a los años sesenta. Don Lucio y el hermano Pío, dirigida por Nieves Conde en 1960 y protagonizada por Pepe Isbert y Tony Leblanc es una tragicomedia con final feliz. El hermano Pío es un limosnero que gestiona por encargo de las monjitas de un orfanato la recogida de donativos entre las clases acomodadas madrileñas. Su trabajo consiste en llevar a los domicilios de estas gentes una antigua y muy popular imagen del Niño Jesús que despierta la devoción de todos. Deja el "Niño" unos días en el domicilio de los benefactores que a cambio le entregan sustanciosos donativos para el sostenimiento del orfanato. Un delincuente de poca monta (Tony Leblanc que siempre bordaba los papeles de caradura) le roba la imagen y la lista de visitas para, haciéndose pasar por limosnero sustituto, ir de domicilio en domicilio apoderándose de los donativos. Al final todo se solucionará gracias al fervor de los modestos habitantes del edificio en que reside la familia del timador, construcción ya moderna pero que de algún modo recuerda el antiguo concepto de comunidad popular.  




          Siempre que el hermano Pío se desplaza a Madrid para cumplir con su misión, se aloja en la Posada del León de Oro, antigua corrala situada en el número 12 de la Cava Baja y convertida ya por aquel entonces en hostal. También hubo en ella un guarnicionero y estaba junto a los restos de la muralla cristiana del Siglo XII. Los tres primeros fotogramas corresponden a la mencionada Posada. La última, a la mencionada más arriba.










                La busca (1966) adaptación de la novela de Pío Baroja dirigida por Angelino Fons, nos muestra el Madrid de 1900. Un joven de provincias que se desplaza a la capital con la intención de ganarse el sustento, será el guía que nos llevará por los entresijos de Madrid, primero desempeñando diversos oficios sin demasiado porvenir y después, dada su falta de carácter y rodeado de miseria y malas compañías terminará por incorporarse al mundo de la delincuencia y la prostitución.



            El autor de la obra original situó parte de la acción en las viviendas existentes en el Corralón del Tío Rilo. Para el rodaje del film hubo que utilizar una edificación de parecido aspecto y antigüedad. 





            Cambiando totalmente de registro, nos referiremos a La niña del patio (1967) dirigida por Amando de Ossorio. Con un argumento facilón para el lanzamiento de una estrella infantil (Rocío), no se escatimó en el reparto ya que intervienen también figuras como Estrellita Castro y el popular Juanito Valderrama, ya mayorcitos,   así como Pepe Blanco y Dolores Abril. Si se animan a repasarla, a ver si son Vds. capaces de descubrir a una jovencísima Victoria Vera que ni siquiera aparece en los créditos. 




            En su argumento, pelín surrealista, los habitantes de una corrala han prohijado entre todos a una criatura abandonada que crece exhibiendo unas innegables facultades artísticas. Sabedores de que la casa ha cambiado de dueño (a manos de un extranjero, nada menos) y que pueden ser desahuciados, deciden convertir la corrala en una especie de parque temático folclórico. La corrala no hemos podido identificarla y quizá los elementos originales han sido ligeramente maquillados. Pero como corrala, ahí la tienen de ejemplo:








                Terminamos este repaso saliéndonos excepcionalmente del cine y de la época que habitualmente abarca nuestra tarea. La excelente serie de Televisión Española, Fortunata y Jacinta, dirigida en 1980 por Mario Camus y basada en la obra homónima de Benito Pérez Galdós, también puede servir de ejemplo para nuestro propósito. Para quienes ni hayan visto la serie ni hayan leído el libro, diremos que aparece una corrala en una de cuyas viviendas fallece una mujer, alcohólica y trastornada,  personaje secundario en la narración. En las idas y venidas de unos y otros para socorrerla y llevarle el viático, se puede contemplar el edificio y algo de la vivienda.
           
 


           En una entrevista concedida años después del estreno por una de las actrices protagonistas, ésta contaba que las escenas fueron rodadas en una auténtica corrala, ya desocupada, y que le constaba que había sido demolida poco tiempo después. Siempre nos quedarán las fotografías.



           En su novela, el autor presentó un vivísimo retrato de cómo vivían los madrileños de finales del Siglo XIX en éste y otros tipos de viviendas, desde la miseria a la opulencia. Este año en que se ha cumplido el centenario de su fallecimiento, Benito Pérez Galdós no ha podido recibir el homenaje popular y oficial que se merecía. Parece una burla del destino que uno de nuestros escritores más preclaros y universales haya sido nuevamente relegado a un segundo plano y de algún modo, ignorado. 





            Queremos agradecer a nuestro amigo Jesús García Molina la aportación de sus experiencias y recuerdos infantiles, ya que vivió con su familia en una de estas corralas durante los primeros años 50 del pasado Siglo. 
             




2 comentarios:

  1. Hola muchas gracias por la aportación. Quería preguntar al autor de la misma si la corrála donde vive Lucio es real y en que lugar de Madrid se encuentra (O encontraba).
    Muchas gracias

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  2. Hola José.
    Bienvenido a este Blog.
    Tu nombre evoca lo mejor de nuestro cine español clásico.
    Según los registros del Madrid Film Office, las localizaciones de la película fueron las siguientes:
    Calle Ribera de Curtidores | Estación de tren de Atocha | Puente de Segovia | Plaza del Ángel | Calle Toledo, 37 | Calle Cava Baja, 12 | Calle Juan Bravo, 17-27

    Esperamos que te sirva de ayuda.
    Un cordial saludo.

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