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LA BODEGA BOHEMIA DE BARCELONA

 


                                      

    

                Amigos lectores: Les invitamos a subir al tranvía del tiempo  para ir a una calle de Barcelona de comienzos del siglo XX. Mientras dura el breve trayecto, repasaremos algunos datos sobre el arte y el ocio en aquella ciudad tan cosmopolita. Los lectores del Blog ya tendrán una ligera idea si se detuvieron en la Entrada que dedicamos a Tina de Jarque. No es exagerado afirmar que la ciudad contaba con una animada vida nocturna, gran parte de la cual se extendía a lo largo del paralelo 41º 22´33´´ que cruzaba la ciudad, lo que bautizó en plan Julio Verne al Paral·lel -El Paralelo- : Una avenida repleta de Cafés, Teatros de Variedades, Restaurantes, Cervecerías, Circos etc..y un enjambre de visitantes que día y noche llenaba sus aceras y terrazas: Nada que envidiar al Broadway neoyorquino, al West End de Londres o a Montmatre en Paris. 


Transformistas a principio del Siglo XX. ¿Flor de Otoño?


        ¡Ya hemos abandonado el tram! Nos han dicho que para ir a la calle Conde de Asalto preguntemos por el Arco del Teatro. La calle en cuestión se encuentra en el Distrito V, por mal nombre Barrio Chino. El nombre de la calle que buscamos tiene su origen en la hazaña de un tal Vicente González, quien asaltó heroicamente el Castillo del Morro de La Habana, obteniendo de Carlos III el "Condado de Asalto". A pesar de tan belicoso nombre, la calle Conde de Asalto (hoy Nou de la Rambla, en El Raval) ha alojado tras la fachada de sus casas a mucha gente del mundo artístico: Juan Viladomat (compositor del tango "Fumando espero") formaba en su Academia del número 106 a futuros artistas de varietés. también vivió allí -concretamente en el número 48- el matrimonio Codoñer-Belenguer, compositores de la popular "Mi casita de papel". Estaba el London Bar, y en el número 12 el famosísimo Edén Concert. Había también casas de putas -dicho con todo el respeto y no es broma- como las famosas Casa Emilia y Maruja la Rusa. Hoy en día y en uno de sus extremos, frente al número 108 se levanta una escultura homenaje a Raquel Meller. Y parece ser que nuestro querido y admirado germà gran, Joan Manuel Serrat, nació en el número 38, aunque el hogar de su infancia fue Poble Sec.  

        Bueno, pues aquí en el número 11, chaflán con la calle Lancaster, tiene el señor Alavedra una charcutería (Celler bohemi) que funciona la mar de bien porque vende productos de calidad. Pero el señor Alavedra tiene, ¡ay!, una pasión secreta e insatisfecha, una debilidad hacia el mundo del espectáculo, hacia el cante, el baile y las variedades. En su espaciosa trastienda,  a la que se accedía por un breve túnel de cuyo techo colgaban chorizos y jamones, había un piano, un minúsculo escenario y un puñado de mesitas y veladores. Allí se reunían, después de sus actuaciones los artistas profesionales, los aspirantes a serlo y demás gentes de la noche para distraerse, tomar una copa y cambiar impresiones. Algún buscador de fama -todavía sin carné- interpretaba una pieza, alguna famosa vedette se subía al escenario o quizá un artista ya consagrado regalaba a la concurrencia con su arte. También tenían allí sus últimas noches de gloria artistas envejecidos y pasados de moda, pero igualmente aplaudidos. Se corrió la voz entre los noctámbulos y aumentó sensiblemente la concurrencia.


La Bodega bohemia, tras la intervención de Clavé y Ortiga.


        Sin movernos de aquí, vamos a ir viendo cómo pasan los años: En 1935, Alavedra se decide a decorar adecuadamente el local. Les encarga a los artistas multidisciplinares Antoni Clavé y Salvador Ortiga una remodelación. Hicieron un bonito trabajo, aunque se dice que nunca llegaron a cobrar sus honorarios, y allí quedó su arte, tan innovador e inspirado, que imprimió carácter al local durante todos los años de su existencia. También se abrió -por fin- una entrada independiente por el número 2 de la calle Lancaster.  


                                                 

      

    Al término de la Guerra Civil, una orden gubernamental obligó a castellanizar los nombres de todos los establecimientos de la ciudad. Se optó por rebautizar el local como la Bodega Bohemia. Durante los años 40 era asiduamente visitada por gentes de todo tipo. En algún momento (1945?) cambió otra vez de propietario -Francisco Prió- y a partir de los años 50 formaba parte del recorrido nocturno de moda: lo frecuentaban artistas, marinos con y sin uniforme, intelectuales, y personajes de la burguesía barcelonesa. La lista de visitantes ilustres sería interminable y seguro que nos dejamos alguno, pero aquí tienen una selección: Sara MontielTenesse Williams, Broderick Crawford, el Ministro Manuel Fraga, los marqueses de Villaverde, Sacha Distel, Salvador Dalí y Gala, Carmen Sevilla con Augusto Algueró, Carmen Amaya y sabemos por las memorias de Oriol Regás que los personajes emblemáticos de la gauche divine barcelonesa y la enorme troupe que les seguía, tenían predilección por la Bodega Bohemia en aquellas noches sin fin de los años 60. Acudían atraídos por las actuaciones, tan decadentes y transgresoras y por el aspecto abigarrado del local, lleno de fotografías, guirnaldas de banderas, frases inspiradas, cachivaches, cuadros y recuerdos. Más acontecimientos destacables fueron el cambio de nombre de la calle en 1977, recuperando el tradicional "Nou de la Rambla"; la presentación del primer disco (L'home dibuixat) del entrañable Jaume Sisa, quien repitió en 1985 convertido en Ricardo Solfa; la visita con subida al escenario del pintor naïf Ocaña (el del retrato intermitente) autor además de un mural en el local; y en agosto de 1997, otro visitante ilustre se subió al escenario y cantó: Julio Iglesias




        Tenemos entendido que finales de los años 70, el local había pasado a manos de un señor llamado Manuel Puga. Seguía siendo un foco de atracción y su propietario ideó unos premios que se otorgaban los viernes a personalidades del mundo del espectáculo. Se entregaron a la "Bohemia de honor" o al "Bohemio de honor" en 170 ocasiones a personalidades muy conocidas del mundo de la farándula. Pero en abril de 1998, La Bodega bohemia cerró definitivamente sus puertas, siendo derribado el edificio en 2002.  

         Toda esta introducción tenía por objeto situar a los lectores en plan espacio/tiempo y hacer de preámbulo, porque este es un Blog de Cine y vamos a repasar las películas en las que aparece la Bodega Bohemia así como los artistas, más o menos fijos que actuaron allí. Casi todas las producciones son de los años 60, amén de un par de cortos rodados al filo del cambio de siglo, con la Bodega ya cerrada o a punto de estarlo.



 

           Si no andamos errados, la primera película que mostró interés por la Bodega Bohemia y que recogía algunas actuaciones "en vivo" fue Delincuentes, de 1957 dirigida por Juan FortunyLlama la atención que el rótulo luminoso de la calle no es exactamente el del local. ¿Fue un desacuerdo con el dueño? ¿Un intento de evitar publicidad, o quizá una inverosímil imposición de la Censura?




  

         En la secuencia rodada allí aparece el que fue el alma del local durante 20 años: el transformista (según él fantasista) Oh Gran Gilbert que cambiaba varias veces de indumentaria durante los espectáculos y que en esta ocasión podemos admirar en una de sus caracterizaciones favoritas: Vestido de torero y caracoleando con sus castañuelas, cantaba Pisa, morena.



 

        Luego nos detendremos en el Gran Gilbert, para hablar de su curiosa vida artística. Seguimos repasando los particularísimos artistas que aparecen en la película:  encontramos a Caballero Godia, un señor vestido con un impecable traje blanco -en ocasiones con un frac- y tocado con un canotier y que empieza su actuación ya en plena calle: haciendo malabarismos con el bastón al tiempo que penetra en la sala, cruza el escenario con paso ligerísimo y comienza su verborrea. ¿En qué consiste su actuación? Imita el silbo de los pájaros. Lo que llama la atención -y ello le iguala al resto de artistas- es la desenvoltura con que actúa, el convencimiento, la determinación que le mueve y que le procura los aplausos del público.

 



      Según hemos leído, Caballero Godia era hijo de una familia acomodada de Viloví d'Onyar, pero los misteriosos designios del destino le llevaron a trasladarse a Barcelona para compartir su suerte con la gente de la farándula...

        Llega después la actuación de otro personaje: Mery Alda. Esta cautivadora mujer ejercía una fascinación difícil de explicar por su talante, su apostura y su modo de hablar arrastrando las palabras como si de una Dietrich castiza se tratara. Parecía, no obstante, tocada por el dedo de las Musas patrocinadoras de las Artes: la Música, la Comedia, la Tragedia y la Lírica, que repartía en sus números como una forma de condescendencia amable hacia el público y con una seguridad en sí misma que hacía reír a los paletos pero que infundía un profundo respeto en el resto del público. La fotógrafa Coleta se acordó de ella en su mítico fotolibro Antifémina, publicado en 1977 y secuestrado por la autoridad incompetente.



     
         Mery Alda (también aparece como Mary o Mari) fue también una aplicada pero modesta actriz de cine; contando los films que vienen hoy al caso, entre 1957 y 1963 apareció en 9 ocasiones. Aquí la tienen haciendo de criada en la peculiar cinta Las travesuras de Morucha (1962).


 

        Actúa después un joven Juanito Vargas, bailaor de flamenco y Mercedes Monterrey - quien por entonces era ya una actriz consagrada del Cinema patrio- en un papel al servicio del guión del film, ya que no era una artista habitual.  



 

        La película contó con el mejor músico posible: el Maestro Serramont, quien acompañó a los cantantes sentado al piano o como en este caso, con el acordeón. Puede vérsele en la fotografía.

            En 1961 Luis García Berlanga rodó Plácido. Necesitaba dos  actrices que interpretasen a las estrambóticas hermanas -Bibiana y Josefa- del no menos  peculiar dentista Don Poli (aquel que asiste al pobre en casa de los Galán). El rodaje de la película se llevaba a cabo en Manresa y debió encontrar a sus intérpretes en la Bodega Bohemia. Son Mery Alda y Carmen Farguell




Las hermanas cantan un villancico.
 Al piano, Mery Alda.


                     
 
        

            

        También en 1961, el realizador alemán Peter Schamoni dirigió un corto de 12 minutos titulado Bodega bohemia, que se estrenó en 1962. Se dice que tras una visita al local quedó impresionado de tal modo que decidió filmar y montar el cortometraje. No sabemo si fue Berlanga el que le habló de la Bodega bohemia o si Berlanga decidió tomar del trabajo de Schamoni a dos de las artistas. Lo que sí sabemos es que ambos cineastas se conocían y que coincidieron con frecuencia como miembros del jurado en certámenes cinematográficos. En el film de Schamoni actúan Oh Gran Gilbert, Mery AldaCarmina Farguell, Mari Bleyto, y Otilia Lannessans




El Gran Gilbert en su actuación predilecta.


Rema, rema, rema Mery Alda....




La Farguell en un fotograma de la película
 interpretando un aria de Tosca. Su actuación nos hace evocar
 sin remedio a Florence Foster Jenkins.


        Y tras ella, Mari Bleyto interpreta su Violetera con la misma seguridad y determinación con que actúan sus compañeros. Sabemos, como se verá en el siguiente film a reseñar, que algunos espectadores acudían con la intención de reír y burlarse de los artistas, por viejos, por ridículos...







 ...pero eran una minoría: la firmeza con que ejecutaban sus actuaciones a pesar de su avanzada edad ejercía un embrujo que solo percibían algunos corazones sensibles; el resto mantenía el respeto ancestral que suele observar cualquier espectador.


                         




        No nos olvidemos de Otilia Lannessans. Durante todo el cortometraje acompaña al piano a los artistas. Era una mujer cultivada, tocaba también el acordeón y pese a lo exótico de su nombre artístico, el apellido es bien común. En todo momento está atenta a lo que sucede, tanto en el escenario como en la sala. 



 
        Pasamos a 1963, año en que se estrenó la siguiente película en la que aparece de nuevo nuestra Bodega bohemia. Se trata de Noche de Verano, dirigida por Jorge Grau y agraciada en sendos festivales: el de Mar de Plata y el de Valladolid. El film narra los escarceos de un grupo de jóvenes matrimonios pertenecientes a la burguesía barcelonesa, en el período que va desde una Noche de San Juan hasta la del siguiente año. Ya entonados, siguen la sugerencia de uno de ellos y se pasan por la Bodega bohemia. Solo veremos actuar a Mery Alda quien acto seguido se sienta con los clientes. Otilia Lannessans toca el piano y después ameniza el baile con su acordeón.


 




Paco Rabal y Maria Cuadra se van a marcar un baile.
 Al fondo, Otilia Lannessans.



        En 1966, Manolo Summers realizó su Juguetes rotos, un film de autor, con hechuras periodísticas (el guión lo hizo conjuntamente con Tico Medina), en el que presenta la modesta vida que llevaban, en el momento de rodarse la película, algunas personas que disfrutaron tiempo atrás de fama y fortuna pero que habían sido olvidados por el público. De entre ellos, nos presenta a Oh Gran Gilbert, al torero Pacorro, al futbolista: Guillermo Gorostiza, o al boxeador Paulino Uzkudun. Gilbert, cuya semblanza abre la película, participó encantado por vanidad y porque debió recibir algún dinero, pero no se ajusta al perfil del resto de personajes del film: no había pasado de ser un joven triunfador a una anciano refugiado en la Bodega Bohemia, sino todo lo contrario; allí sí alcanzó popularidad, reconocido y apreciado por unos y otros, aunque nunca le sobró una peseta. 
                           
    



   

 
        Joan Massó i Gilbert nació en Figueres en 1885. Tras ejercer como peluquero de señoras en Barcelona, se unió al mundo del espectáculo y viajó por todo el mundo como artista de music-hall. En 1950 regresó a Barcelona y después de actuar en el cabaré Malibú encontró su lugar en La Bodega bohemia como chanssonier, humorista y -según él- fantasista. Imitaba a personajes famosos: Maurice Chevalier, La Chelito, Raquel Meller, La Fornarina...etc. Fue el alma y emblema de la Bodega bohemia durante 20 años. 


     En 1971, con 86 años a las espaldas, se sintió repentinamente indispuesto y tuvo que interrumpir su actuación: le acompañaron hasta su domicilio donde falleció pocos días después.
 



        La película de Summers da protagonismo a Oh Gran Gilbert, y nos lo muestra tanto sobre el escenario como por las calles de Barcelona. De pasada, recoge escenas de la Bodega bohemia con las actuaciones de Carmina Farguell Mary Bleyto



        Manolo Summers sacó partido de la buena disposición de este hombre. Acentuando el tono surrealista y fantasista de Gilbert, rodó varias escenas en plena calle que hoy nos parecen inoportunas. 
Pero ahí quedó la película. Oh Gran Gilbert nunca esperó que se rieran de él en la calle, sino hacer reír al público desde un escenario. 

 





             Como se dijo más arriba, la Bodega bohemia cerró sus puertas definitivamente en 1998. Pero todavía se abrió de modo privado en dos ocasiones, para permitir unos rodajes. 

        El  primero de ellos fue Adiós bohemia, una especie de homenaje al viejo local con motivo de su desaparición, de los realizadores Fransi del Villar Dille y Oranne Mounition Cámara. Rodada en 1999 recogía actuaciones de Gilda Love y  Mario Del Valle.
 






                    Y la segunda, Yo soy así (La bohemia nunca muere) obra de la  realizadora Sonia Hernán Dolz. Se filmó en el año 2.000 con parecida intención y contenía actuaciones de Mario Del Valle y Maruja Villarreal. 



                  
        Y aquí les cogimos, y aquí les dejamos. Se nos puede haber escapado algún trabajo, profesional o amateur. Si alguien nos lo advierte, se incluirá. También TVE emitió un episodio en 1985, dedicado a la Bodega bohemia como parte de su serie Candilejas. No hemos podido acceder a su contenido. En cualquier caso, sirva esta Entrada para honrar a tantos transformistas y estrellas de la noche, no siempre reconocidos ni respetados.    
            
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 Esta Entrada está dedicada a Asunción Cuñat, Chon, ángel del local valenciano La Cetra. In memoriam.