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IRREPETIBLES: MANOLO ZARZO (1)

 

        En Febrero de 2020, poco antes de que comenzara la pesadilla del coronavirus echaba a andar nuestro Blog. Hemos llegado hasta aquí y esta entrada que hace el número 50 se la dedicamos con todo el cariño a Manuel López Zarza, Manolo Zarzo, un pedazo de actor, trabajador incansable y buena persona. Hablaremos de su vida familiar sin meternos entrar en detalles que no vengan al caso; del actor pero sin ponernos pesados detallando película a película y de sus opiniones sobre el cine que son como la de Vd. o la mía: nunca han pretendido sentar cátedra.  

           Su padre que era de Mula y su madre salmantina se conocieron en Madrid, trabajando. Manuel nació en la primavera de 1932, en la Colonia de los Carteros del barrio de Ventas, de modo que tenía siete años cuando terminó la Guerra Civil. Era el pequeño de ocho hijos. Y si hemos de hacer caso a los expertos cuando afirman que las vivencias de la infancia determinan nuestra vida adulta, Manolo Zarzo es una prueba viva de ello.


Arriba, a la derecha, la Colonia de los Carteros.

      

                Según sus propias palabras, mi familia era de clase obrera, pero en mi casa se respiraba felicidad, risas y amor. La vida me ha dado muchas recompensas. Sus recuerdos de la Guerra Civil -y de la posguerra- son escasos. Su padre, albañil de profesión, pasó el conflicto haciendo de camillero de la Cruz Roja en el Madrid sitiado. Y su madre, comadrona, les llevaba al teatro siempre que podía. De la vida cotidiana durante aquellos años sólo recuerda el haber suspirado por comer pan blanco y el odio a las lentejas, que eran con frecuencia el único alimento en la mesa familiar. Si le preguntas, te dirá que la Guerra Civil fue una mierda, la mayor tragedia de este País, hermanos y vecinos denunciándose y matándose entre ellos. Con todo, aunque Manolo y su hermana Pepa debieron venir al mundo con el amor a las tablas en los genes, por aquellos años y en una familia humilde -y numerosa-, sólo el talante de libertad y amor a la cultura de los padres podía asumir como natural que tanto él como su hermana Pepita asistieran a una academia de baile y participaran en representaciones de barrio por la contornada: barrio de Los Lanceros, Villa de los Toreros La Guindalera y su propia Colonia. Y de los dos, fue su hermana la que abrió camino para ambos. 

        Cuando todavía eran muy jovencitos, Pepita y él formaron un dúo cómico y fueron contratados por varias compañías ambulantes, pero fue su incorporación en Los chavalillos de España lo que les proporcionó el espaldarazo artístico definitivo, recorriendo numerosas ciudades españolas. Corría el año 1948 y nuestro hombre tenía 15 años. Aquellos chavalillos fueron más tarde Los muchachos de España. Existe una anécdota entre Lina Morgan -compañera de elenco- y Manolo que después se ha aireado y quizá exagerado; mantuvieron una relación amorosa que por aquel entonces consistía en algún beso robado y poco más. Lina Morgan tenía 13 años y abandonó la Compañía dos años más tarde.

 



        Y sucedió lo que habría de cambiar la vida de M.Z., cuando Antonio del Amo, un joven Director de Cine, se fijó en aquel muchacho durante una representación en el Teatro de La Latina y le ofreció un papel en su próxima película. El hecho es que Manolo Zarzo se estrenó en ese mundo dando vida a un personaje bastante relevante en Día tras día (1951), que era la película número seis del Director. 

        

"Era un papel muy bonito.
 Yo hacía de amigo de los protagonistas".

        Todavía se pondría Manolo a sus órdenes en tres películas más: El pescador de coplas (1954), Sierra Maldita (1954) y Saeta de Ruiseñor (1957). Durante los tres años que transcurrieron entre sus dos primeras películas, Manolo volvió al Teatro, como miembro de la Compañía de  Gracia Montes. Nótese para subrayar la permanencia y veteranía de Manolo Zarzo que sus compañeros de reparto en las cuatro películas    fueron gentes como Rubén RojoMarujita DíazTony LeblancVicky LagosJosé PradaManuel GuitiánManuel RequenaMarisa de Leza o Mario Berriatúa. Ya no queda ninguno vivo, ni el Director, que falleció en los años 90 del mismo modo que el prometedor Berriatúa. "Te diré que es duro ver películas en las que todos tus compañeros han muerto" confiesa Manolo. Sin duda.

        En 1958 se había estrenado Las chicas de la Cruz Roja, cinta emblemática que llevaba a las pantallas el stardust nacional, construido con bellísimas actrices, el lujo del tecnicolor y guiones  trufados de castos romances y chistes tolerados. El año siguiente se repitió la fórmula con El día de los enamorados. En su reparto estaba Manolo Zarzo. "El tiempo, el implacable, el que pasó" se ha llevado por delante a aquel cine y a casi todo el mundo que participó en él. Sólo quedan nuestro protagonista y alguna roca imbatible como Concha Velasco o María Mahor, aunque en honor a la verdad hay que decir que son más jóvenes que M.Z. 

 

Mabel Karr, Katia Loritz, Luz Márquez y Concha Velasco. 

 

       

        
Velasco, Loritz, Mahor y Karr.



         Llega 1960 y dos hechos van a marcar la vida de Manolo Zarzo: Por una parte, interviene en la emblemática Los golfos, producida por el rebelde Portabella y dirigida por Carlos Saura. Película que dio una patada a la jaula de los periquitos del Régimen, tan duros y a la vez tan frágiles. Película que junto a unas pocas más comenzó a cambiar el cine de este País.


Luis Marín, Manolo Zarzo en el centro; a su izquierda María Mayer.



María Mayer y Saura durante el rodaje.


            De Los golfos habría mucho que decir, o sea, que da para una Entrada exclusiva. Pero por esta vez nos limitaremos a la presencia y consagración de M.Z. y a la aparición -fue su primer film- de María Mayer, actriz que al igual que Sara Lezana en Los Tarantos o El viaje a ninguna parte, introducía en nuestro Cine una tipología de mujer totalmente innovadora.




     El otro hito importante en la vida de Zarzo fue un aparatoso accidente en el que una de las personas heridas fue Manolo Zarzo. Él rememoraba los hechos de este modo: "Fue exactamente el 23 de septiembre de 1960, yo iba a hacer una película en Italia y tenía que sellar el pasaporte en la Puerta del Sol. Cuando iba de camino me encontré con un incendio en la Calle Carretas. Había una gran multitud de gente. Yo, junto con otras cinco o seis personas más, decidimos intervenir y nos metimos allí. La gente juntaba varias mantas que utilizaban como cuerdas para que las personas que estaban atrapadas pudieran bajar del edificio. Recuerdo que vi a una chica que se subió a una ventana para tirarse, y yo, instintivamente, me eché hacia atrás para cogerla. Me desperté dos horas después en el Hospital General de Atocha, abrí los ojos y no veía nada, estaba como muerto, tuve roturas en las cervicales, dorsales y la más grave: en las lumbares. Estuve casi dos meses con todo el cuerpo escayolado pero al final todo salió genial". Lo cierto es que después le han tenido que intervenir en varias ocasiones. Y no dijo nada del dolor añadido: cuando sucedió todo aquello acababa de perder una niña de dos meses.

            



  Nota.- Sirva para la presente y para la segunda entrega: Siendo parte de las obras mencionadas más recientes en el tiempo que las del resto de películas tratadas en este Blog, hay que aclarar una vez más (ya se dijo en la declaración de principios de la primera Entrada), que no tenemos interés económico alguno ni lo perseguimos. Se reconoce pues la Propiedad Intelectual sobre las imágenes reproducidas, obtenidas de hemerotecas o de la Red, de aquellas personas o Entidades que detenten tal derecho.  A.M.G. del Cine Español.