Archivo del blog

RAZA 2 (OPERACIÓN MAQUILLAJE)



    



    Ya hemos "visto" la película en la anterior Entrada. Ya se sabe: inocentona, previsible, sesgada y concebida para sustentar la versión de una de las partes en el conflicto civil. Se hicieron muchas películas patrióticas, en general bien vistas por el Régimen salvo alguna excepción como la del Crucero Baleares, una oda al heroísmo de los marinos de la flota nacional que, en un pase privado para los jerarcas de la Marina, fue condenada por éstos (con indignación de alguno de ellos) a desaparecer: destrucción de todas las copias existentes y amenaza bien explícita a quien se le ocurriera guardar una. Como resultado de su desaparición, al no existir, no se pagaban las cuentas pendientes, que afectaban a todos aquellos que participaron en el rodaje, actores, constructores, equipo técnico y realización. Costó muchísimo tiempo cobrar parte de aquel dinero porque la película estaba maldita. Nadie movía un dedo. Si quieren los lectores conocer más detalles, existe una Entrada específica en este mismo Blog dedicada al film.

    Pasaron los años y la Historia no se detuvo. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, España estaba considerada como afín y cómplice de los regímenes fascistas alemán e italiano, que habían perdido la Guerra (1945) dejando a España en mitad del baile y con el paso cambiado.



 La ONU nos rechazaba. El mundo libre nos rechazaba. Franco consiguió en varias ocasiones levantar la moral del pueblo con sus famosas y multitudinarias concentraciones de apoyo, pero el País estaba destrozado. Había hambre y miseria por todas partes. Y para acabarlo de arreglar, unos por patriotismo, otros por necesidad...¡A Rusia! con la peor compañía. 







     Mientras, los años se iban sucediendo y las cosas cambiaban poco a poco: En 1947 Francia abrió de nuevo su frontera con España. Las alianzas surgidas en la II Guerra Mundial se deshacen y comienza la Guerra Fría. Eva Perón visita España: Argentina pondrá comida en las mesas de los españoles a cambio de minerales específicos y alguna otra compensación. Franco respira aliviado: No todo el mundo nos rechaza, pero él quiere romper ese bloqueo internacional que castiga a su Régimen a causa de las amistades peligrosas. La ONU sigue erre que erre pero en los USA se va fraguando otra idea: En 1949 uno de sus potentes Bancos nos da un crédito de 25 millones de dólares. 


              

    
    En 1950 se hace patente que, para que se olviden de nuestros coqueteos con lo peor de lo peor, no se pueden tener en la cartelera de los cines películas como Raza, tal cual se venía distribuyendo desde 1942. O desaparece, o se la cambia quitando de allí y añadiendo por allá. Luego lo vemos. En septiembre de 1953 se producen más novedades: Se firman en Madrid los pactos de colaboración España/Estados Unidos. Resumiendo: instalarán en nuestro territorio cinco bases a cambio de ayuda económica y militar. 



   El año siguiente, en abril de 1954 llegó a Barcelona, fletado por la Cruz Roja, el buque Semíramis procedente de Odessa con 286 repatriados de la Unión Soviética, la mayoría voluntarios de la División Azul que habían estado presos, además de elementos de variada condición entre los que destacó un grupo de cuatro "niños de la Guerra".


Las escenas que se vivieron con la llegada del buque tenían entonces algo de reparación, de acogida a los héroes. Vistas hoy en día invitan a una silenciosa introspección.

 


 Ese año además se firma el Concordato con la Santa Sede y, finalmente, en 1955 ingresamos como miembros de pleno derecho en la ONU. El Presidente de los Estados Unidos visitará España en 1959.


 

        


    En 1964, Franco, ya aliviado de sus muchas obligaciones como Jefe de Estado atiende sus propios intereses solicitando el ingreso en la SGAE.

    Y ahora vamos con la película. ¿Qué pasó? Pues que se dijo donde fuera preciso que se iba a resonorizar, porque las copias existentes adolecían de problemas sonoros. Se ordenó la destrucción de todas las copias existentes de la antigua Raza. Se efectuaron unos cambios (cortes de secuencias, cambios en la locución de los actores) y se rebautizó el resultado como Espíritu de una Raza, que a aquellas alturas despertaba poco interés y que todo el mundo consideraba "la de siempre". Al actor Pepe Nieto, que también actuó en el film original, se le encargó la dirección del doblaje y el motivo que le dieron fue que "Franco nunca estuvo satisfecho con el sonido de la primera". La cosa pasó desapercibida porque ya nadie iba al cine a ver que si el Alcázar, o que si el Santuario se rinde o no, sino a soñar con Rita Hayworth y  todo el glamour de Hollywood.
 



 
    Siguen pasando los años y en 1993 la Filmoteca Española consigue una copia antigua que estaba en poder de un distribuidor ambulante.  Después de tantos años de trajín, exhibida en mil cines, con cortes y  composturas de emergencia en las cabinas de proyección para ser finalmente arrumbada, permitía, no obstante, ver las diferencias entre ambas versiones. Y ¡Oh albricias! en 1995 la Cinemateca de Berlín, ordenando y clasificando los antiguos fondos cinematográficos de la RDA, encuentra otra copia. Esta vez, material impecable.
    Las diferencias que se observan entre ambas versiones son las siguientes: Primero la duración, ya que Espíritu de una Raza dura 96 minutos y no 113 como su predecesora. Después, el discurso que hacía responsable a los Estados Unidos de nuestros desastres coloniales: Ya no está. A la Falange ni se la nombra; Franco estaba decidido hacía tiempo a sacarlos del balcón. Tampoco se nombra ya a la Masonería. Se cortan las numerosas secuencias en las que aparecen actores y figurantes haciendo el saludo fascista. Donde antes se decía "anti-fascista" ahora se dice comunista...Y arreglado.  
    
    Y llegamos al final de esta historia. Por si alguien no lo sabía, el Régimen era capaz de este y otros muchos juegos malabares. Si algún lector tiene interés, le sugerimos que visite el Blog Nódulo materialista, el Catobeplas, del que es responsable D. Raúl Angulo Díaz. Tiene una Entrada en la que se compara con una minuciosidad digna de elogio ambas versiones de la película. 
 


 

    

 

    

 


RAZA

 



            No. No vamos a hablar de las razas humanas, aquello de la blanca, la negra la amarilla y la aceitunada...que se enseñaba en los colegios. De lo que vamos a hablar es de "la Raza", ese concepto un poco huidizo que empezó a tener cierto lustre nada menos que en 1913. Un tal Faustino Rodriguez San Pedro, ex-ministro español que ejercía de  presidente de la Unión Ibero Americana, pensó en institucionalizar una celebración que uniese a España con los Países que fueron Colonias españolas; o sea, todos a una para celebrar que habíamos estado allí dejando una cultura, una lengua y demás. Se eligió el 12 de octubre y la Fiesta de la Raza Española se celebró por primera vez en 1914, el año siguiente.

     A partir de ahí empieza a liarse un poquito el asunto: En 1915 la Casa Argentina de Málaga se descuelga ya celebrando el Día de la Raza, bien entendido que el día, el 12 de octubre, permanece inalterable. En 1917 Hipólito Yrigoyen que era el presidente de la República Argentina también decretó ese día como Fiesta Nacional. Como el decreto no especificaba ningún nombre en concreto pero la Prensa y el público empezaron a hablar del Día de la Raza, aunque gran parte de la intelligentsia nacional no tenía dudas acerca del significado de la fiesta pero sí del nombrecito. 

    En 1918, Antonio Maura, siendo rey de España Alfonso XIII y mediante un decreto hizo oficial nada menos que la Fiesta de la Raza. Se suponía que esa Fiesta la celebrábamos conjuntamente con los pueblos de Hispanoamérica. Más tarde, a finales de los años 20, Zacarías de Vizcarra que era un sacerdote español residente en Buenos Aires le sugirió al entonces periodista Ramiro de Maeztu que dejasen ya de pamplinas porque consideraba "poco feliz y algo impropia" la denominación Día de la Raza. Proponía en su lugar que se llamase Día de la Hispanidad. El 2 de noviembre de 1940, el BOE daba cuenta de la creación del Consejo de la Hispanidad al cual se encomendaba el cuidado y buenas relaciones con los países que fueron Colonias españolas. El nuevo concepto, "Hispanidad" fue reemplazando al anterior poco a poco pero el cambio se actualizó y acomodó a las circunstancias en 1958 mediante un decreto de la Presidencia del Gobierno. A aquellas alturas lo de la "honra sin barcos" ya estaba  un poco pasadito; todo el mundo tenía claro que nos habíamos quedado sin Imperio por culpa de los políticos. Se había firmado el tratado con los norteamericanos, España se modernizaba a la vez que perdía la memoria y de aquel Imperio en el que nunca se ponía el sol ya no quedaban mas que algunos nombres como tienda de ultramarinos, algún dicho popular como Más se perdió en Cuba, los mantones de Manila y algún mono o alguna cotorra traídos por Don Triquitraque en su vuelta a la Metrópoli. Lo de la Raza...sí duró un poquito más en el lenguaje coloquial.

 

"La raza degenera, querido Álvarez.."

    De nuestra Guerra Civil vamos a hablar bien poco. Pero sí de Cine, y concretamente de una película, rodada nada más comenzar la posguerra y lógicamente por el bando ganador: Había que poner los puntos sobre las íes, explicar porqué había habido una lucha fratricida tan salvaje y levantar los ánimos a una población pobre y sometida, que, además de hambre y piojos, tenía con demasiada frecuencia un familiar en la cárcel condenado a la pena capital, en un sanatorio antituberculoso o en el extranjero.

    Aquí sale ese señor cuya cara aparecía en casi todas las monedas, en las que se explicaba que era Caudillo de España, pero no por cualquier cosa, no, sino por la gracia De Dios y entraba bajo palio en los Templos católicos. No en balde, Pio XII dio aquel mensaje de "con inmenso gozo.." al terminar la Guerra Civil. Bueno. Este señor siente lo de la Raza, y siente necesidad de justificar la Guerra Civil y explicar los antecedentes que la provocaron: lo pone todo en limpio y titula el texto resultante como "Raza. Anecdotario para el guion de una película." No era la primera vez que este señor se metía en veleidades literarias: En 1922 y a través de la Editorial Pueyo, había publicado -sin seudónimo- una obra titulada Marruecos, diario de una bandera, en el que contaba sus hazañas bélicas. Se reeditó en 1939. El nuevo, este de Raza lo firma como Jaime de Andrade por pura modestia, claro está, y se lo entrega a varios Directores de Cine para que escriban un guión que permita llevar su obra a la pantalla. El elegido fue Sáenz de Heredia, por responder con un comentario anecdótico y rotundo a una de las objeciones del Autor. 


      

     

    

Sala proyecciones de El Pardo. Palco.

   

Cartel para el Cine italiano. También se 
estrenó en Portugal y Argentina.

            Vamos a contar, lo más brevemente posible, la película original; ya sabemos que nadie hace los deberes, de modo que la contamos y a otra cosa, Mencionaremos después las circunstancias que a lo largo de los años influyeron en el film. La Raza de 1942 dura 1 hora y 53 minutos. Iremos presentando a los actores profesionales al describir el papel de cada uno. La cosa empieza explicando que los masones se han empeñado en que se pierda el Imperio. Hay masones por todas partes. Y un Capitán de Navío y padre de familia con cuatro hijos, Don Pedro Churruca, es enviado a pelear a Cuba contra la moderna flota norteamericana, que apoya a los insurgentes. "La perenne rebeldía de la gente de color, la relajación de costumbres y lo que es peor, la invasión de la masonería" contesta Pedro Churruca a un amigo y colega que va a visitarle con motivo de su inminente marcha. Se nos muestra el Congreso de los Diputados donde todos discuten y nadie hace nada, a los marinos empujados a una Guerra perdida de antemano y al pueblo llano que, inconsciente, se divierte despreocupado. Como todo el mundo sabe, los barcos españoles eran viejos e ineficaces; se perdió la Guerra, la flota y se perdió la vida de muchos buenos y disciplinados españoles como él. Pedro Churruca deja cuatro huérfanos: Pedro, José, Isabel y Jaime.




    Pasan los años. En la edad adulta y 30 años después de la heroica muerte del padre, la situación familiar es la siguiente: Pedro (José Nieto) es un Diputado de Izquierdas, José (Alfredo Mayo) es capitán del Ejército, Isabel (Blanca de Silos) se casa con otro militar: Luis Echevarría (Raúl Cancio) y Jaime (Luis Arroyo) se hace sacerdote. Se casa Isabel a la vez que se hacen patentes las diferencias ideológicas entre los dos hermanos: el político y el militar.

A la izquierda, Alfredo Mayo, Capitán del Ejército. A la derecha, Pepe Nieto, diputado de izquierdas.



     Una sucesión frenética de portadas del ABC y otros periódicos nos va informando de esto y aquello, como por ejemplo la proclamación de la República Española y el incendio de iglesias y conventos, una intentona monárquica fracasada y el hecho de que algunas guarniciones se alzaron ayer en armas contra el régimen (sic). 
    A continuación se pone de manifiesto el caos, el cruce frenético de llamadas de teléfono, políticos que, literalmente, se fuman un puro y dicen que hay que armar al pueblo y las frases rimbombantes: "Se equivoca el Ministro, no recibimos ordenes de traidores". "Hay que establecer contacto con el Cuartel de la Montaña sin perder un minuto".




 A José le encomiendan la misión de llevar un mensaje al Comandante del mencionado Cuartel de la Montaña, cercado en pleno asedio. Disfrazado de miliciano se acerca y, en un alarde de heroísmo para entregar el mensaje, cae herido y es llevado por los milicianos a recibir asistencia médica. Insiste en no necesitarla y en el forcejeo se le cae por la pernera el mensaje que portaba. Él no se da cuenta, pero un malvado miliciano sí: se agacha, lo recoge y aunque se lían a mamporros hay detención y juicio. Curiosamente, el fiscal le acusa de "rebeldía y ayuda a la sedición". Como José está indignado y rechaza incluso los argumentos de su Abogado Defensor, es condenado a morir fusilado "al amanecer el día siguiente". 







    Marisol Mendoza (Ana Mariscal), amiga de la familia y enamorada hasta los huesos de José, acude prestamente a pedir ayuda a Pedro para que interceda en favor de su hermano. No consigue más que una entrevista con el condenado, presentando a Marisol como la novia del reo.




    José, sorprendido gratamente al producirse la visita femenina "como su novia" (un héroe no tiene tiempo para tonterías como cortejar chicas) le pide un último favor: Que le lleve las cruces de su uniforme, porque no quiere morir "Así" (es decir, vestido de miliciano). Se confiesa y en el momento de recibir la descarga de fusilería de frente, habiendo rechazado que le venden los ojos o dar la espalda al pelotón, ("me habéis de matar así, cara a cara") se abre el pecho del mono para que se vean sus condecoraciones a la vez que grita "Arriba España".



    Por lo visto, resulta que tras el fusilamiento no hubo tiro de gracia, y nadie se percata de que el ejecutado no está muerto del todo.  Marisol, que ha reclamado el cuerpo para darle cristiana sepultura descubre que, a pesar de la descarga de fusilería, su heroico enamorado sigue vivo.



 
    Vamos con Jaime. Después de mostrar en una secuencia su amor hacia los niños pobres y explicar a éstos el nacimiento de Jesús niño, su Asilo es asaltado por unos milicianos que gritan, rompen objetos religiosos y profanan cuanto tocan. Antes de que se lo lleven junto a sus compañeros a un destino previsible, telefonea a Pedro, el hermano rojo para despedirse de la familia. Le pide que cuide de los huérfanos y rechaza la ayuda que podría salvar su vida. Morirá junto a muchos otros religiosos en un fusilamiento en masa, a la orilla del mar. Este Jaime tiene algo en común con César, el seminarista de Los cipreses creen en Dios, también el hijo menor de la familia.




Estos crímenes mermaron la credibilidad del bando republicano ante el resto del mundo civilizado, permitiendo a Franco convertir su traición a la República en una Cruzada.

    
    A todas estas, José ya está en un hospital, muy recuperado, y un médico adicto al bando rebelde le proporciona documentación, nombre falso y el medio de contactar con los suyos a través de otro médico (El doctor Vera, el cual le revela que le presta su ayuda para redimirse ya que "tuvo un pasado malo, de izquierdismo"). Marisol aparece en escena para despedirse, porque nuestro hombre consigue más tarde pasarse junto a otros prófugos del terror rojo.


En esta escena del hospital, Alfredo Mayo tiene algo de
la clásica "El hombre invisible"

     Una vez en zona nacional pide al oficial que toma los datos a los fugitivos que le destinen junto a su cuñado, el capitán Echevarría. (Que ya viene flojeando por la dureza de la Guerra y el alejamiento de su mujer e hijos). Se ven movimiento de tropas, trincheras, y canciones de soldados en el refugio. Cuando terminan una canción, su superior les reprende por cantar mal y les dice: "Ahora una por la Falange". Echevarría está a punto de huir en plena noche "para dar un beso a su mujer e hijos) pero le interrumpe un soldado que le anuncia la visita de José. Éste le anima, le dice que muy pronto terminará la Guerra y podrá reunirse..con la familia, pero Echevarría, erre que erre. "Mi hermana Isabel jamás habría recibido a un desertor" son las palabras del cuñado quien añade: "Y eso es lo que habrías encontrado: el desprecio de tu mujer y aquí, el desprecio de todos tus compañeros incluso el mío."



 
    Vienen después imágenes de archivo que resumen la toma de Bilbao. También vemos al pesado de Echevarría todo contento aporreando el piano con un hijo sentado en cada pierna.   
    La acción se traslada a Barcelona, donde se está celebrando un Consejo militar. (en el que vemos ya a Pedro de uniforme) Allí se  reconoce la pérdida de Santander, Asturias y Bilbao..Hay un rifirrafe con un miliciano o comisario político, interpretado por el versátil José Calvo, en el que Pedro le acusa, a él y a sus correligionarios de que "el desastre lo incubáis los que abusando de la autoridad que habéis usurpado en la confusión, salís al campo y os comportáis en las ciudades con más espíritu de jefes de partida que de conductores de soldados.





     Pedro que ya está harto de sus correligionarios porque poco antes ha tenido que confesar a una mujer -que acudió a pedirle ayuda- que su marido ha sido finalmente fusilado. La viuda, muy patriota, le azuza para que sea un patriota y "deslice" cierta documentación vital para el desarrollo de la Guerra. Le da la mano diciendo "Gracias camarada, arriba España". A ella la pillan cuando pasa la documentación y Pedro es acusado de traición. Como todo está ya perdido para él, se permite echarles un discurso: "Son ellos, los que sienten en su espíritu la semilla superior de la Raza, los elegidos para la gran empresa de devolver a España su destino; ellos, y no vosotros, materialistas sordos, llevarán sus banderas hasta el altar del triunfo, para ellos fatalmente ha de llegar el día feliz de la victoria."


Lo fusilarán por traidor, pero el hombre se despacha
 a gusto con su discurso, y limpia además su pasado.


    Imágenes de archivo de la entrada en Madrid. Don Quijote con el brazo derecho en alto. Una abuela, mujeres y niños haciendo lo propio: el saludo fascista con el brazo en alto. Cierra la película el desfile de los vencedores y por un instante se adivina quien es el que tocado con boina falangista/requeté, saluda a la tropa que desfila. Las últimas imágenes son de la bandera de España, flameando al viento, curiosamente la bandera de Carlos III. Todavía no estaba el águila que durante años caparon los reclutas.








 


     
    
    Y FIN. Esta era la RAZA que se rodó y exhibió desde 1942 hasta 1950. 

    No todo fueron beneplácitos: Edgar Neville publicó un artículo sobre Raza que alborotó seriamente el gallinero. Cine Ideal, en su número 198 de julio de 1944 contestó a tan sacrílego autor con una airada y larga soflama, afeándole el haber tildado de sainete tan patriótico film.
Una de las frases de Neville venía destacada en la cabecera, para escarnio de su autor: 


     Esto lo contamos para abundar en la defensa de Edgar Neville, a quien el concilio de ignorantes metió con toda su obra en el cajón de los sospechosos. 

Continúa en la siguiente entrada: RAZA (EL MAQUILLAJE).


 



   






 

        

        

ANA MARISCAL, AVENTURAS URBANAS EN EL MADRID DE POSGUERRA.

 

       





             Aquí estamos de nuevo desempolvando la imagen de buenos cineastas españoles y alguno de sus mejores trabajos; gentes que hicieron un cine valiente en una época de tuberculosis, chinches, sotanas y tragaderas. Si el Cine es cultura -y hay quien no deja de dar la matraca con eso de "Somos Cine, cultura europea" el trabajo de los que abrieron camino con coraje no debería estar relegado a ese cuarto trastero que llaman Historia de nuestro Cine. La televisión pública, ese medio tan poderoso y de contenido a menudo frívolo, proyecta de vez en cuando alguna cinta de calidad y organiza una tertulia en la que se confunde la simpatía condescendiente de los participantes con el respeto debido a aquellos cineastas que sin tanta pamplina hicieron obras muy superiores a la mayor parte de la producción actual. A veces aparece todavía algún superviviente de aquellos críticos que negaron el pan y la sal a gentes como Jardiel Poncela, Miura o Edgar Neville, entre otros, o que quizá relegaron a Ana Mariscal por haber sido una estrella en Raza. Eso sí: bendicen sin ruborizarse toda esa colección de películas nacidas al calor de la gusanera del Dictador muerto: films que se sustentan a base de falangistas malvados y milicianas recién planchadas; así consiguen que las nuevas generaciones se enteren bien de quien era el bueno y quien era el malo. Buenos y malos, difícil reconciliación. A ver quién tiene lo que hay que tener para adaptar para el cine una obra como Madrid, de Corte a checa, de Agustín de Foxá. Pero ojo! se merece una calidad similar a Las bicicletas son para el verano o La lengua de las mariposas. ¿Cómo era aquello de la otra mirada                                          

        Mientras, esa misma televisión sigue exponiendo nuestras vergüenzas en un Cine de Barrio que llega implacable cada semana. Los que de verdad sacaron beneficio de aquel gallinero alborotado fueron los  Productores, Distribuidores y algunos Directores; se mantenían detrás de la pantalla contando el dinero mientras se proyectaban aquellos films vergonzantes. Para colmo, los expertos han tenido la desfachatez de etiquetar aquellos babosos productos como landismo, poniendo sobre los hombros de un único (y excelente actor) la responsabilidad de un cine pésimo y guarro, pasto de un público zoquete que, obligado a refrenar su sexualidad, terminó por convertirse en mirón. No fue Alfredo Landa el único que, para comer, hacía el ridículo persiguiendo en calzoncillos a mujeres inalcanzables: la lista sería tan larga, que no habría aquí sitio para tanto nombre y tanta actuación estelar. Todos lo saben pero injustamente -pluribus unum- a él le cargaron el muerto. 



    
        Comenzaremos hablando de Ana Mariscal y después de la película Segundo López, aventurero urbano, su debut detrás de la cámara. Los que lo saben todo, ya pueden dejar de leer porque todo lo que digamos ya se ha dicho antes y aquí se pretende divulgar y recordar. Esta mujer tan importante para el Cine español se llamaba Ana María Rodriguez-Arroyo Mariscal. Nació en 1923 y falleció en 1995. Se había retirado del Cine en 1968. En principio fue una estudiante de Ciencias Exactas, peroe en cierta ocasión acompañó a su hermano, el ya consagrado actor Luis Arroyo a las pruebas de rodaje de El último húsar (1940). Marquina, el Director, se fijó en ella y la animó a interpretar un papel femenino en la película. Su salto al modesto estrellato nacional lo propició poco después su actuación junto a Alfredo Mayo en la película Raza (1941). Por estas mismas fechas se subió al escenario del María Guerrero de la mano de Luis Escobar y durante la década de los 40 intervino en siete películas más. En el rodaje de la última (Un hombre va por el camino 1949)  conoció al que sería su marido, el fotógrafo Valentín Javier García-Fernández.


Ana Mariscal en un hombre va por el camino. 1949

     Llegada la década de los 50, funda su Productora, Bosco Films, y comienza su labor en la dirección espaciando sus apariciones como actriz. Ella intervenía activamente en el guión definitivo, producía y dirigía aquellos films. Y ser mujer no fue ninguna ayuda. Después de las pioneras Helena Cortesina, Elena Jordi y Rosario Pi, fue la primera mujer que dirigió una película después de la Guerra Civil, y además neorrealista. En 1953 se lanzó, como se ha dicho, con Segundo López, aventurero urbano. Se casó al año siguiente con Valentín Javier y podemos concluir con unos datos contundentes: A lo largo de su vida fue actriz en 59 películas, dirigió 11, se ocupó del guión en 7 y produjo 9. Fue profesora del IIEC y publicó en 1984 el libro Cincuenta años de Teatro en Madrid y en 1992 Hombres. Terminaremos esta breve semblanza (en la Red encontrarán los curiosos muchos más datos) con una frase suya:"Yo tengo un hermano falangista y otro comunista. Y mi padre era republicano y ateo. O sea que yo, aunque no odio a nadie, tampoco me he decidido por una opción política concreta". "Porque para mí, lo más importante es eso, el ser humano. La vida del ser humano." Pues para que vean: a propósito de El Camino (1963) ahora se descuelgan algunos diciendo, que el gran público ha redescubierto esta película porque en Cannes, en 2021 pasaron una copia. ¿Qué es eso de redescubrir si la mayoría no la descubrieron nunca

    Y vamos con Segundo López. Es un film neorealista, castigado por el Régimen porque cuenta la verdad, la realidad social de un momento aunque con otra mirada, la que se recrea exponiendo los hechos a su modo, bien sea en forma de fábula o de cuento, y a menudo espolvoreando amargura, evidenciando el contraste entre los dos mundos reales que convivían en el Madrid de la postguerra. Se ha hablado siempre de lo que la opera prima de Ana Mariscal puede tener en común con Milagro en Milán (1951). Juzgue cada cual y mejor si considera ambas obras con el debido cariño. Nosotros pensamos que en ambas cintas el protagonista es el frío, la vida a la intemperie física y social que castiga a los personajes, chisteras aparte. El frío y el hambre.

       No hace falta decir que la película se hizo con escasos medios, (reuniendo el dinero de aquí y de allá, con préstamo de un amigo agraciado en la Lotería) y fuera del ala protectora de García Escudero, quien poco antes había dimitido por desavenencias con la Censura. Era un momento en el que, a la espera de nuevas normas, nadie producía, pero la Mariscal y su novio se lanzaron a rodar su Segundo López. Los dos principales protagonistas eran un contratista de obras de Cáceres (doblado por Eduardo Calvo) y un aprendiz de mecánico. Contó con la presencia de Carlos Fernández Cuenca, del Director Manuel Mur Oti, y de la propia Ana Mariscal que se reservó un personaje; también hizo su cameo el propio Leocadio Mejías, autor de la novela que inspira la película y que su autor calificó como "golfa, bonita, alegre y sentimental". 


Leocadio Mejías, autor de la obra.



Manuel Mur Oti.

Carlos Fernández Cuenca.



    Y vamos a encender el proyector. Será algo más que una sinopsis. Si prometen verla, salten al fotograma de "FIN" y el resto igual les interesa. Contaremos las andanzas de Segundo López en el Madrid de la postguerra. Bueno, las contará como un Flashback el autor de la novela quien además, pronuncia al final de la cinta un epílogo impuesto para autorizar la película. Nuestro hombre, un cacereño bueno, analfabeto y sentimental, aficionado a la botella para matar el aburrimiento, tiene 47 años. Jamás ha trabajado en nada, ni ha ido a ninguna parte, siempre cobijado por su madre, dueña de una verdulería. Al fallecer ésta, traspasa el negocio y con el dinero decide irse a Madrid, a conocer el mundo. 


Camino de Madrid. Comparte coplas y coñac con unos soldados
 a los que no quitan la alegría ni la larguísima mili de
 entonces ni los duros bancos de madera.

 
        Una vez en la capital de España, Segundo se compra un plano para "orientarse". El muchacho que vende los planos anuncia que su mercancía sirve "para saber las calles reformadas y las variadas de nombre". Casi de inmediato cae en las garras de un fotógrafo freelance (Tony Leblanc) que tiene más hambre que vergüenza: le lleva a un café donde se harta de leche con bollos mientras explica a nuestro hombre quien es quien en aquel establecimiento medio vacío por lo temprano de la hora. Segundo lleva un abultado sobre con el dinero obtenido en el traspaso de la verdulería. Con su contenido va invitando y pagando a diestro y siniestro.





    Es allí donde se asoman en sus mesas Carlos Fernández Cuenca y Leocadio Mejías y donde otros personajes se cruzan en el camino de Segundo. El primero de ellos es Chirri, un niño sucio y malvestido que sobrevive recogiendo colillas. Segundo lo tomará como secretario y compartirá con él lo bueno y lo malo. Hay en la actitud protectora  de Segundo hacia el muchacho una fuerte inspiración cristiana (y no es la única del film) un gesto de caridad y de compromiso (incluso de perdón, cuando el Chirri intenta robarle) que la facción eclesiástica perteneciente a la Censura debió valorar debidamente. La paradoja en este caso concreto es que la película, que nos cuenta las andanzas de unas buenas personas, será maltratada por los que predican exactamente lo mismo. 


Domingo Sánchez Cano, aprendiz de mecánico de Vallecas
 que interpretó a El Chirri con el nombre artístico de
 Martin Ramírez. Tenía 15 años y llegó a ser nominado
 para los Premios Anuales de Cinematografía.

     
        Segundo López permanecerá días varado en aquel café porque en él trabaja de fregona una mujer de la que se ha enamorado, una tal Francisca Minglanilla. Con ayuda de Chirri le escribe y entrega una misiva en verso declarándole su amor. Sólo consigue que ella le indique una Pensión donde alojarse que es la misma en la que vive ella; el corazón de Segundo galopa ya desbocado. De hecho la patrona les instala en la habitación contigua a la de ella. Las aspiraciones amorosas de Segundo, que trata de reforzar regalando a la Minglanilla una costosa máquina de coser, se verán hechas añicos cuando ella le rechace en plena calle por otro individuo al que llama "mi novio".



"Ay, Francisca Minglanilla,
 me tienes hecho unos zorros.."
 


  Prometer hasta pillar la máquina de coser....
        
    Las aventuras amorosas de Segundo, esta vez transmutado en Don Quijote, terminan cuando sorprende en plena calle a la Minglanilla con ese "novio". Segundo le suelta un mamporro al individuo, se produce un alboroto y terminan todos en la Comisaría.


       Y Segundo López pasa a dar la razón a Cervantes, sintiendo en su alma las palabras de Don Quijote: "Entre los pecados mayores algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento".

         Tras la noche en el calabozo vuelven a la Pensión donde la patrona les presentará a Marta, una muchacha enferma, postrada en la cama, que se gana la vida haciendo flores de papel por encargo. Con una Junta de Clasificación tan pacata, se nos revela que Marta había sido artista de variedades (se muestra brevemente una foto) lo que en la época equivalía a prostituta o algo similar, en cambio no se nombra su enfermedad, la terrible tuberculosis que pasó su guadaña en la posguerra para segar las vidas de los humildes mal alimentados. Sí se informa al espectador de que tenía un novio y que éste la abandonó cuando cayó enferma. Pero el corazón de Segundo se conmueve por segunda vez y toma cartas en el asunto:


A esta joven lo que le hace falta es comer
 mucho y hacer mucho ejercicio. 




    Vemos como Segundo cuida asiduamente de Marta -y de rebote de Chirri- comprando y compartiendo con ellos todo tipo de alimentos. En cuanto al ejercicio, se van en taxi hasta la Ermita de la Virgen del Puerto. Allí vemos a los tres rezando. 


 No está demasiado claro que esta secuencia
 apareciese en el guión original.

      De regreso, pasan por un bar de moda, muy cerquita de la Plaza de Santa Ana: el Gayango, donde Marta ha visto entrar al novio que la abandonó. Sin más explicaciones les dice a sus protectores que "quiere tomar algo allí". Segundo ordena detenerse al taxi y los tres se sientan en una mesa del mencionado bar. En efecto, el novio está en la barra con dos amigotes, se apercibe de la presencia de Marta y se marcha. Eso no impide que ella le siga hasta la calle en un gesto inútil porque, aunque consigue que él se detenga y hable con ella, no hay nada de qué hablar ni nada que se pueda recomponer.




 
    Cuando no están cuidando de Marta, nuestros héroes urbanos se van por ahí de juerga. La película tiene mucho de 
documental cuando nos muestra las churrerías abiertas para los noctámbulos, que toman allí "la última": una copa de cazalla, considerada el complemento ideal de los churros.
    También nos muestra en varias ocasiones la desprotección de la infancia. En uno de los bares que visitan, unos gitanillos improvisan un pequeño espectáculo bailando y haciendo palmas. Esa escena conmueve a Segundo, que no entiende de niños sin zapatos, sin escolarizar y sin cuidado de nadie.

 




         
    Más adelante, casi al final de sus aventuras y con algo de dinero en el bolsillo, Segundo le comprará a una gitanilla todas las flores que ésta vende en la puerta de Casablanca. "¿Y para qué quiere usted tantas flores?" pregunta Chirri. "Y yo que sé" responde él. "Para que esa pobre chica se vaya a dormir". "Es usted un poeta, jefe" concluye su secretario. Caminan unos metros y se cruzan con dos profesionales que van a buscarse la vida al mencionado cabaré. Segundo le regala las flores a una de ellas.





        Al final todo se termina, empezando por el dinero. Les echan de la Pensión, en la que todavía pasan una noche durmiendo cada uno en una silla. En la calle hace demasiado frío. Para el rodaje se utilizó como Pensión el domicilio en la vida real de Chirri. En el momento en que la patrona los echa, Segundo le asegura a Marta que volverá con un jamón en cada mano y con chistera. Sobreviven recogiendo colillas, arrancando anuncios de las paredes para vender a peso el papel, haciendo de maleteros o de aparca coches. 

 



 
  Se refugian en la azotea de un edificio medio derruido por los combates de la Guerra Civil en el Paseo de Moret (Parque del Oeste). Allí se le declara a Chirri lo que seguramente sería un severo enfriamiento o una gripe. Segundo lo deja al abrigo del agujero en que se habían instalado y se marcha a conseguir dinero.
 

Por el agujero bajo la escalera se accedía a una covacha,
 cedida para el rodaje por un matrimonio con un hijo que vivían allí.


  
     
        En su búsqueda desesperada para conseguir alimentar y socorrer a Chirri, Segundo se ve en medio de un rodaje en el ganará unas pesetas por hacer de extra. Para la película, en la que Mur Oti hace un cameo como Director, se rueda en ese momento un duelo y Segundo es un figurante más entre los testigos. Cuando disparen los duelistas y uno de ellos caiga mortalmente herido, el inocentón de Segundo corre hacia él creyendo que el tiro ha sido de verdad. Estropea la toma y le despiden. Pero tiene el sueldo del día y además se queda la chistera, que conservará el resto de la película. Por cierto, toda esa secuencia sí alcanza el mismo nivel de frío e intemperie que la italiana Milagro en Milán



Ana Mariscal durante el rodaje de la escena del duelo.


Segundo regresa junto a Chirri llevando consigo comida y bebida. Enciende un fuego y parece que el chico se recupera. Y otra vez a la calle. 





    Como en el Quijote, las aventuras parecen no tener fin. Segundo y Chirri, héroe y escudero, están junto a un portal, en las inmediaciones de la Plaza del Rey vendiendo cigarrillos sueltos de tabaco rubio, aunque en realidad se fuman la mitad porque "nosotros también tenemos derecho a la vida". Acierta a pasar por allí el ex-novio de Marta y Segundo le atiza una buena patada en el culo. La refriega que se origina zarandea de rebote a una frágil anciana de aspecto acomodado; Segundo la protege y ésta se los lleva en coche a su casa para recompensarles.


                           
 
    La abuela está como una regadera, pero es rica y no se priva de nada. Les obsequia con licores y cigarros y les propone que suban a casa de su vecino de arriba, que es un prestigioso médico y le den una buena paliza, pretextando que la quiere asfixiar echándole gas venenoso desde arriba; A cambio les gratificará con ¡mil pesetas! Suben nuestros héroes y, puestos de acuerdo con el médico, fingen una gran pelea con golpes y gritos. Cuando terminan y se disponen a volver de nuevo a casa de la señora, el médico les suelta una humorada: "la próxima vez tendremos que ir a medias con el dinero".






    Con las mil pesetas, Segundo y Chirri compran dos jamones, contratan a unos músicos callejeros y van a agasajar a Marta a la Pensión. La cruda realidad se ha impuesto y Marta ha fallecido. Segundo queda deshecho. 






    Todavía regresarán a Las Navas, el café en el que se unieron para correr sus aventuras. Leocadio Mejías está allí sentado, escribiendo. Segundo le invita "a tomar lo que quiera" a través del camarero y una voz en off nos permite escuchar sus pensamientos en un mensaje que, además de las escenas de la Virgen del Puerto, fue impuesto para que la película saliera adelante:

"acepté la invitación de aquel desconocido, él me relató todo esto que acabáis de ver. Pequeña historia vulgar pero oculta en su sencillez la impenetrable justicia De Dios marcando el minuto exacto de cada suceso, ese minuto que puede ser para todos en cualquier momento el comienzo de una vida mejor. Y abandonamos aquí a nuestros personajes abiertas en su alma las puertas a una nueva esperanza."            

 

"Ya no queda nada que hacer aquí en Madrid. Mañana te vienes conmigo a Cáceres." "Lo que usted mande". "Mañana tomamos el tren".


        A Ana Mariscal le soplaron que la Junta de Calificación consideró su película "como un tiro e la barriga". En consecuencia, aquellos impresentables calificaron la película como de tercera categoría y limitada a "mayores de 16 años", que era un modo elegante de darle la patada y arruinar a su promotor. Además, imagínense, para rebajar la dureza de la calificación y que pasase a ser autorizada  "para todos los públicos", de once rollos hubo de ser reducida a nueve. Respecto a la imposición del añadido final y la visita a la Virgen del Puerto, lo escrito en el informe no ofrece dudas: "Se espera que de ese modo la película tenga otro mensaje, "elevando la tónica moral de los personajes y dándole un nuevo final más de acuerdo con nuestra moral católica." 




     Mientras tanto Severiano Población se volvió a Cáceres donde siguió como constructor. Su obra magna y que le llenó de orgullo fue la construcción en su ciudad de una sala de Cine. Tras muchos desvelos consiguió que se abriera al público el 13 de junio de 1963. Aquel fue el Cine de Verano de San Blas, en el barrio del mismo nombre. Y la primera película que se proyectó fue... la suya propia. ¡faltaría más!

        El estreno tuvo lugar en el cine Rex de Madrid, el 4 de Febrero de 1953 y después en el Postas, y el Cinema Chamberí, entre otros. ¿Y la crítica? Pues hubo de todo, pero en general más alabanzas que reproches, aunque se aprecia en los cronistas una sorpresa, desorientados ante algo que no se esperaban, que no saben cómo nombrar. En definitiva les gusta, porque es real y llama a las cosas por su nombre. Y toda la crítica, unánimemente, elogió la fotografía de Valentín Javier. Durante un tiempo, el matrimonio distribuía la película por Madrid y parte de España, del siguiente modo: él iba en moto a negociar la posible proyección; ella le seguía en el coche con las latas de la película. Ayudaba mucho el gancho de que en caso de ser contratada la proyección, Ana Mariscal hacía antes una presentación ante el público. Lo mismo sucedió en Cáceres, con la colaboración de Severiano Población.





    Y hasta aquí esta Entrada ¡que hace la número 60.! Muchas gracias a los autores de las casi 20.000 visitas y especialmente a los SEGUIDORES cuyo número proporciona ánimo y energía a la máquina que mueve el Blog. Esperamos que les hayan entretenido las anteriores Entradas y continuar con nuestra labor, para que no se olvide el buen Cine Clásico Español y aquellos que lo hicieron posible.