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ESTRELLAS APAGADAS: NANI FERNÁNDEZ





            Juana Fernández Ruiz (1923/1960), conocida en los medios artísticos como Nani Fernández, fue una magnífica actriz española nacida en Madrid. Su estrella se apagó demasiado pronto, pero dejó su luz en la historia del Teatro y el Cine españoles. Una vez más nos hemos propuesto rescatar la figura y la trayectoria profesional de una actriz. Contra el olvido.

             Para los lectores que no tengan una imagen demasiado exacta de esta mujer, aclararemos que todo el que haya visto lo imprescindible de nuestro cine clásico la debe reconocer por fuerza: Su primer papel en las pantallas fue el de Tala en la película Los últimos de Filipinas (1945) del director Antonio Román. La crítica del momento destacó su ternura y sensibilidad dramática. Para cerrar esta entrada nos permitiremos unas líneas dedicadas a la cinta en cuestión.




            Suponemos que pasó su infancia y su primera juventud en la capital de España, y que debió seguir su natural inclinación formándose para ser actriz. Como la mayoría de los intérpretes del momento, comenzó en el Teatro. Su debut se produjo en 1944, como dama joven en la obra Pepa Oro. Y ese mismo año, concretamente el 26 de diciembre, formó parte del elenco que estrenó La Escala Rota de Luca de Tena y Miguel de la Cuesta, en el Teatro Reina Victoria. La crítica alabó su desempeño. Como se ha dicho más arriba, al año siguiente debutó en el cine, pero no por ello abandonó el Teatro, género que cultivó durante toda su vida, alternando los escenarios con los platós y estudios cinematográficos. De hecho, hizo más teatro que cine. 

            Su carrera más brillante fue pues la teatral. Y aunque este es un Blog dedicado a los actores y actrices de nuestro cine, no podemos dejar de relacionar, aun sucintamente, su trayectoria como actriz de teatro. En 1945 participó en tres obras: Una bala, Béseme usted y El puente de los suspiros. En 1946 la encontramos en Barcelona representando El rosal de las tres rosas y La fierecilla domada. En 1951 se incorporó a la Compañía de obras policíacas, que en aquel momento gozaba del favor del público. Uno de sus montajes, El proceso de Mary Dugan superó las 100 representaciones (Fuencarral). En 1952 pasó a formar parte de la Compañía La Máscara, y al año siguiente, junto a su marido, ya tenía Compañía propia. En 1953 presentaron seis diferentes montajes de los que destacaremos La importancia de llamarse Ernesto y Un espíritu burlón. Otras seis obras fueron representadas al año siguiente, en 1954. Dos más en 1957 y la última, El amor en microsurco, en 1958. Muchas de las obras citadas fueron después llevadas a otras ciudades españolas. A lo largo de los años, la crítica dejó constancia de la calidad y sensibilidad interpretativa de Nani. Una muestra: un crítico de la Vanguardia opinaba a mediados de los años cincuenta que "Nani Fernández ha sido un grato descubrimiento para el crítico, que no la conocía más que a través de sus intervenciones cinematográficas. Está convertida en una excelente primera actriz, dulce, flexible, con agradable tono de voz, sabiendo imprimir vida a sus personajes y dominando plenamente la escena".

             Volvamos al cine, medio que entonces proporcionaba a sus intérpretes una popularidad jamás disfrutada hasta entonces, al contar con una difusión infinitamente superior a las salas de teatro. Tras el arrollador éxito de Los últimos de Filipinas, Nani apareció en El traje de luces (1947) dirigida por Edgar Neville, película que pasó sin pena ni gloria. Pero ese mismo año como actriz ya conocida por el público, encarnó a Rosario en La Lola se va los puertos, junto a la popularísima Juanita Reina. La popularidad de ésta queda patente en la película Calabuch (1956) ya que Matías, el cabo de la Guardia Civil, no faltaba nunca a la sesión de cine local "si la película era de Juanita Reina"; circunstancia que aprovechaban el Langosta y sus compinches para hacer tranquilamente sus trapicheos.

 


Con Juanita Reina (a la izquierda)


                El mismo año 1947 Nani aparece en otra película, esta vez encarnando a Dorotea en Don Quijote de la Mancha, la superproducción de Cifesa de más de dos horas de duración, dirigida por Rafael Gil y que contó con un reparto de lujo. La película recibió numerosos elogios por su fidelidad al texto original, la cuidada ambientación y la calidad en la interpretación de sus actores. Nosotros destacaremos la de Nani, una Dorotea que canta y expone sus cuitas componiendo un personaje melancólico y solitario, decidido no obstante a recuperar su felicidad.

                           


                     



            Tres películas más en 1948. Una de ellas fue Hoy no pasamos lista, película dirigida por Raúl y Rafael Alonso y protagonizada por Fernando Fernán Gómez y Nani Fernández. La película quiso ser un valiente homenaje a los maestros nacionales y a las modernas técnicas de pedagogía, además de un alegato contra el caciquismo rural. No obstante, hubo que situar la acción en 1919 para evitar suspicacias y obstáculos de la censura. En la cinta, Nani interpreta a María, una lugareña que se enamora del maestro recién llegado al pueblo y le ayuda en su particular cruzada contra todo tipo de cazurrería.





            Otro de los films de aquel año fue Alhucemas, película que podemos incluir en la categoría de cine militar y propaganda bélica. Como era habitual en las cintas del género, tenía varios propósitos: lamerse con la mayor dignidad posible las heridas sufridas por las pérdidas coloniales, ensalzar el valor y heroísmo del legítimo Ejército de la Nación y engatusar a la juventud indecisa y desempleada para que se dedicase a la carrera militar. Y como también era habitual en estos films, no faltaban unas jóvenes estupendas dispuestas a enamorarse de tan bravos guerreros. 




Sarita Montiel (a la izquierda) con
 Nani Fernández.

 

            Tres nuevas películas en 1949. La primera de ellas fue La manigua sin Dios, dirigida por Arturo Ruiz Castillo. Este típico producto de la época nos narra las vicisitudes de los jesuitas en El Gran Chaco (región que incluía partes de Bolivia, Paraguay y Argentina). Estos religiosos, además de ser hostigados por indios hostiles, fueron obligados allá por 1760 a ceder sus posiciones a los franciscanos, todo ello en cumplimiento de una real orden de Carlos III. Nuevamente se pensó en Nani para interpretar a una  indígena, quizá esperando de su fisonomía el mismo efecto exótico de Los últimos de Filipinas. 

            

            Con ¡Fuego! coproducción luso-española dirigida por el tándem  Duarte y Echegaray se pretendió rendir un homenaje, sostenido por un sencillo hilo argumental, al Cuerpo de Bomberos. El año se cerró con Alas de juventud, dirigida por Antonio del Amo. Poco podemos añadir a lo argumentado al tratar algún otro film bélico de academias militares, sea con un trasfondo naval, aéreo o colonial: simpatía, generosidad, compañerismo, heroicidades, disciplina...y amoríos. En esta ocasión Nani será la abnegada novia de un héroe. Aquí la tenemos contemplando el desfile que cierra el film.





            1950: Noventa minutos, dirigida por Antonio del Amo. Nani protagonizó este film ambientado nada menos que en Londres, durante el transcurso de uno de aquellos terribles blitz de la II Guerra Mundial. Tras sonar la alarma, todos los vecinos de un edificio se refugian en el sótano del mismo, pero el punto dramático lo aporta el hecho de que los congregados disponen de aire para respirar únicamente durante 90 minutos. La película, que se encuentra además en proceso de restauración, fue rodada en los estudios madrileños CEA en el primer trimestre de 1949, utilizando decorados que ya habían servido en el rodaje de El santuario no se rinde (1949). Se ha querido ver como insólito que en la España franquista se realizara una película ambientada en Londres, y que fuera escrita, dirigida y fotografiada por antiguos republicanos. ¡Y utilizando esos decorados! No creemos que sea para tanto, las gentes del cine tenían que comer, las productoras tenían que aprovechar el material de sus Estudios y España se encontraba ya inmersa en el proceso de rehabilitación internacional que culminaría ese mismo 1950. En la película, Nani Fernández es la Doctora Suarez, resolviendo problemas y confortando a los recluidos.


                                                 
     

 
            Hasta 1954 Nani participó únicamente en dos films: Historia de dos aldeas (1951) dirigida nuevamente por Antonio del Amo y Sor intrépida (1952) a cargo del realizador Rafael Gil. Esta última, protagonizada por Dominique Blanchar, es una más del género religioso de la época. Aquellas películas, lo pretendieran o no, estaban llamadas a engrosar las filas de religiosos y religiosas. La omnipresencia -y prestigio y solvencia- de la Iglesia, las penurias económicas que soportaba el país y el abandono y lejanía cultural que sufría el medio rural, favorecían tal elección en la juventud de ambos sexos. Una vez más, un personaje -en este caso femenino- que vive intensamente su juventud, decide en un momento dado tomar los hábitos ante el asombro de propios y extraños. Ese planteamiento ya contiene en sí una aseveración: Se puede ser muy juerguista y mundano (!y cantar, o tocar la guitarra.!) pero nadie está libre de sentir "la llamada". Y continuando con el patrón del género, su intrepidez la lleva a pedir el destino más arriesgado: las Misiones. Nuevamente un planteamiento con mensaje: el exotismo, los viajes, salacots, mosquitos... y unos salvajes que te podían enviar al Cielo rápidamente metida en una marmita. En esta película, nuestra estrella tuvo un papel de mera composición. Su personaje se llama Miriam, detalle que informa de su condición de conversa. Otro converso es Paco Rabal, Tomás, un indígena que ayuda a las monjitas hasta el martirio.
 



   

               
             En 1954 encontramos a Nani en un papel mucho más importante. El film: ¿Crimen imposible? fue un thriller dirigido por Fernández Ardavín. El argumento no lo vamos a contar, pero viene planteado así: Un famoso escritor aparece muerto en una habitación cerrada por dentro y por fuera. La policía descarta el suicidio porque ve señales de que ha habido lucha y además el muerto ha recibido el disparo por la espalda. 





Nani Fernández, protagonista con Gerard Tichy.

    

            ¿Hablábamos antes de las Misiones?. Pues el mismo año 1954 se presentó la película de José Mª Elorrieta Tres huchas para Oriente. Tres niños "piden para las Misiones" hucha en mano durante el día del Domund. El guión está armado sobre las vidas familiares de cada uno de los tres niños, pertenecientes a tres extracciones sociales diferentes. 
            Si pueden, no se pierdan esta película. Unos recordarán cosas y otros las descubrirán. El aspecto misionero del film puede invitar a la sonrisa. Por ejemplo: la obsesión por llevar la religión católica a países que tenían ya la suya propia (en ocasiones, milenios antes) el hecho de utilizar niños para pedir tras lanzarles una arenga mesiánica, solicitar al transeúnte un dinero que mejor hubiera servido para mejorar la salud pública y las huchas que portan los niños: las cabezas de un indio piel roja, un chino y un negro...
            El retrato social de la época bien vale la pena. Los "malos" que también los hay, son bastante malos, pero se puede disfrutar con la actuación de algunos de los actores secundarios, eternos salvadores de muchísimas películas de nuestro cine.

 




                      Nani Fernández es la madre de uno de los niños. 


            Al año siguiente, en 1955, Nani intervendrá en una única película: La ciudad perdida, thriller con tintes políticos dirigido por la pareja Margarita Alexandre y Rafael María Torrecilla. El argumento narra la huída a la desesperada de un elemento comunista que, tras un tiroteo con la policía, vaga por las calles de Madrid  y toma como rehén a una joven viuda perteneciente a la aristocracia. Los historiadores de nuestro cine han señalado con frecuencia las particularidades de este subgénero que, pese a no dejar duda alguna de quienes eran los buenos y quienes los malos (maquis, agentes enviados desde el extranjero, espías) rebajando la narración casi a la simplicidad de un western, tenían numerosos problemas con la censura. Quizá más problemas que cualquier otro tipo de películas. Prueba de ello fueron El cerco (1955)Carta a una mujer (1963) o A tiro limpio (1963). 




            El caso de Torrepartida (1956) de Pedro Lazaga merece algún comentario adicional. Rechazada ad nauseam por la censura, una de las réplicas que obtuvo fue: "el buen propósito es evidente, lo mismo que la nobleza del tema, pero no así el modo de desenvolvimiento ni el resultado obtenido". O lo sucedido a La paz empieza nunca (1960) de Leon Klimovsky: Al final, tras muchas trabas, cortes, añadidos y  deudas pendientes de liquidar, el productor consiguió del Ministro la calificación "de interés nacional", pero la película no fue del agrado de Franco. Tras un pase privado en El Pardo dijo: "Está bien hecha, pero no me gusta".




                        No nos vayamos por las ramas. Llega el año 1956 y Nani aparece en tres nuevos films: Repasémolos uno por uno. En Esa voz es una mina, de Luis Lucia (por favor: no le llamen Lucía) perteneciente al género folklórico musical, interpreta a una célebre y atractiva bailarina, Consuelo Romeroque intenta por todos los medios convencer a Antonio Molina, el minero convertido en estrella de la canción española, para que se una a su Compañía en una gira por América que le hará cosechar fama y fortuna. Casi lo consigue, pero termina sin lograr su propósito y...un poquitín enamorada. La película es casi un cuento infantil, pero si no sabemos reconocer el limbo de ignorante inocencia en que se solazaba el público de la época, no entenderemos nada. Y a su manera da unos cuantos palos aquí y allá.  
            Buenos secundarios y la sorpresa de escuchar a López Vázquez doblado por Eduardo Calvo, el mismo que puso la voz a Dimas, el callista de El pisito







            
            Viene después La gata, en la que repite el tándem de realizadores Margarita Alexandre y Rafael María Torrecilla. Es una historia de amores, celos y toros ambientada en un cortijo andaluz. La gata es el sobrenombre que todos utilizan para referirse a María, la hija del mayoral (Pepe Nieto) a la que da vida Aurora Bautista. Está enamorada hasta los huesos de Juan (Jorge Mistral) un trabajador del cortijo que además quiere ser torero. Y Nani es Carmen, otra trabajadora del microcosmos cortijano, también enamorada del futuro torero quien simplemente se dedica a tontear con ella. 
            La película, co-producida con Francia fue la primera cinta española rodada en Cinemascope. También es -salvo error- la única película en la que se puede ver a Nani Fernández "en color".  





           
             
            Y terminamos el año comentando su tercera película: La legión del silencio. Fue co-dirigida por José Mª Forqué y Nieves Conde. Pertenece al tercero de los subgéneros del thriller nacional: El primero lo constituyen las películas meramente policíacas de atracos y asesinatos; el segundo las películas ya comentadas más arriba a propósito de La ciudad perdida, es decir, policías contra comunistas y maquis en suelo español; y el tercero al que nos referimos en esta ocasión: el que ponía de manifiesto las privaciones y el terror rojo en los países del Este. 
            En síntesis y sin intención de destripar la película, el argumento es el siguiente: Un disidente (Jorge Mistral) de uno de esos países oprimidos bajo la bota comunista decide huir. El autobús en el que viaja sufre un accidente y él cambia su identidad por la de un pasajero muerto: un sacerdote. A todas estas, un malvado comisario político (Rubén Rojo) que codicia a la mujer del disidente (que no es otra sino Nani Fernández), la hace pasar por mil amarguras. Bajo la bota española había otras legiones igualmente silenciosas, pero ya existía el tratado con los norteamericanos y, en el fondo y con el tiempo aquel exacerbado anticomunismo resultó paradójicamente acertado. 
            Los dos directores tenían ya un sólido prestigio cuando rodaron la película. Parece ser que la productora se la ofreció antes a Juan de Orduña e incluso a Orson Welles. José Mª Forqué ha declarado en alguna ocasión que el tándem funcionó correctamente y que el final definitivo fue obra suya. Casi a continuación, dirigió otra película del mismo subgénero: Embajadores en el infierno (1956).






           Tras un papel muy breve en El aprendiz de malo (1958) dirigida por Pedro Lazaga, Nani tendrá un papel más importante en Molokai, la isla maldita (1959) dirigida por Luis Lucia. Lo de la "isla maldita" fue un añadido para hacer más atrayente el título. Cosas del cine. El film narra la vida y milagros del Padre Damián, nacido en Bélgica en 1840 como Jozef de Veuster. Fue un misionero católico perteneciente a la Congregación de los Sagrados Corazones. Dedicó su vida al cuidado de los leprosos en la isla de Molokai (Hawai). La película española traza su biografía y penurias -al final muere por haber contraído la misma enfermedad- con un convincente Javier Escrivá como protagonista. En esta ocasión, Nani encarna a una joven leprosa, confortada por el padre Damián.


         

  
                

   

            Cara de goma (1959) dirigida por el veterano José Buchs, fue la última de las 22 películas en que intervino Nani Fernández. Precisamente de esta última es de la que tenemos menos información. Ni un solo fotograma, ni cuatro líneas explicando el argumento. Deducimos que se trataba de una comedia de enredo, visto el reparto en el que encontramos algunos actores característicos como Angel Ter o Manuel Bermúdez, alias Boliche. Fue rodada en blanco y negro. El rostro que aparece en primer plano en el cartel cinematográfico es el de Mariàngela Giordano, actriz italiana contratada para la ocasión.
 




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             El 9 de noviembre de 1960, Nani Fernández dejó de existir. Un cáncer galopante se la llevó cuando contaba 37 años de edad y se encontraba en lo más alto de su carrera. Fue enterrada en el Cementerio de la Almudena de Madrid. Su gran amor fue el actor Pepe Nieto, a quien seguramente conoció durante el rodaje de Los últimos de Filipinas, película protagonizada por éste. Ella tenía 22 años y él 42. En 1933 Pepe Nieto se había casado con la famosa bailarina Lolita Benavente, de quien debía estar ya separado de hecho en el momento de conocer a Nani. Quizá por este motivo no hubo boda, pero para todo el mundo Nani Fernández y Pepe Nieto eran marido y mujer. Trabajaron juntos en el cine en varias ocasiones y juntos dirigieron una Compañía de teatro. Tuvieron dos hijas, no se separaron nunca y no deben estar equivocados quienes los recuerdan como los eternos enamorados. 

                Y cumpliendo lo dicho, nos vamos a referir a Los últimos de Filipinas. Recientemente se ha presentado en las pantallas una película con el mismo nombre (salvo el añadido "1898...") y con una trama argumental basada en el mismo hecho histórico. No vamos a entrar en polémicas: Ya conocen los lectores que al estar basada en hechos reales, ha habido voces autorizadas que la han descalificado. Algunas utilizando argumentos muy duros. En la Red existen abundante información y comentarios.
                  Nosotros, como aficionados al cine, nos quedamos con la versión de 1945 porque, con una enorme pobreza de medios, con película en blanco y negro de 35 mm. rodando en un par de jardines de Málaga y en una cala cercana, pretendió relatar una gesta del legítimo Ejército Español con, eso sí, los mejores actores del momento...y una feroz e interesada censura. Pensamos que teniendo en cuenta el momento y los medios con que contaron se hizo un buen trabajo. El espectador de entonces podía tener su propia opinión, podía quizá  conocer el proceso de nuestra descolonización, o haberlo vivido, podría horrorizarse ante el despropósito de la guerra y de la muerte inútil, o simplemente tomar asiento en el cine y contemplar una película de aventuras exóticas en la que se narraba un hecho histórico, riendo en los momentos cómicos y sintiendo emoción ante los desvelos de los sitiados. En cambio, en 1898 Los últimos de Filipinas (2016), rodada en color y con un despliegue de medios y una fotografía impresionantes, su discurso juzga y condena los hechos a priori, es pesimista y no deja espacio al espectador para que elija qué pensar acerca de lo que allí sucedió, acerca del honor, del heroísmo, del imperialismo, de la justicia, de la duda razonable y todos esos factores que impregnan la historia narrada. Su modo de contar lo sucedido en Baler nos parece muy poco justo con aquel puñado de  valientes soldados. Estaban lejos de su Patria, pasaban privaciones y se sentían abandonados, pero no fueron ningunos llorones y defendieron su posición aguantando un sitio de casi un año de duración. En definitiva, su visión nos ha defraudado. 
                Y para terminar: lo que no perdonamos a 1898 Los últimos de Filipinas  es que sus gestores se jacten de que no se trata de una secuela de la anterior y en cambio incluyan entre los tagalos a una cimbreante nativa canturreando el Yo te diré, emulando la fanfarria trompetera que pretendía resquebrajar la moral de los sitiados en El Álamo (1960). La habanera Yo te diré fue compuesta por Jorge Halpern (música) y Enrique LLovet (letra) por encargo para la película de 1945. Tras el éxito del film se hizo muy popular. No era ni es una canción filipina tradicional. No pinta nada en una nueva versión que reniega de la anterior. La película actual, producto nuevo, sin censura, con ayudas... pretende independizarse filosóficamente e históricamente, se adorna con unos cuantos despropósitos, pero no suelta la mano de mamá.
              
  Siempre nos quedará el hechizo y la seducción que derramó Nani Fernández, Tala, en la película de Antonio Román. 




Agradecimientos:

                Queremos expresar nuestro agradecimiento a Miguel Prieto Escudero, sobrino-nieto del actor Pepe Nieto y responsable del Blog justitonotario.es en el que ha glosado ampliamente la figura de su Tito Pepe. 
          También a nuestro amigo K., Cadete en una célebre Academia Militar de los Estados Unidos, a quien hemos pedido su opinión sobre la gesta de Baler: "No conocía esta batalla y no forma parte de la materia que se enseña en la Academia. Pero se considera un gran ejemplo de valor y resistencia."  




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