En la anterior Entrada de este Blog nos ocupamos de un cortometraje novel, es decir, de una primera obra cinematográfica, hecha realidad con ilusión y pocos medios por un joven cineasta. Después pasaron los años y este joven terminó siendo un reconocido profesional que dedicó la vida entera a su pasión: el Cine. Y eso es lo que deseamos a los jóvenes que empiezan, que tienen una historia que contar y con los medios a su alcance la convierten en una película. Porque viven esa misma pasión. Y ojalá triunfen y se reconozca su valía.
Y hablando de cortometrajes, no podíamos pasar por alto Se vende un tranvía, rodado en 1959 -algunas fuentes lo clasifican como medio metraje por sus 29 minutos-, producido por Estudios Moro y supuestamente dirigido por Juan Estelrich. Aquí nos vemos obligados a hacer la reflexión de siempre: Habrá quien lo sepa todo sobre esta película y dejará inmediatamente de leer y habrá quien ¡mira por donde! no la conocía y mucho menos sus méritos y entresijos. El magnífico libro Historia del Cine español (2023) que recoje textos de Gubern, Monterde, Pérez Perucha, Rimbau y Torreiro, contiene como anexo un índice de todas las películas (casi 2.000) mencionadas a lo largo de sus más de 600 páginas. Pero no aparece Se vende un tranvía.

La idea fue de Televisión Española. A alguien se le ocurrió montar una serie de 36 capítulos, "Los pícaros", mediometrajes de apenas 30 minutos en los que se narraran en clave de humor las trapacerías de los muchos timadores, buscones, engañabobos y estafadores que poblaban el solar patrio. El primer capítulo o episodio piloto fue Se vende un tranvía, en 1959. Después, en los sucesivos capítulos, el patrón que había de repetirse como presentación se daba a la hora del recreo en una cárcel muy especial; los reclusos, uno por uno, serían invitados a contar lo que habían hecho para terminar allí.
En los créditos, el guión aparece escrito por Azcona y Berlanga. La dirección estaba a cargo de Juan Estelrich (bajo la supervisión del propio Berlanga).
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Juan Estelrich |
Pero sin menoscabo de la valía del mencionado realizador, refrendada por sus muchas colaboraciones como ayudante de dirección de Bronston, Orson Welles, Buñuel o Anthony Mann e incluso el propio Berlanga, lo cierto es que existen dudas sobre el verdadero papel de éste último como mero supervisor, ya que la composición, el modo de narrar, los planos...suenan demasiado a Berlanga. Además hay algún testimonio como el de Luis Ciges, actor en la película, que transcribimos a continuación: "A Juan Estelrich no lo conocía. Es posible que estuviese de visita en el rodaje. Como intervine en labores de auxiliar de dirección, recibía órdenes de Berlanga -y una primera bronca-".
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Un Luis Ciges bastante joven. |
Fue esta la primera colaboración Azcona-Berlanga que tantas buenas películas habría de producir. Destacaremos Placido (1961), El verdugo (1963), La escopeta nacional (1978) o La vaquilla (1985). En total fueron unas 12 películas. La génesis de tan fructífera colaboración se produjo precisamente con Se vende un tranvía (1959). Azcona había escrito con Marco Ferreri el guión de El pisito (1958). A Berlanga le entusiasmó la cinta del Director italiano y quiso trabajar con Azcona. Aunque un año más tarde, habría de arrepentirse por no haber sabido ver las posibilidades de El cochecito (1960) que le ofreció el guionista pero que también terminó siendo fruto de la colaboración de éste con Ferreri.
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Azcona y Berlanga. |
Se vende un tranvía fue la única película de la serie de TVE arriba mencionada. Una vez visionado este capítulo, llamémosle piloto, la dirección del Ente abandonó el proyecto. ¿Motivos? Se ha hablado sobre todo de la Censura, porque encontraron la película irreverente con la Iglesia, porque exhibía el ejercicio de la prostitución y por algunos motivos más. Nosotros creemos que la respuesta es más sencilla: el guión, tan de Azcona, no era para una película, a la que se podía en todo caso condenar o poner trabas a su exhibición, sino para la televisión, medio que consideraban muy peligroso aunque por entonces en España había apenas 10.000 aparatos de TV, casi todos concentrados en las grandes ciudades. No podemos ni imaginar que aquella TVE llegase a emitir siquiera este primer episodio. Bastante más tarde, en 1964, parte de lo rodado tuvo una segunda "vida": La coproducción hispano italiana francesa a base de sketches titulada Les combinards y en italiano La fábbrica dei soldi. No tuvo ningún éxito.
Curiosamente, en el mismo año se rodó y proyectó con éxito en las salas del País un largometraje en color, de parecida temática: Los tramposos. La dirigió Pedro Lazaga, para Ágata Films. Fue una película bien hecha que narraba un buen número de timos ejecutados por sus dos protagonistas masculinos (Tony Leblanc y Antonio Ozores) y sus secuaces: La cinta, acorde con la moral de la época y aunque contaba con unas protagonistas femeninas populares y muy atractivas, termina con los maleantes purgando su mala conducta en un establecimiento penitenciario; y será allí donde decidan regenerarse: Trabajarán, pero honradamente y pasarán por el altar. La actuación de Tony Leblanc haciendo el papel de retrasado mental en el timo de "la estampita", constituye una de las mejores secuencias del Cine español de todos los tiempos.
Volviendo a lo nuestro. Otra singularidad de Se vende un tranvía es la calidad interpretativa de sus protagonistas: desde el primer momento en que aparece uno de ellos en la pantalla, te lo crees, ves al personaje y no al actor por popular que éste sea. En esa simpleza radica para nosotros la grandeza de los buenos actores y actrices.
El film nos narra cómo una banda perfectamente organizada consigue convencer a un acomodado aldeano que llega a Madrid a comprar una trilladora, para que en su lugar compre un tranvía; adquisición que le presentan como más lucrativa y cómoda; mucho más que las duras tareas agrícolas. José Luis López Vazquez interpreta a "Julián el Toribio", Antonio García Quijada lleva la parte más trabajada dando vida a Don Hilario y Antonio Martínez es la víctima (curiosamente aparece también en Los tramposos, haciendo de tabernero).
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García Quijada, Antonio Martínez y López Vázquez. |
Goyo Lebrero, en su eterno papel de pueblerino; Maria Luisa Ponte compone una Superiora de las hermanitas de los pobres muy convincente; Chus Lampreave (era su tercera película, tras El pisito y El cochecito) resulta una Marujita simplemente genial.
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La Superiora recibe la limosna de D.Hilario. |
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Chus, Marujita, besa su medalla. |
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D. Hilario convenciendo a su víctima. Le recalca la calidad del tranvía: material austrohúngaro. Esta fue la primera vez que se utilizó la palabreja-talismán berlanguiana. Detrás, con gafas de sol, Perico Beltrán. |
Luis Ciges (ya le han visto Vds. más arriba), es el cobrador del tranvía. Jose Mª Tasso (aquel de las películas de Marisol que se soplaba el flequillo) compone un falso cobrador de impuestos, José Orjas hace de Inspector de Policía, Pedro Beltrán falso inspector tranviario y el propio Berlanga se marca un cameo haciendo de agricultor paleto al que timan vendiéndole un globo aerostático para regar sus naranjos.
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José Mª Tasso. |
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Berlanga, sosteniendo el globo. |
Los espectadores madrileños están nuevamente de enhorabuena; aunque disponen de un buen número de películas en las que contemplar el paso del tiempo por su ciudad, Se vende un tranvía fue rodada en los alrededores de la Estación de Atocha, Francisco Silvela, Plaza de Castilla y curiosamente, en Arturo Soria todavía sin asfaltar.
Por esta vez no vamos a "encender el proyector" repasando la película con fotogramas explicativos. Lo que tienen que hacer Vds. si les ha picado la curiosidad, o la nostalgia porque ya la conocían, es verla. Así valorarán su importancia. Dejamos a José Orjas que despida esta 70ª Entrada del Blog.
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"¿Es éste? " |