Ya estamos aquí de nuevo para ocuparnos de una cinta realmente interesante. Se trata de Morena clara, película dirigida por Florian Rey producida por la valenciana Cifesa en 1936 y estrenada el 11 de Abril de ese mismo año. Esta Productora, gestionada por la familia Casanova desde 1934 consiguió llevar el Cine español a una altura pocas veces igualada. Tomó partido en la Guerra Civil española, tuvo sombras y luces empresariales y políticas, pero fue responsable de que los españoles vieran algunos productos de calidad, nacionales y foráneos. Trataremos la película propuesta en esta Entrada con el respeto que merece, alejándonos de los tan manidos clichés que encasillan injustamente cierto Cine por viejo, por anticuado o por folklórico. Morena clara tiene un valor indiscutible y en su día fue un éxito de público. Antes de empezar con este film consideramos de justicia hacer un paréntesis para aclarar quién fundó Cifesa:
El 15 de marzo de 1932, esto es, cuando la Segunda República Española apenas había echado a andar, se constituyó en la ciudad de Valencia la productora Cifesa. El responsable fue D. Vicente Trénor Arróspide, junto a Alfonso Campos, José Capilla y Ricardo Trénor Sentmenat. El primero era sobrino de D. Tomás Trénor Palavicino, el entusiasta impulsor de la Exposición Regional Valenciana de 1.909 que terminó arruinándose por ello. Tiempo después, D. Tomás Trénor Azcárraga, hijo de éste último y alcalde de la Ciudad cuando se produjo la riada de 1957, se enfrentó al gobierno de Franco por la tibia respuesta gubernamental y la falta de ayudas a los damnificados. Consiguió que no se volviese la espalda a Valencia pero el gesto le valió su fulminante destitución. Aunque Cifesa fue gestionada después por la familia Casanova como se ha dicho más arriba, hemos querido destacar la importancia del apellido Trénor en el devenir social y empresarial valencianos.
Dado el momento de su estreno, muy poco antes de estallar la Guerra Civil, Morena clara tiene un enorme interés sociológico al mostrar los gustos, intereses y anhelos de la población, puestos de manifiesto por la gran afluencia de público en las salas en que se proyectó. Creemos que el ver esta película ayudaría al público español a conocer su historia, el sentir popular de las gentes menos privilegiadas durante aquella época, el porqué de sus aplausos y su identificación con lo narrado. Antes de encender el proyector, como solemos decir, quede claro que prácticamente todo el interés de la película se sostiene sobre la actriz protagonista Imperio Argentina.
Los hermanos Agustín y Trinidad Marqués, conocidos como Trini y Regalito, gitanos, (Imperio Argentina y Miguel Ligero) se dirigen caminando a la Venta de los platillos, con la intención de obtener unas pesetas mediante lo que se podría llamar "el timo de los jamones".
Primer gesto de hermandad con el público humilde, obligado sin remedio a caminar para desplazarse de un sitio a otro. |
Muchos espectadores conocían estas expansiones de los señoritos, pero no habían probado el jamón en su vida. |
Regalito ofrece los jamones al ventero diciéndole "que son suyos", y al cobrarlos insiste añadiendo "que sólo cobra los portes". |
El comprador paga a Regalito una miseria por el lote. Los hermanos se marchan y, descubierto el engaño son perseguidos y detenidos por la Guardia Civil. Antes asistiremos a otra escena, por lo visto normal por entonces pero fuera del alcance del pueblo llano: Un automóvil descapotable se detiene ante la venta y sus ocupantes toman el aperitivo sin apearse, atendidos servilmente por el ventero.
La proximidad del juicio a los hermanos, presos por el affaire de los jamones, nos introduce a todo un abanico de personajes, miembros de una familia acomodada de Sevilla: la matriarca, su marido y sus dos hijos, uno serio (Fiscal de la Audiencia que veremos en el juicio) y el otro un trasto (representante de automóviles). En su magnífica casa, en su patio y demás dependencias, transcurrirá buena parte del film. Básicamente, Rafael (Manuel Dicenta) sableando a su madre, Doña Teresa (María Bru), porque se gasta cada peseta que cae en sus manos y ello le pone constantemente en apuros, con el consiguiente enfado de su hermano Enrique, el Fiscal (Manuel Luna). También hay un asuntillo de faldas que atribula al padre, Don Elías (Pepe Calle), del que hablaremos más adelante. No nos queremos olvidar de la chica de servicio, Frasquita (Carmen de Lucio).
Se celebra el juicio. Trini y Regalito, coreados por el público que irrumpe en la sala a la voz de "Audiencia pública", no dejan de bromear, motejan a magistrados y fiscal, se burlan de ellos y de las multas que por desacato al Tribunal les van imponiendo.
El público de la sala, y también los espectadores de la película, celebran cada requiebro de los acusados. |
Se hace una caricatura del Tribunal, celebrada por todos. El pueblo llano, a menudo analfabeto, desconfiaba de los representantes de la Justicia. |
La Abogada defensora de oficio es una mujer. Gesto feminista que también agradó al público. |
El Fiscal, en su alegato, carga contra la raza gitana y contra las zalamerías y engaños de que hacen gala constantemente. Cautivado por la belleza de Trini, disimula como puede y al ser acusado de racista manifiesta que si acudiera alguien de esa raza, pidiéndole amparo para no delinquir, le cedería su techo, su pan y su protección.
La Abogada defensora (Porfiria Sanchiz) en su réplica, pone en el punto de mira el abuso del ventero -que no ha comparecido- por pagar un precio irrisorio. Y dice textualmente: "Al señor Fiscal no le hacen gracia los gitanos, lo siento por él. Y puedo decir muy alto que a mí no me han engañado nunca. El fiscal sostiene que los gitanos viven en guerra con la sociedad, yo sostengo que la culpa no es de ellos sino nuestra". Y finalmente emplaza a su oponente preguntándole si cumpliría su palabra cuando alguien acudiera a él diciendo: "Ampárame, que no quiero delinquir". Uno de los mayores aciertos del film es su marcado carácter antirracista, conciliador, como queda de manifiesto en el juicio y a lo largo de toda la película.
Ambos acusados son absueltos, pero Trini, que ya le ha echado el ojo al Fiscal, es decir, a Enrique, se presenta en casa de éste. Lleva un papel en el que está escrito el compromiso que él expresara en el juicio. Casi inmediatamente su gracejo y su verborrea cautivan a Doña Teresa. Termina viviendo "amparada" por ellos.
Vamos con Don Elías, el padre. Ya retirado, al parecer ejerció también la carrera judicial siendo más joven. Ya casado y estando destinado en Palencia bastantes años atrás, dejó embarazada a una conocida de la familia. Ésta toma un tren y se presenta en Sevilla, en su casa, reclamando una compensación para su ya crecida hija. Don Elías se confiesa a su hijo Enrique y también a Trini, quien decide tomar cartas en el asunto.
Un mafioso, amigo del colegio de Enrique, se presenta en su casa para interesarse por un conocido suyo que va a ser juzgado. En realidad lo que quiere es sobornar a aquel. Pretextando obsequiarle con una carpeta de piel, oculta en su interior 25.000 pesetas. Las descubrirá accidentalmente Trini quien, fingiendo un conjuro, las mete en el bolsillo de Don Elías. Esas pesetas socorrerán a su hijo Rafael, muy apurado porque las debe en su empresa y no las tiene. Del mencionado conjuro, que es muy largo, transcribiremos el final:
"Garabatufa blanca,
la tarántula manca con la pata encogía,
Milagro milagrito,
quien quiera un dineral
que escarbe en el bolsillo del padre del Fiscal.
Doña Teresa organiza en su casa una celebración por todo lo alto con motivo de la festividad de la Cruz de Mayo. La secuencia es larga, y viene resaltada por una rica coreografía. Es este otro detalle muy interesante por la inclusión en el film, de modo destacado, ese motivo religioso. El detalle, además de las numerosas invocaciones a la Virgen hechas por Trini, sugieren la despreocupación de la Productora respecto a un posible anticlericalismo del público, que le hubiera alejado de las taquillas. No olvidemos que se rodó y estrenó en plena II República. De hecho, la película se proyectó, batiendo récords de público, simultáneamente en los dos bandos enfrentados hasta mediados de 1937.
Durante la fiesta, Regalito y Trini ejecutan un número de cante y baile que resulta celebrado por toda la concurrencia. Se trata del famososísimo Échale guindas al pavo. La letra cuenta la reconciliación de una pareja de gitanos con un Guardia Civil, el cual termina sentándose a la mesa con éstos para comerse entre los tres unos pavos producto de un robo. La secuencia la recordó Basilio Martín Patino en su excelente Canciones para después de una Guerra.
Al presentarse Juana (Emilia Iglesias) con su hija Encarnación (Luchi Soto) para tirar de la manta y desvelar los devaneos amorosos de Don Elías, Trini las burla haciendo un nuevo conjuro que quita toda pretensión a la chantajista y provoca que se marche sin lograr su objetivo. Como quiera que los mafiosos vuelven a colocar dinero en la carpeta del fiscal, pensando que no se contentaba con la anterior entrega, ese dinero terminará de nuevo en manos de Trini, quien se lo entrega a Don Elías para que vaya a dárselo a su hija. El mensaje oculto en los conjuros de Trini es la evidencia de que los señoritos desfalcan en sus negocios y que los representantes de la Justicia también caen en devaneos e infidelidades conyugales. Y lo soluciona precisamente una gitana. Gitana morena clara, eso sí.
Además del mencionado número Échale guindas al pavo, Trini canta en la película dos temas más: El día que yo nací y La falsa moneda. En el primero se duele de su amor no correspondido hacia Enrique y en el segundo su desesperación porque éste la ha despreciado, al desconocer que el dinero lo ha empleado la muchacha para salvar el honor de la familia en dos ocasiones.
"Estrella de plata, la que más reluce, porqué me llevas por este calvario, llenito de cruces...." |
Al final todo se aclara, ¡faltaría más! El Fiscal se lleva de copas a Regalito, se emborrachan y cuando regresan a casa se produce la reconciliación que el público intuía y esperaba desde la secuencia del juicio.
La película termina con unas palabras de Trini: "Y aunque soy morena y clara, no sufras por mi color, morena es la Macarena y su hijo Nuestro Señor, del color de la azucena".
Y aunque pueden encontrarla Vds. en la Entrada de este Blog titulada "Hispanoamérica, España y el Cine", vamos a transcribir lo que allí se cuenta de Imperio Argentina:
ARGENTINA, IMPERIO. (Magdalena Nile Del Río. 1903/2003). Nació en el popular barrio bonaerense de San Telmo. Hija de un matrimonio aficionado a las tablas. Debutó a los 13 años en un festival benéfico organizado a favor de las 300 víctimas del vapor Principe de Asturias, que se fue a pique cerca del Brasil. Ese mismo año vino a España con su madre para percibir la herencia de su abuelo. Sus excelentes relaciones la llevaron al Perú, donde conoció a Jacinto Benavente. El dramaturgo la convenció para que viniese a España a abrirse carrera con el nombre de Imperio (Por Pastora Imperio) y Argentina (Por Antonia Mercé "La Argentinita"). Así pues, desembarcó en Santander en Agosto de 1923. Su carrera fue meteórica y su filmografía llega a los 31 títulos, con éxitos que son verdaderos hitos en el Cine Español. La película que le dio más fama fue Morena Clara, dirigida por Florian Rey, su esposo. De ella se cuentan numerosas anécdotas, como que viajó a la Alemania nazi donde rodó algún film y llegó a decir en una entrevista que Hitler, al que encontraba cierto atractivo, quiso ser su amante. Sus simpatías hacia los Primo de Rivera y el mismo Franco eran de dominio público. Su matrimonio civil con Florian Rey tuvo una corta duración (y un hijo). Al separarse, contrajo matrimonio canónico con el Conde de las Cabezuelas, del que también se separó provocando la ira de la Iglesia. No hay que olvidar que era como un icono del Régimen y su vida sentimental desdecía del modelo de mujer que exaltaba el nacional-catolicismo. De 1939 a 1941 tuvo otra relación sentimental, esta vez con el actor Rafael Rivelles. En la época de la Transición fue ignorada por no dar el tipo para el cine basura de destape y también por su afinidad con el anterior Régimen. Fue una gran actriz y disfrutó de fama, fortuna y libertad. Falleció en Benalmádena. Descanse en paz, Imperio Argentina, para siempre la inmortal Trini de Morena Clara, que ridiculizó el racismo y divirtió durante el primer año de la Guerra Civil a los españoles de ambos bandos. En 1986, José Luis Borau la rescató para su película Tata mía.
José Luis Borau rindió después un discreto homenaje a Imperio Argentina en la serie Celia que dirigió para TVE en los años noventa. En ella, Doña Benita, impecablemente interpretada por Aurora Redondo, canta a modo de nana unas estrofas de El día que nací yo. Lo cierto es que las travesuras de Celia, el personaje de Elena Fortún, tienen lugar durante los primeros años treinta, pero dicha canción* se popularizó tras el estreno de la película en 1936 y su posterior difusión radiofónica. Le perdonamos el lapsus temporal por el cariño que demostró.
Después del rechazo de los gurús del Cine por confundir y etiquetar los productos de una época, hubo quien aprovechando la ignorancia del público y cubriendo la escasa creatividad o la falta de originalidad, hizo películas que son hijas naturales de Morena Clara. Así, citaremos como muestras El día que nací yo (1991), de Pedro Olea o La niña de tus ojos (1998) de Fernando Trueba.
(*) El compositor Mostazo, tristemente desaparecido a los 35 años de edad, compuso por encargo las tres canciones de la película. Fue también el autor de la celebérrima La bien pagá.