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EL INQUILINO, SEGUNDA PARTE. SUSPIROS DE ESPAÑA.


 ¿Qué pasó entonces?

     Ya quedó dicho en la anterior Entrada que la película había pasado airosamente cuantos controles se le exigían entonces a un film antes de permitir su exhibición. Rodada en 1957, se estrenó el 24 de febrero de 1958 en el Cine Rialto de Valencia, y llegaron a verla unos 3.800 espectadores.

 



    Siempre según el relato de Nieves Conde, fue Perez Lozano quien provocó la catástrofe. Como su nombre aparecía en los créditos, pese a que su papel en el Guión definitivo fue bastante parcial, organizó una proyección para presumir ante sus paisanos. Todo fue como la seda, pero entre el público que aplaudía al final de la película se levantó una voz airada, protestando. Se trataba de un funcionario del Ministerio de la Vivienda, escandalizado, al que le faltó tiempo para chivarse a su jefazo. Resultado: el Ministro de la Vivienda ordenó a los Gobernadores Civiles que prohibieran la exhibición de la película. 


José Luis Arrese. Arquitecto. Camisa vieja de Falange.
 Pasó de ser un hedillista camino del paredón a manso colaborador de Franco. Titular en 1957 del recién creado Ministerio de la Vivienda.


       Y comienzan los despropósitos. El primero: que la Distribuidora no entiende nada y se pone al pairo a esperar a que alguien se pronuncie. Ya se dijo en la anterior Entrada que los actores cobraron directamente su trabajo en el rodaje pero que el resto del equipo iba en Cooperativa. Pues bien: la Distribuidora no les paga y amenaza con demandarla por incumplimiento de contrato. Y los profesionales, claro, sin cobrar.  

        La Dirección General de Cine salió en su auxilio afirmando que aquello era un "chaparrón de verano" y que pronto se solucionaría todo. De hecho nadie vio jamás ni orden ni oficio alguno que prohibiera la película. Pero la Distribuidora no transigía y seguía negándose a pagar el resto del dinero que les adeudaba.

    Nieves Conde fue a entrevistarse con su viejo compañero de fatigas para intentar salvar la película. Trató de demostrarle que se había rodado antes de la creación del Ministerio, pero Arrese sostenía que era "dañina" para su prestigio. Es más: pensaba que tras todo aquello estaba Solís, tratando de desprestigiarle.

    Se organizó un pase privado en la sede del No-Do para Arrese, Arias Salgado y Solís, que terminó en una bronca impresionante. Mientras tanto, Franco debía estar riéndose por lo bajini. Veamos brevemente a los otros participantes.


                 

    A la izquierda, Gabriel Arias-Salgado. Falangista durante la Guerra Civil. Integrista católico. Papel relevante en la Censura. Carteras de Educación Popular, Información y Turismo y Consejo Nacional del Movimiento.
  A la derecha, José Solís. También hizo la Guerra en el bando sublevado. En 1957 fue nombrado Ministro Secretario General del Movimiento. Cargo en el que sustituyó a Arrese. Éste había durado solo un año. 

    Al final la cosa quedó en que a la película le faltaban aclaraciones y le sobraba realismo. Su Director se prestó al desafío como única salida, pero aquello fue el comienzo de un constante ir y venir: Presentaba alternativas de lo más digno pero el ministro las rechazaba una y otra vez. 
    Recurrió de nuevo a la Dirección General de Cine pero éstos se lavaban las manos arguyendo que era un problema ministerial; para ellos la película no estaba prohibida. Continuó presionando a la Distribuidora y éstos, ya hartos, amenazaron con llevar el caso a los Tribunales. Y entonces ¡Oh milagro! el film pasó del Ministerio de la Vivienda a la Dirección General de Cine. Parecía una victoria pero no lo fue, porque  la película fue re-censurada a tope y manoseada ad nauseam. Vean las conclusiones de uno de los censores:
"Es tan cruda la exposición, tan amargo el contenido y tan desesperado y desesperante el final, rezuma tanta violencia y tanta crudeza, que se conmoverían las esferas (sic). Es demasiado cierto todo para que no produzca molestias posteriores". 

Además de censurada, la película fue cortada, alterada, y se le impuso un final diferente que la desvirtuaba por completo. Habían pasado ya dos años. 

Vamos a resumir las imposiciones que sufrió como condición para  ser autorizada:

1.- Insertar, tras los títulos de cabecera, el siguiente rótulo:



2.- Sacar en algún momento un plano que probase que la película había sido rodada antes de la creación del Ministerio.



3.- La llegada del camión con la cuadrilla de obreros para el derribo debía ir acompañada por un Agente de la Autoridad, para justificar que la demolición era legal.

4.- Marta ya no va a casa de un Marqués a pedir clemencia. Ahora se trata de un noble dueño. En los ruegos de ella, modificar diálogos y mutilar imágenes. 
    Secuencia del noble dueño y su secretario visionando imágenes "de una opulenta dama", prohibida.

5.- Evaristo en casa de la cantante a la que cuenta su situación. En su parlamento, debe decir que "la demolición se hace legalmente".

6.- Oficinas de la Asociación Benéfica:
    -Carteles de la entrada: prohibidos. 
    -Cartel a la salida: prohibido.

7.- Frase del obrero: "si los pobres no nos ayudamos entre nosotros..."
prohibida.

8.- Secuencia final: suprimida totalmente. Sustituir por otra "sentimental y rebosante de optimismo, con un final feliz".







    En el nuevo final, 
Evaristo ve desde la ventana cómo un camión llega para cargar con su esposa, sus  hijos y sus enseres y llevarlos a una vivienda, justo cuando ya habían perdido toda esperanza. Los niños corean: "¡Papá, papá, ya tenemos piso!". 

    Nieves Conde introdujo, pese a todo, una pequeña venganza. Un mensaje subliminal que pasó desapercibido. Cuando el camión en el que viaja la familia al final de la película, camino ya de la ansiada vivienda, la cámara lo filma en picado desde la azotea de una torre de viviendas de la segunda fase del grupo Marcelo Usera, hasta perderlo de vista. Hace entonces un retroceso de zoom y se eleva para enfocar hacia las numerosas torres de pisos, (como el poblado de absorción de Zofío) levantados justo al lado de las interesadas demoliciones. Pero sigue rodando: Un barrido horizontal hacia la izquierda nos muestra los edificios de Argote y los imponentes bloques de la primera fase del grupo Marcelo Usera. Termina deteniéndose frente al otro bloque, junto a la nueva carretera de Toledo y sólo entonces aparece el cartel de FIN.




    La soberbia de los manipuladores les impidió ver en este final la burla que contenía, porque imitaba, calcaba, las imágenes de los documentales que se proyectaban en el No-Do a propósito del problema de la vivienda, en concreto el titulado Sesenta mil viviendas. Plan de urgencia de Madrid. 
    Con todo, la película así retocada y contrahecha, tardó todavía en volverse a estrenar hasta 1964, pasando casi desapercibida para los madrileños. Se proyectó en los cines Astur, Muñoz Seca y Murillo. Lo cierto es que no hemos encontrado ninguna copia con todas aquellas correcciones; únicamente el cartel aclaratorio tras los créditos y el final feliz.




 
    Es lógico preguntarse: ¿Y qué pasó para que se pudiese ver la versión original? Dejemos que lo explique su propio Director:

"Por azar supe que la película no había desaparecido totalmente. Gracias a las gestiones realizadas por Federico Vaquero, se descubrió, tras más de treinta años, una copia de la película tal y como había sido rodada. (...) Y a esta copia, en Filmoteca Española, se le ha añadido* un rollo con los cortes y el cartel que tuvimos que añadir".


(*) En 1993.


Nosotros también ponemos aquí el cartel de FIN.
Esperamos que les haya resultado interesante.  

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